Cuba incrementa su presencia en Guinea Ecuatorial con 65 nuevos «especialistas en salud»
La Habana apuesta por la excolonia española, tercer exportador africano de petróleo, ante la eventualidad de una reducción de la ayuda de Venezuela
ABC
Las autoridades de Guinea Ecuatorial anunciaron ayer la llegada de 65 "especialistas cubanos" para reforzar el sistema sanitario del país, que -pese a su enorme riqueza energética- tiene la misma tasa de mortalidad infantil que el Chad.
Según informó la página web del Ministerio de Información guineano, el nuevo equipo de cooperantes cubanos llega en el marco del nuevo protocolo de cooperación firmado entre La Habana y Malabo el pasado mes de enero. Con la presencia de los nuevos "especialistas sanitarios", el número de cubanos enviados por el régimen de La Habana a Guinea Ecuatorial asciende a 421. Todos ellos trabajan como asesores en los campos de la salud y de la educación, y en otros más técnicos.
Cuba y Guinea Ecuatorial mantienen relaciones diplomáticas desde 1972, año en que el primer presidente guineano, Francisco Macías Nguema, se declaró presidente vitalicio del que fuera territorio español hasta cuatro años antes. En 1979 su sobrino Teodoro Obiang Nguema dio un golpe militar y se adueñó del poder.
La inmensa riqueza en yacimientos de gas y petróleo podría situar a los 700.000 ciudadanos de Guinea Ecuatorial a la altura de los nórdicos en calidad de vida, pero en cambio el país sigue sumido en el subdesarrollo. La familia de Obiang, que se reparte todo el poder político y económico, figura en cambio entre las élites más ricas del planeta.
El incremento de la ayuda en "especialistas" por parte de Cuba podría indicar, según algunos observadores, el interés de La Habana por diversificar sus fuentes de importación energética por un precio irrisorio. En la actualidad, el régimen cubano depende casi por entero de los casi 100.000 barriles de petróleo diarios que le envía Venezuela. Tras la muerte de Hugo Chávez, y aunque a corto plazo su sucesor, Nicolás Maduro, parece haber asegurado el poder, las autoridades cubanas parecen optar por repartir el riesgo.
