jueves, 8 de noviembre de 2012

ESPAÑA DEBERÍA COMENZAR A POSICIONARSE ANTE UN POSIBLE NUEVO ESCENARIO EN GUINEA ECUATORIAL


                            
                                                                   
Exilio en España, 8 de Noviembre del 2012. Los opositores guineanos nunca hemos podido entender como las potencias con intereses en Guinea Ecuatorial, comenzando por la antigua Metrópoli, España, hayan estado tolerando -ayudando en muchos casos- a la dictadura de Obaing Nguema. Sí hemos podido comprobar, como muchas veces en las relaciones internacionales, los estados ponen sus intereses económicos por delante de las propias aspiraciones de los pueblos, e incluso, en su excesivo afán materialista, llegan a saltarse los principios democráticos mas elementales. Por otra parte, entendemos que estos países hayan comprado la mercancía  averiada que les vendía el régimen, de que Obaing libró a Guinea Ecuatorial -con su célebre Golpe de la Libertad- de la cruel dictadura que protagonizara su tío Macías. Queremos pensar que de ahí le viene esa especie de patente de corso, para hacer lo que lo que le ha venido en gana, de la que ha gozado durante mucho tiempo, un personaje de la calaña de Teodoro Obiang Nguema.

A pesar de tanto sufrimiento, abrigamos la esperanza de que pronto desaparecerá el dictador, y a continuación se podrá iniciar una nueva era en Guinea Ecuatorial: la era de las libertades y de la democracia. Ya hemos visto como la elección de Teodorín como sucesor -a modo de monarquía hereditaria- de la dictadura de su padre, ha puesto muy difícil la propia pervivencia de la misma. Por lo que la continuidad de una dictadura como esta, en unas circunstancias de la historia como la que estamos viviendo y con un personaje -Teodorín-  que colma toda medida de idiocia y estulticia, parecería un hecho completamente irracional ante la opinión pública internacional, y por supuesto, catastrófico para el propio  pueblo guineano.

Creemos que a España le ha llegado el  momento de pasar página y comprometerse seriamente en la democratización -sin ambigüedades- de nuestro país, para ello es la potencia descolonizadora y como tal, tiene una cierta responsabilidad en orientar lo más adecuadamente posible el destino de este pueblo. Máxime, si como estamos comprobando, Francia y los Estados Unidos, parece ser que ya han dado ese paso. Por este motivo, pensamos que si España no se alinea con estos dos países, abandonando todo tipo de condescendencia con el régimen de Obaing Nguema, de nuevo volverá a perder el tren de la historia, como le ocurrió en Filipinas. 

España debe de desoír las voces -motivadas por intereses espúreos- de muchos empresarios españoles oportunistas que hacen negocios -en sociedad con con los hombres fuertes del régimen- en el interior de Guinea Ecuatorial y que reclaman que no se haga nada para que las cosas no cambien en nuestro país. Por el contrario, debe de ponerse en contacto con la oposición exiliada  que vivimos aquí y establecer con esta una verdadera hoja de ruta, que contemple el retorno en libertad de todos los exiliados, la legalización de  los partidos políticos, la salida de las cárceles de todos los presos políticos y de conciencia y finalmente, la convocatoria de unas elecciones libres y transparentes, en las que el pueblo pueda elegir a sus representantes.