domingo, 17 de febrero de 2013

TRAS LA EJEMPLAR RENUNCIA DE BENEDICTO XVI, ¿LE SUCEDERÁ UN CARDENAL NEGRO?

LUIS MARIA ANSONde la Real Academia Española

CARTA A BENEDICTO XVI
Santo Padre…
Pedro Sainz Rodríguez, académico de la Española, académico de la Historia, catedrático de Universidad, ministro de Educación, adalid de todas las conspiraciones, disfrutó de la vida a bibliotecas llenas. Durante la dictadura mediocre de Franco, envió a la Real Academia Española la propuesta de que se suprimiera del Diccionario el verbo dimitir por falta de uso.

Vuestra Santidad, al sentir que le faltaban las fuerzas porque 86 años son muchos años, ha dado la soberana lección, urbi et orbi, de dimitir como vicario de Cristo en la Tierra. Pastor y navegante, mensajero de paz, fulgor de la Cristiandad, Vuestra Santidad ha tomado una decisión que a mí me parece ejemplar y que pugna con el reaccionarismo de la derecha radical y con la izquierdona del caviar y el domperignon. Recluido en un convento, pasará los últimos años de su vida dedicado a la oración, a la lectura, a la meditación. Tal vez se decida a escribir algún libro sobre la sociedad contemporánea. Su obra intelectual, Santo Padre, es copiosa, profunda y estimulante, aunque a mí su vida de Jesús me gustó más bien poco. Me parece inferior a la de Martín Descalzo e, incluso, al relato heterodoxo de Ernest Renan.
Quiero subrayar en esta carta pública las dos cuestiones que, en mi opinión, han sobresalido en vuestro reinado: una es la denuncia certera de la dictadura del relativismo; otra, la exigencia de la justa distribución de la riqueza mundial.
No da todo igual. No todas las verdades son relativas, las hay absolutas. La Iglesia Católica no tendría razón de existir sin las verdades dogmáticas que no dependen de lo que decida la voluntad del hombre. El axioma de que toda verdad es relativa se estrella con el dogma católico. No era fácil defender en estos tiempos del hedonismo galopante y el relativismo acosador la esencia de la doctrina católica y Vuestra Santidad ha sabido hacerlo con la firmeza de la roca de Pedro sobre la que se edificó la Iglesia.
En Caritas in veritate Vuestra Santidad dio continuidad a la exigencia de Juan XXIII (Mater et magistra, Pacem in terris), de Pablo VI (Populorum progressio), de Juan Pablo II (Sollicitudo rei socialis), en favor de la justa distribución de la riqueza mundial, gran desafío del siglo XXI. Vuestra Santidad escribió en Caritas in veritate: «Pablo VI pedía que se llegase a un modelo de economía de mercado capaz de incluir, al menos tendencialmente, a todos los pueblos, y no solamente a los particularmente dotados. Pedía un compromiso para promover un mundo más humano para todos, un mundo en donde todos tengan que dar y recibir, sin que el progreso de los unos sea un obstáculo para el desarrollo de los otros. Así extendía al plano universal las mismas exigencias y aspiraciones de la Rerum novarum, escrita como consecuencia de la revolución industrial, cuando se afirmó por primera vez la idea -seguramente avanzada para aquel tiempo- de que el orden civil, para sostenerse, necesitaba la intervención retributiva del Estado».
Ah, y finalmente Santo Padre ¿quién le va a suceder? Al reflexionar sobre la Negritud en 1968, escribí: «No está lejos el día en que un político negro será elegido presidente de los Estados Unidos de América y un cardenal negro, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Las dos grandes potencias del mundo, la material y la espiritual, se rendirán a la negritud». No me parece que el Espíritu Santo a través de los sufragios cardenalicios en el Cónclave vaya a elegir a Peter Torkson. Pero mi voto, en todo caso, está a favor de ese cardenal ghanés de rostro bondadoso y sólida formación teológica.