lunes, 8 de octubre de 2012

OTRO DICTADORZUELO QUE SE QUEDA.

Dos dictadores, dos estilos diferentes: Chávez, charlatán y populista; Obiang, mentiroso y asesino.

Exilio en España, 8 de Octubre del 2012.Hugo Chávez resultó elegido de nuevo, para un nuevo período electoral de seis años, hasta 2019, al ganar con el 54,84% de los votos, tras conseguir 7.860.982 votos. Henrique Capriles, candidato del movimiento Mesa de la Unidad Democrática, obtuvo el 44,55 % con 6.386.155 votos.

Aunque la oposición ha encontrado en Capriles, a un joven candidato, de buena preparación y mejor hechura política, Chávez ha contaba con el aparato del poder en sus manos y decidió aprovecharlo para sacar ventaja. Con los medios de comunicación acallados, controlados todos los resortes del estado, con su ejercito de Milicias Bolivarianas, dispuestos a mantener en el poder a su líder a toda costa, su hábil discurso populista y la utilización de la televisión estatal de una forma abusiva, ha sido suficiente para imponerse de nuevo a la oposición, que a pesar de todo, ha aumentado en estas elecciones en 1 millón de votos más que en las anteriores.

Si un aprendiz de dictador, como Chavez, en un país con tradición democrática como Venezuela, va a poder seguir encaramado en el poder un total de 20 años, imaginemos a un dictador como Obiang, redomado tramposo, asesino y corrupto, en un país sin ninguna tradición democrática como Guinea Ecuatorial. Hará lo que ha estado haciendo hasta este momento; ganar todas las elecciones fraudulentas que ha convocado con un 98 % de los votos. Por desgracia, hace mucho tiempo que lo anunció Severo Moto: "si conseguimos hacer que Obiang convoque unas elecciones libres y transparentes (monitorizadas por Naciones Unidas y con presencia de observadores internacionales), se las ganaremos". Como Obiang eso lo sabe, y es consciente de que su pueblo le desprecia, nunca las permitirá, porque sabe que será su final, político y  judicial después. Tiene demasiadas muertes a sus espaldas, ha robado y ha permitido robar tanto, que tendría por ello, un juicio implacable.

Esto nos demuestra que los guineanos solos no podemos con este monstruo asesino, necesitamos la ayuda de las grandes naciones democráticas. Primero, no legitimando a su régimen y cerrándole todas las puertas, después acorralándole judicialmente, como lo está haciendo Francia, y finalmente, desprenderlo de nuestro pueblo, igual que se retira a una garrapata de su hospedante.