sábado, 15 de agosto de 2015

SE PREVEN HURACANES EN EL GOLFO DE GUINEA


Por Guadi Calvo 14-08-15 Rebelión

Las acciones de las bandas salafistas que actúan en el Magreb y el Sahel, van avanzado hacia el sur del continente africano y especialmente hacia la costa occidental, donde se concentran las explotaciones de hidrocarburos más importantes de África Subsahariana. El litoral del Golfo, esta absolutamente desguarnecido y queda cautivo de diferentes tipos de organizaciones criminales: piratería, narcotráfico y es la vía fundamental para los suministros de armas a las organizaciones terroristas. Por la falta de recursos materiales, la degradación del medio ambiente y la corrupción de los gobiernos, el Golfo de Guinea se ha convertido en el epicentro de cientos de huracanes que amenazan a los pueblos africanos. 
A excepción de Sudán y Sudán del Sur, las más importantes explotaciones petroleras de África se agrupan en torno al Golfo de Guinea, que se extiende desde el Cabo Palmas, cerca de la costa occidental de Costa de Marfil hasta el Cabo López en Gabón, lo que convierte a esta área en una zona altamente sensible y previsiblemente epicentro de conflictos en plenos desarrollo o próximos a iniciarse.

Angola, Camerún, Gabón, Guinea Ecuatorial, Nigeria, República del Congo, República Democrática del Congo y Santo Tomé y Príncipe, Benín, Togo, Ghana y Costa de Marfil, tiene litoral sobre esas aguas y países como Burkina Faso, la República Centroafricana, el Chad y Mali, naciones mediterráneas, se encuentran íntimamente vinculadas y a la vez dependientes de la cuenca del Golfo, en sus contextos comerciales y culturales.

El gran negocio hidrocarburífero (petróleo y gas), esta fundamentalmente explotado por empresas extranjeras como: las norteamericanas: Marathon Oil, Amerada Hess, Exxon Mobil, Chevron Texaco, Vanco Energy, Ocean Energy; la sudafricana Sasol, la británica Energy Africa (filial de Tullow Oil) Energy Africa, la española Repsol y la malaya Petronas.

Esa región se ha convertido en una de mayor interés geoestratégico para la seguridad energética de los grandes consumidores de hidrocarburos, obviamente todos ellos países centrales. Este grupo de naciones africanas cuenta con cerca de veinticuatro mil millones de barriles, un 4,5 % del total de la reserva mundial. También las reservas de gas natural son notoriamente importantes: Nigeria, Angola, Camerún, la República del Congo, son los mayores productores del área.

La excelente calidad del petróleo africano, con bajos niveles de azufre; la fácil accesibilidad al abastecimiento; la cercanía y acceso directo a los mercados consumidores occidentales, son factores que han impulsado la inversión extranjera.

A tiempo que los contratos espurios que escapan a todo tipo de control por parte de los países donde operan las petroleras, sumado a los índices endémicos de corrupción de los gobiernos y funcionarios africanos, dan como resultado que los pueblos de esos países queden absolutamente al margen de cualquier beneficio.

Los producción alcanza a casi 5,5 millones de barriles diarios el mayor productor es Nigeria con 2,5 millones de barriles diarios, seguido por Angola con 2 millones, Guinea Ecuatorial con 325 mil, la Republica del Congo 308 mil, Gabón (230 mil), Chad (125 mil), Ghana (122 mil), Camerún y Costa de Marfil con producciones menores.

Además de petróleo, muchos de estos países exportan madera y minerales, algunos de ellos muy demandados por la industria de las nuevas tecnologías.

Dictaduras, mapas y etnias.

Los países de la región, al igual que toda África, sufren de la conformación arbitraria de sus mapas, que han dejado armados los países que conquistaron el continente dejando naciones multiétnicas, con grandes diferencias culturas, lingüísticas y religiosas.

Estas diferencias en muchísimas oportunidades han sido explotadas por las antiguas metrópolis con el fin de conseguir diferentes ventajas.

Más allá de los centenares de lenguas propias la zona del Golfo de Guinea cuenta con tres áreas lingüísticas principales: La francófona, Camerún, República Centroafricana, Chad, Gabón, Costa de Marfil; La anglófona Nigeria, Ghana, Sierra Leona, Liberia, Zambia; y la lusófona, principalmente Angola y Santo Tomé y Príncipe.

Todas las naciones africanas, constituidas esencialmente por tribus y clanes le han dado intrínsicamente una importancia fundamental al jefe, lo que en la contemporaneidad le ha permitido traducirlo en autoritarismo esencialmente militar, siempre empapado por la corrupción fomentada desde las viejas metrópolis. Es por esto que el espectro del golpismo haya sido una presencia constante en las siempre nacientes democracias.

La tentación de solucionar con un golpe militar los conflictos, con mucha frecuencia irresolubles, ya que provienen desde la malformación de sus mapas, ha habilitado a las Fuerzas Armadas a grandes masacres, solo por nombrar los Golpes más recientes en el occidente del continente se cuentan en 2011 Guinea, Níger, Guinea-Bissau, Costa de Marfil; en 2012 Malí, y otra vez en Guinea-Bissau, en 2013 en República Centroafricana y en 2014 Burkina Faso.

La imposibilidad de la creación de sistemas democráticos o de representación popular ha impedido encarar una lucha contra la corrupción estatal. Los aceitados sistemas de coimas y retornos, solo cambian de beneficiarios, y los ríos de plata negra continúan fluyendo tal como el petróleo. No importa que entorchado generalote asuma, siempre habrá un blanco ejecutivo y un representante de su cancillería que sabrán resolver los problemas con el “nuevo gobierno”.

La inseguridad e inestabilidad son el resultado de estas alianzas entre los gobiernos corruptos africanos, las empresas multinacionales y los gobiernos corruptores de las antiguas y nuevas metrópolis coloniales.

Los “daños colaterales” de la corrupción, provocan las periódicas hambrunas, y los altos índices de desocupación, criminalidad, analfabetismo, mortalidad infantil y el descontrol absoluto de la salud pública (SIDA, Cólera, Ébola, Tuberculosis).

Como resultado de estos espectros cotidianos, la gentes busca la solución a como de lugar, muchos huyendo hacia en norte, buscando una patera que los cruce a Europa, o bien se incorporan a alguna mafia local, lo que incluye la piratería o a alguna de las muchas bandas salafistas que especialmente desde 2011 han incrementado sus operaciones en la región.

A pesar de lo que se pueda suponer la religión que más avanza en estas geografías no es el integrismo musulmán sino las sectas evangélicas, tanto o más peligrosas finalmente que las sectas salafistas. Las agrupaciones evangélicas, verdaderas estructuras de penetración política, y colonización cultural, son ayudadas por ingentes medios financieros nunca de clara proveniencia o bueno si ya se sabe. Los cooptados por estas nuevas Fes, llevan a sus feligreses a una militancia fanática.

Están surgir versiones violentas, de sincretismos muy particulares, que parecen estar siguiendo los pasos de Joseph Kony, líder del Ejército de Resistencia del Señor, el grupo ugandés de acciones tan violentas como Boko Haram, pero con menos prensa.

En los países del Golfo de Guinea existe un predomino del cristianismo tanto católico como protestante y también antiguas religiones animistas.

El Islam apenas alcanza el 25 % de sus poblaciones, esencialmente sunitas, aunque existen algunas comunidades chiítas. El islamismo sunita esta siendo financiado esencialmente por Arabia Saudita y algunas otras monarquías del Golfo Pérsico, lo que conlleva la visión más fanática del Islam, y es la fuente filosófica del extremismo practicado tanto por Estado Islámico como por al-Qaeda.

No hay que ser un experto para entender que el crecimiento de bandas como Boko Haram, el MUJAO (Movimiento por la Unidad del Yihad en África del Oeste), el AQMI (al-Qaeda para el Magreb Islámico), Ansar Eddin están diseñadas, armadas y financiadas por las monarquías del golfo árabe especialmente la saudita.

La canción del pirata.

La acción de los piratas en el golfo, esta todavía más desbocada que la de los piratas somalíes en el golfo de Adén, mucho más a partir de 2010 cuando “El Movimiento por la Emancipación del Delta del Níger” (MEDN), fue prácticamente disuelto y muchos de sus hombres se han reconvertido a la piratería marítima.

El Golfo de Guinea es región del mundo con más actos de piratería, los asaltos se suceden todo el año y los piratas abordan los barcos fondeados sin capacidad de maniobras de fuga. A diferencia de sus colegas somalíes que mantienen largas y tortuosas negociaciones con los armadores, los piratas del Golfo de Guinea roban el crudo para venderlo en el mercado negro. El valor de la carga de un buque petrolero suele superar al de un rescate por la nave en si.

A pesar de los cacareados intentos regionales por coordinar políticas para combatir la piratería poco y nada se ha logrado. Fundamentalmente porque estos países no cuentan con recursos materiales, ni con una real voluntad política de reprimirla, no son pocos los estamentos estatales que se encuentran íntimamente vinculados a esta clase de crimen.

En el continente existen dos asociaciones multilaterales: la Comunidad Económica de Estados de África Central (CEEAC) y la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO) que intentan luchar contra la piratería aunando sus esfuerzos y coordinando políticas de seguridad. La magnitud y la complejidad de la situación sobrepasa sus capacidades, tanto en la lucha contra el terrorismo como contra la piratería.

La CEEAC ha instalado el Centro Regional de Seguridad Marítima (CSRM), que con algunos esfuerzos funcional. Al tiempo que la CEDEAO, no logra implementar políticas de seguridad común. Aunque en teoría países como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Sudáfrica, China, India y Brasil, pretenden colaborar en la lucha poco se ha avanzado en esta dirección

Tanto los diferentes carteles de la droga de América del Sur, particularmente colombianos; que trafica cocaína rumbo a Europa por vía terrestre desde el golfo de Guinea hasta el Mediterráneo, asociado a mafias locales y bandas salafistas, como a los traficantes de armas, poco les interesa el control en la navegación del golfo ya que sus permeables costas son aptas para introducir sus “mercaderías” o bien en dirección al norte rumbo a Europa, la droga o bien a las bandas salafistas del Sahel y el Sahara en el caso de las armas.

Aunque la mayoría de los países del Golfo de Guinea han adherido los acuerdos de Montego Bay, que normaliza los espacios y el derecho marino a nivel internacional, las naciones del Golfo de Guinea no habían delimitado sus aguas territoriales. Tras el descubrimiento de los yacimientos petrolíferos off-shore, se han apurado para sellar esas delimitaciones pero hasta ahora solo han sido focos de nuevas tensiones y promesas de conflictos, que a la usanza local y azuzados por los vendedores de armas internacionales terminaran violentamente.

La paulatina y constante degradación del medio ambiente, tanto terrestre como marino, ha reducido las áreas tanto de siembra como de pesca. La constante conminación de las explotaciones petroleras, el robo, el inadecuado tratamiento de ese petróleo y el descuido de los oleoductos extranjeros, no solo destruye los bancos de pesca sino que las áreas cultivables además del avance del desierto por la tala indiscriminada de bosques en procura de maderas preciosas. La situación han generado no solo más mano de obra desocupada sino una notable reducción de recursos alimenticios de la población autóctona, produciendo las grandes oleadas migratorias que vemos ahogarse en el Mediterráneo.

La crisis humanitaria, política y medio ambiental que se cierne sobre este litoral hacen muy sencillo prever más huracanes y tormentas sobre el Golfo de Guinea. 

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central