domingo, 10 de febrero de 2013

¿ES POSIBLE LA DEMOCRACIA EN GUINEA ECUATORIAL?

                                                                           

Por Juan Cuevas, Secretario de Formación del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial

El pueblo guineano será libre cuando se desprenda de las ataduras que lo tienen atenazado, que no son otras que la dictadura de Obiang Nguema y todo el clan que la sostiene. A pesar de su larga pervivencia, la historia nos ha demostrado en muchas ocasiones, que este tipo de dictaduras no suelen alargarse durante mucho tiempo y que en un momento determinado  han caído fulminadas. Por lo tanto, no es de extrañar que un día los guineanos se despierten -nos despertemos- siendo libres. ¿Nos asegura eso la democracia?. Evidentemente, que no. La democracia no es una forma de estar, si no más bien una forma de ser, y por lo tanto, necesitará de un proceso -mas o menos largo- que afecte a todos los estamentos, y no solamente a los partidos políticos y a las instituciones, sino también, al conjunto de los ciudadanos. Como tal proceso precisará de unas circunstancias favorables y sobre todo, de diferentes fuerzas que lo catalicen. Será necesario por tanto, contar con partidos políticos y dirigentes con capacidad de liderazgo, que sepan estar a la altura de las circunstancias, pero también hacen falta ciudadanos con grandes deseos y como no, con cierta experiencia de vivir en democracia. No cabe duda que esa gran fuerza, a modo de bocanada de aire fresco y renovado que necesita GE, estará garantizada en gran parte, por el regreso de una mayoría de  exiliados que han vivido y se han desenvuelto en países y sociedades que practican la democracia.

La historia también aquí ha demostrado, que un pueblo no puede alcanzar la democracia si no es capaz de implicarse, de esforzarse día a día, asumiendo la tarea que le corresponde como principal actor. Por eso  es tan importante favorecer la participación de los guineanos entorno a un um proyecto de país que garantice la democracia y el desarrollo económico para ellos, para sus hijos y para las generaciones futuras. Para conseguir  que la gente se implique en la construcción de un país de nueva planta, democrático y libre, es necesario promover la formación entre los ciudadanos, favoreciendo el acceso a la cultura, la profundización en la vida democrática y el conocimiento de sus instituciones. A esto se debió el gran arraigo del Partido del Progreso entre los guineanos, al deseo noble de sus primeros militantes por transformar la sociedad en la que vivían, cambiando ellos mismos, a través de un proceso de aprendizaje. Como buen demócrata, Don Severo Moto pronto advirtió que la única forma de implicar al pueblo guineano en la vida social y política de su país, era proporcionándole una solida formación política, de ahí surgieron las Aulas Democráticas y toda la importante labor formativa que desarrolló en sus tres viajes a Guinea Ecuatorial. También en las dificultades del exilio nuestro Partido ha sabido conservar ese genuino carácter formativo con el que nació -se van a cumplir 30 años de su fundación- un 24 de febrero de 1982.   

Parte de la atención formativa en el transito a la democracia -en el pos-Obiang- debería ir encaminada a la erradicación de la brujería, la superstición y toda su derivación de miedos, mitos, prejuicios, poderes mágicos y rituales brutales con seres humanos que esta dictadura está utilizando para amedrentar, dominar y subyugar a nuestro pueblo. Son también las prácticas que se utilizan en muchos casos para conseguir el dominio sobre la mujer, en la vida familiar y social, y en algunas desgraciadas circunstancias, como forma de amedrentamiento para que estas ejerzan la prostitución. Es evidente que si no erradicamos y superamos todo este oscuro y atávico  mundo, nuestros ciudadanos nunca serán auténticamente libres en todos los sentidos y órdenes de la vida.

Las diferentes etnias que conforman nuestra nación son ricas en innumerables costumbres y tradiciones, enormemente positivas para la vida en democracia, como: la solidaridad, el espíritu de acogida, el respeto a los mayores, el valor de lo espiritual, la interrelación con la naturaleza, etc., las cuales debemos fomentar y transmitir a las generaciones venideras. Una buena formación hará que nuestro pueblo no esté condenado a asumir reglas y comportamientos materialistas y deshumanizados, impuestos por otras culturas foráneas. De igual forma, habrá que erradicar de la sociedad, el fango y la suciedad que ha dejado un régimen corrupto, cleptocrata y hedonista, como la dictadura de Obiang Nguema. 

Contrasta mucho el espíritu democrático y participativo de los militantes del Partido del Progreso, así como la honestidad que ha demostrado siempre su Presidente, para mantenerse siempre firme en sus principios y no  dejarse comprar por Obiang, ni chantajear por nadie, con esos congresos abominables del PDGE, en los que sus participantes llevan la esfinge del "Faraón" en sus vestidos y se rinden en pleitesía de vasallos,  ante el mayor de los asesinos y el más miserable del mundo.