jueves, 12 de marzo de 2015

PUBLICADO EN LA PRENSA ESPAÑOLA: LAS EXTRAÑAS ANDANZAS DE MORATINOS, ZAPATERO Y BONO



Las extrañas andanzas americanas de ZP
06 / 03 / 2015 J.M. Vals y A. Rodríguez
El expresidente del Gobierno ha descubierto el turismo de influencias de la mano de los exministros Bono y Moratinos, aunque varios de sus colaboradores le han advertido de los peligros de hacer lobby en el extranjero.

La vida de José Luis Rodríguez Zapatero como expresidente del Gobierno es bastante más aburrida que la de sus predecesores en el cargo. Su trabajo vitalicio como consejero nato del Consejo de Estado no le exige una actividad febril ni le mantiene ocupado en viajes como los que hacen muy a menudo Felipe González o José María Aznar. No es extraño pues que sufra con más crudeza que los anteriores inquilinos del palacio de La Moncloa el denominado “síndrome del teléfono silencioso”, que consiste en dejar de recibir llamadas cuando se abandona el cargo. Se pasa de estar en el centro de la actividad y de gozar de información puntual y privilegiada, a tener que enterarse de algunas cosas por los periódicos.


Eso le ocurrió a Zapatero cuando el 17 de diciembre conoció, como cualquier español, la noticia de que EEUU y Cuba habían acordado romper con decenios de guerra fría, acercar posturas y negociar la reapertura de embajadas. Al expresidente, que guarda una buena relación con muchos Gobiernos iberoamericanos de su etapa en La Moncloa, cuando antes de la crisis España dotaba con sumas importantes de dinero los programas de ayuda al desarrollo, le pudo la tentación de conseguir que alguien se lo contara en directo. Llamó a Curro, nombre con el que se conoce entre sus amigos a Miguel Ángel Moratinos, su ministro de Exteriores de abril de 2004 a octubre de 2010, cuando él ejercía de presidente del Gobierno, y le pidió que le acompañase a La Habana y La Paz. Una gira inesperada, pese a que una de las grandes ventajas de haber sido inquilino de Moncloa es que puede disfrutar de tarifa plana, a precio cero, en las compañías regulares del Estado para transporte terrestre, marítimo y aéreo.

Así se organizó el viaje.

Zapatero mantiene muy buenas relaciones personales con Evo Morales, presidente de Bolivia, y también tenía ganas de verle tras recibir una invitación del Gobierno de La Paz para visitar el país andino. En su condición de miembro de honor de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, organismo vinculado a Naciones Unidas, Zapatero tiene percha para poder viajar al extranjero y en Cuba tenía la excusa perfecta para ver a alguien del régimen castrista que le contara de primera mano el inesperado acercamiento a Estados Unidos. Moratinos, que cuenta con estrechos vínculos con Cuba y otros países iberoamericanos a través de sus trabajos de consultoría (ver apoyo en la página 20), hizo las llamadas correspondientes y organizó el viaje.

Evo Morales se mostró “encantado” de recibir a Zapatero y le anunció que aprovechando la visita a su país le impondría el Cóndor de los Andes, la más alta condecoración boliviana. En Cuba habían pedido audiencia con Raúl Castro, el actual presidente, pero no se la habían confirmado cuando llegaron a la isla. Los Castro tienen esa costumbre de no confirmar nada hasta el último minuto, a no ser con jefes de Estado en ejercicio y con la única excepción del fallecido político español del PP Manuel Fraga, con quien Fidel Castro jugaba al dominó en La Habana. Eran amigos y bastaba con ello.

Un viaje con sorpresas.

Moratinos se encontró con el encargo de arreglar los detalles engorrosos de una salida al extranjero del expresidente: hay que montar el protocolo, avisar a las embajadas, pedir permisos de armas para los escoltas y tener perfectamente informado de todo ello al Gobierno de Madrid. Así se hizo. El día 17 de febrero, una conversación telefónica personal de Zapatero con un alto funcionario de Exteriores y un correo electrónico de la secretaria del expresidente dejaban constancia del viaje en Exteriores. Hasta ahí, nada raro. Pero el viaje iba a deparar varias sorpresas.

En el avión de ida, un empresario que reconoció a Zapatero y Moratinos se acercó a preguntarles por el motivo del viaje y le contestaron que iban a hablar con “algunos amigos” de la zona. La estancia “privada” en Cuba estaba inicialmente prevista para una mañana y una tarde, o lo que es lo mismo, un desayuno y una comida. El expresidente y su exministro fueron tratados “con mucha cordialidad” en la embajada española en La Habana y compartieron mesa y mantel con el embajador. Ahí terminaba presuntamente todo, pero a media tarde recibieron una llamada: Raúl Castro les recibiría ese mismo día.

En España era de madrugada por la diferencia horaria. Zapatero y Moratinos dudaron sobre qué hacer y al final improvisaron. Se fueron a ver a Castro sin avisar a Exteriores ni a la embajada, e incluso después Zapatero dio una rueda de prensa, con lo que la estancia privada pasó a ser totalmente pública. En esta comparecencia, el periodista español Carlos Herrera, que visitaba la isla por otro motivo, quiso preguntarle, pero no pudo. Un funcionario cubano le advirtió de que su visado era de turista, no de periodista, y que no podía preguntar. Cosas de Cuba.

El incidente causó hondo malestar en el Ministerio de Exteriores, cuyo titular, José Manuel García-Margallo, acusó a Zapatero de “profunda deslealtad” por no haberle avisado antes de su encuentro con Castro, del que sí fue informado a posteriori por el propio Moratinos.

Fuentes cercanas a Zapatero aseguran que García-Margallo estaba tan molesto y reaccionó con tanta virulencia porque él mismo había acudido a Cuba en noviembre de 2014, como ministro en ejercicio, con la misma parafernalia de no tener confirmada la entrevista con Castro, pero se tuvo que ir de la isla sin hablar con el presidente cubano porque no le recibió. “Un ataque de celos comprensible a la vista de las fotos publicadas en la prensa en las que Zapatero aparece con honores, pero que es fruto en parte de la política de su antecesor, José María Aznar, al que en Cuba tienen por enemigo tras mostrarse contrario a cualquier apertura internacional hacia la isla”, comentan las fuentes.

La versión de Moratinos sobre ETA.

Margallo también acusó a Zapatero de entorpecer la extradición de dos etarras desde Cuba, ya que el expresidente defendió en la rueda de prensa que se excluya al régimen de La Habana de la lista de países que patrocinan el terrorismo.

La delegada personal de Barack Obama para la reanudación de relaciones diplomáticas con Cuba, Roberta Jacobson, iba a plantear al día siguiente de la visita de Zapatero la situación de que varios etarras están reclamados por la Justicia española, pero la gestión se frustró, a juicio de Margallo, por esa entrevista “de enorme imprudencia, contraproducente, y que es exactamente lo contrario a lo que estábamos negociando para conseguir esas extradiciones”.

El propio Moratinos ya habló el 3 de febrero en su blog personal del tema de  los vínculos de ETA con Cuba. Lo hizo en términos elogiosos para el régimen de La Habana: “En estos momentos, lo fundamental para la UE es acelerar las negociaciones con Cuba, que se encuentran en punto muerto, y sepultar definitivamente la posición común” que los europeos defienden desde los tiempos de José María Aznar.

El exministro opinó que es “necesario y urgente” impulsar la iniciativa de sacar a Cuba de la lista de Estados terroristas, pues el país caribeño “ha colaborado sin titubeos con diversas solicitudes de España en esta materia y nuestro país puede testificar en favor de la salida de ese listado, pues era conocida, de manera discreta, la colaboración cubana en la lucha contra ETA”.

En declaraciones a Tiempo, Moratinos abunda en esta cuestión. “La realidad es que Cuba nos ayudó en momentos complicados y difíciles de la lucha contra ETA, tanto en la última negociación como en la de Felipe González de los años ochenta, cuando se decidió transferir una serie de etarras a la isla”. En su opinión, Margallo yerra en la acusación ya que el asunto de las extradiciones va por otros canales. “Lo que sí dejo claro es que no intervinimos”, aseguró el miércoles desde París, donde iba a dar una clase en el Instituto de Ciencias Políticas antes de intervenir en una conferencia de la Unesco.

El turismo de influencias.

A pesar de su notoriedad pública, este no es el primer viaje que el expresidente Zapatero hace con Moratinos al exterior. Famoso fue también otro a Guinea Ecuatorial, en el verano de 2014, en el que estuvo igualmente el exministro José Bono. Tanto Moratinos como Bono se ganan la vida lejos de la política con diversas fuentes de ingresos privados y gracias a ellos, Zapatero ha descubierto el llamado turismo de influencias, el que da dinero como comisionista o simplemente por abrir puertas.

Personas cercanas al expresidente le han aconsejado que se piense muy mucho entrar en ese proceloso mundo, del que tanto rédito han sacado sus antecesores en La Moncloa, porque estos negocios son complicados. De igual manera, allegados a Moratinos le están aconsejando que deje de utilizar a Zapatero como compañero de viaje. El propio exministro volvió preocupado de su gira a Cuba y Bolivia porque los ingresos de las empresas que preside (ver recuadro bajo estas líneas) dependen en gran medida de los trabajos que consigue fuera de España. Y Moratinos teme que el Gobierno del PP le ponga ahora en su lista de enemigos. “Tengo una consultoría y en ella, varias empresas”, advierte el exministro a Tiempo antes de explicar someramente su nueva dedicación profesional. “Es una cosa normal el tener una actividad privada porque ya no tengo ninguna responsabilidad pública. Todo es transparente, conocido y no tengo que esconder nada”, zanjó.

Bono, sin embargo, mantiene con más cautela informativa sus viajes a Guinea Ecuatorial. Desde 2010 viaja a la excolonia africana con bastante asiduidad. En octubre de aquel año, Teodoro Obiang le escribió una carta para que, en su calidad de presidente del Congreso de los Diputados, contribuyese a normalizar las relaciones entre Madrid y Malabo, que habían quedado dañadas tras una serie de fusilamientos. “A partir de ahí, no ha dejado de viajar a Guinea, donde se ha reunido con el dictador y su esposa. Se comprometió a hacer contactos en España con exiliados guineanos, pero no ha fructificado nada”, explican desde la Asociación para la Solidaridad Democrática con Guinea Ecuatorial (Asodegue). 

Su amistad con el Pocero.

La amistad de Bono con Francisco Hernando, el Pocero, no le ha impedido que pese a la caída en desgracia de este último a ojos de Obiang, él siga viajando a Guinea. “Es evidente que si Bono sigue yendo es porque tiene intereses y algo conseguirá, pero no sabemos qué es”, concluyen en Asodegue.

Estos viajes e intermediaciones de Bono y Moratinos han provocado que Zapatero sienta curiosidad por el mundo del lobby, sus influencias y el poder económico. El expresidente nunca se ha movido por dinero, a diferencia de sus predecesores. Cuenta con una asignación vitalicia de 75.000 euros anuales por su condición de jarrón chino –como le gusta definir a Felipe González a los que han pasado por La Moncloa– y otra de casi 100.000 euros por su puesto en el Consejo de Estado. No se le conocen otros ingresos, a excepción del contrato que firmó con Planeta en 2011 para escribir tres libros –el primero, El dilema, ya está en las librerías–, por los que ingresará unos 700.000 euros.

Aquellos que conocen a Zapatero reconocen que para él es difícil quitarse la nostalgia de su etapa monclovita y sus viajes. Su reunión con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, gracias a la mediación de Bono, es buena prueba de ello. Además, dan por hecho que cuando quiera salir de nuevo de España para ver lo que se cuece fuera, seguramente volverá a llamar a su amigo Curro.