lunes, 24 de marzo de 2014

ADOLFO SUAREZ GONZÁLEZ, EN EL ALMA DEL PUEBLO GUINEANO

Severo M. Moto Nsa, político guineo
El Señor se lo ha llevado, después de un largo camino de silencio, precedido de su esposa e hija, que se lo disputaban entre ellas (que ya le esperan en el cielo)  y los otros hijos,  familiares y amigos que preferíamos saber que seguía ahí, anclado en el silencio de su larga enfermedad. Algo de cada uno de nosotros se lleva el Presidente del Gobierno español, Don Adolfo Suarez González.
Nuestro más dolido pésame a la Ilustrísima familia del Duque de Suarez. Un pésame que sabemos muy bien arrancamos del corazón de todo el pueblo de Guinea Ecuatorial que se duele por la desaparición de quien tanto nos quiso ayudar a ser un pueblo en democracia.

R.I.P., Don Adolfo Suárez González.
DIFÍCIL DE OLVIDAR…
Imposible no sumergirnos en las aguas, injustamente ocultas y silenciadas, de su breve dedicación a la República y pueblo de Guinea Ecuatorial.
Hasta en los temas de esa descarriada ex colonia española, Don Adolfo Suarez parecía condenado a no encontrar nada fácil, a pesar de su, casi inmensa, capacidad de facilitar las cosas. 
La muerte del esquizofrénico  Macías Nguema, de la mano de su sobrino Obiang Nguema, pareció ofrecer al entonces Presiden te del Gobierno español, Don Adolfo Suárez, la oportunidad de abrir una verdadera autopista para la reconducción de unas relaciones entre España y Guinea Ecuatorial, mediante el establecimiento de unas relaciones de cooperación mutua entre los dos países.
De pronto nos llegó a Guinea Ecuatorial la noticia de la creación de la “Oficina de Cooperación con Guinea Ecuatorial” bajo la dirección del señor Martínez  Pujalte. Dos décadas quedaban atrás, de unas relaciones entre España y Guinea Ecuatorial, estigmatizadas por un odio mutuo entre Macías y España. Obiang Nguema parecía un joven dispuesto a marcar un nuevo rumbo (con su llamado “golpe de libertad”) en las relaciones con España, aceptando el establecimiento de un nuevo modelo de relaciones mutuas, basadas en una cooperación. Aquello que se llamó “Modelo Suarez”, que estaba llamado, no solo a responsabilizar a los propios guineanos de la gestión de su país, sino, sobre todo a dotar al país de “cooperantes” llamados a cubrir el natural vacío de preparación y capacidad de una sociedad que había sido diezmada con los asesinatos, a mansalva, de valores intelectuales, humanos y profesionales de que disponía el país, antes del 12 de octubre 1968 (independencia) La cooperación española, diseñada por el Presidente Don Adolfo Suarez Gonzalez, suponía dotar de técnicos y valores profesionales españoles, con suficiente “capacidad de decisión” para encauzar la vida administrativa, en el terreno civil o militar, abriendo así las vías de una sociedad y de un desarrollo sostenido  y de altura, que abarcara todas las esferas de la vida de Guinea Ecuatorial. 
PRIMERA TRAICION.
Dos fuerzas irrumpieron en este luminoso proyecto: La oposición del propio presidente de Guinea Ecuatorial, que hizo caso de las quejas de sus más infectos colaboradores y familiares que se quejaban por la llegada  de los “Cooperantes”: “Si ellos lo ocupan todo; entonces nosotros qué hacemos aquí” -preguntó Martín…,  un mediocre economista guineano, llegado de la Universidad “Lumumba”, de la Unión Soviética. 
A esta queja se unió –aseguran expertos españoles- las quejas y oposición de Francia al  “modelo Suarez” de cooperación,  porque iba a levantar las envidias y ganas de medrar de los países francófonos del entorno… Así es como no solo no funcionó la cooperación diseñada por el bien intencionado Presidente del Gobierno español; sino que la cooperación se convirtió en un inmediato, irremediable e insaciable  remolido que se llevó al sumidero de la corrupción todo el dinero presupuestado para tan bello proyecto; dejando, de nuevo, a Guinea Ecuatorial y a su pueblo, hundidos en un gran  agujero económico (Guinea -Banco Exterior de España) parecido al agujero que encontró Macías Nguema al hacerse primer Presidente de Guinea Ecuatorial… Desaparecido el plan Suarez de Cooperación con Guinea Ecuatorial, la cooperación (no,bre que sí continúa…) no ha vuelto a encontrar encaje ni vía alguna de normalidad, limpieza y claridad. Dicen que ha quedado colgada de dos flácidas patas (invisibles, a efectos de resultados comprobables): Sanidad y educación o enseñanza… Sin Don Adolfo Suarez y su  diseño de cooperación, Guinea Ecuatorial, en manos de Obiang Nguema y de sus expertos colaboradores es una auténtica “materia reservada”, impenetrable, hasta para las preguntas, interpelaciones y demás cuestionamientos de parlamentarios españoles.
SEGUNDA TRAICION.-
Y llegó, Don Felipe González Márquez (1982) Y viajó a Guinea Ecuatorial en 1991. Y en sus conversaciones con Obiang Nguema, a quien la Unión Europea atizaba ya, para que iniciara un  proceso de democratización del país, el dictador aseguró estar dispuesto.
De nuevo Don Adolfo Suarez González, a propuesta del Presidente González, volvió a verse en la tesitura de tener que lidiar un toro, cuya testuz estaba más que blindada de estocadas gláciles. Se le recomendó  a Don Adolfo,  curtido y experto muñidor  y negociador de la exitosa transición española,  para que fuera a ofrecer al dictador Obiang Nguema las pautas para facilitar la transición de Guinea Ecuatorial a la democracia.
  • Le he dicho al Presidente, en el encuentro que hemos celebrado, que si yo hubiera tenido una oposición como la que tiene, tan pacífica y dispuesta,  la transición española la hubiera hecho tumbado en la cama...
El Presidente Obiang Nguema pidió a Don Adolfo Suarez que le diseñara un modelo de transición para Guinea Ecuatorial. Cuando se despidió de nosotros, nos advirtió con semblante a la vez cariños y severo:
  • No os queremos mártires, este país os necesita mucho… y vivos.
Don Adolfo  Suarez se despidió de nosotros con las tristes palabras de nublado presagio, que hemos señalado en nuestro anterior análisis.
  • Si os digo que me voy y no volveré ¿cómo reaccionará el pueblo guineano?
 Y el presagio se cumplió.
Cuando el Presidente Suarez  se decidió a llevarle al plan solicitado, al dictador, este no dudó en negarse a recibirlo, alegando que el plan no estaba hecho según él lo quería… Es más, Obiang Nguema Mbasogo obligó al avión que llevaba al arriesgado Presidente del Gobierno español, a  no aterrizar, cubriendo de bidones las pista por donde iba  a aterrizar el avión de Don Adolfo Suarez.
Hoy, “corpore presente”, de Don Adolfo Suarez, estamos obligados los guineanos a pedirle perdón por las traiciones que sufrió (de manos de quienes le traicionaron…) al intentar abrirnos luces de libertad y democracia.