Exilio forzado en España 15 de Septiembre de 2015.- Obiang ha llegado ya al final de su recorrido, el último estadio de una dictadura que hace aguas por los cuatro costados. La gran crisis económica que le ha estallado en las manos, fruto de una política errática, solo sostenible cuando los ingresos del estado son elevados. Un dato lo dice todo: utilizando las normativas internacionales sobre la valoración en la construcción y haciendo una comparación con lo construido en Oyala, nos aparece un sobrecosto (fruto del robo gubernamental) con un ratio de 1/10; eso es, todos las obras se han multiplicado por diez.
Por otra parte, el Dictador no ha sabido prever y ha creado una estructura gubernamental elefantiásica, que solo es posible mantener en una gran bonanza económica. Analicemos los enormes costes que suponen las embajadas que ha abierto en la mayoría de los países del mundo. Los cerca de 60 ministerios, con sus 60 Ministros y Viceministros, otros tantos Directores Generales, los mismos Subdirectores, los Secretarios Generales y Subsecretarios. etc. Y junto a eso los robos del erario público, las mordidas, el enchufismo, en definitiva: un estado completamente inviable y quebrado.
Obiang se encuentra en estos momentos en una espiral de la que no pede salir; debe de atender, por una parte, a una deuda monumental con las empresas extranjeras que operan en Guinea, a las que tiene que pagarles si no quiere una paralización total de la actividad y en consecuencia un elevado número de despidos, que en estos momentos no se puede permitir, por el riego de una revuelta ciudadana. Por otra parte, algunas de las grandes petroleras anuncian que cesan su actividad en todo el territorio nacional, con la consiguiente bajada en los ingresos del estado, que supone el cese de la actividad extractora de hidrocarburos.
Los militantes del Partido del Progreso en el interior nos informan que el número de parados en todo el país se hace ya insoportable, ya que todas las empresas están despidiendo a sus trabadores en masa. Según cálculos muy contrastados, en poder del Gobierno en el Exilio, elaborados merced a las constantes informaciones procedentes de todo el territorio nacional, el paro en Guinea Ecuatorial está alcanzando ya al 70% de la población. Esto explica el nerviosismo de Obiang, la inseguridad al dirigirse a su público, sus llamadas desesperadas a la unidad frente al enemigo -imaginario- de fuera, al que señala como algunas naciones y sobre todo, a los guineanos exiliados.
Otro factor muy preocupante es la falta de liquidez en todos los bancos de Guinea. Se ha llegado a tal extremo que el BEAC, ha tenido que solicitar un crédito al CITIBANK, para poder hacer frente al pago de las nóminas de sus empleados.
Obiang ha dado la orden al ejército para que salga de los cuarteles a patrullar las calles de las grandes ciudades de nuestro país. En el momento en que estamos elaborando esta crónica, Malabo se encuentra tomada por el ejército. La situación de inseguridad y pánico entre los guineanos es grande.
Otro factor muy preocupante es la falta de liquidez en todos los bancos de Guinea. Se ha llegado a tal extremo que el BEAC, ha tenido que solicitar un crédito al CITIBANK, para poder hacer frente al pago de las nóminas de sus empleados.
Obiang ha dado la orden al ejército para que salga de los cuarteles a patrullar las calles de las grandes ciudades de nuestro país. En el momento en que estamos elaborando esta crónica, Malabo se encuentra tomada por el ejército. La situación de inseguridad y pánico entre los guineanos es grande.
El Dictador está comprobando como los países en los que se apoyaba, parece que le abandonan. ¿Quién va a apostar por un dictador decrépito y en decadencia, cuyo estado se encuentra en plena descomposición?. Obiang sabe que los mismos países que le pusieron mediante un golpe de estado -conscientes que así condenaban a nuestro pueblo a la mayor de las miserias- se están ya volviendo contra él.
Los guineanos son ya conscientes de que su auténtico enemigo no está fuera, está dentro. El peor enemigo de nuestro pueblo es Obiang. El ha advertido que la gente lo sabe y esa es su tragedia.