viernes, 21 de septiembre de 2012

EL "ENSAYO” DEMOCRÁTICO DE OBIANG NGUEMA. ¿QUÉ PASÓ CON LA P.O.C.? (II)

           Bata 1995, Severo Moto durante un mitin del Partido del Progreso
                       

Por Severo-Matías MOTO NSA, Presidente del Partido del Progreso y Gobierno en el Exilio de Guinea Ecuatorial.
                 
OPOSICIÓN, O NO OPOSICIÓN; AMBAS COSAS, A LA VEZ, NO

Si, por su parte, Obiang Nguema Mbasogo, sin más méritos -ni siquiera militares- que la oportunidad que le concedía -a regañadientes- el pueblo y la oposición incipiente y débil, se colocó la medalla (cobarde, de hojalata) de "Árbitro y Moderador" del proceso, enclaustrándolo en el puño cerrado y limitante de  "ensayo" (de manera que nadie esperase llegar al grado de haber aprendido nada, mientras él fuera "Arbitro y Moderador" de dicho ensayo). Por su parte Obiang (será por su forma de ser, por los apoyos internacionales -españoles- por la cobardía y miedo) está preparado y dispuesto a no perder lo que con tanto dolor ajeno ha conseguido por un golpe de estado, ha demostrado, con creces, lo que está dispuesto a hacer y seguir haciendo, y  también lo que no está dispuesto a hacer, para seguir teniendo en un puño a un pueblo ya machacado y abatido.

Pero no le faltó agudeza a la oposición, en sus comienzos, para conocer y saber quien era Obiang Nguema. Los comentarios, en aquellas reuniones que conseguimos poder realizar tanto cada partido, en cada sede, como en reuniones  comunes; y más tarde, con más soltura, al constituirse e institucionalizarse  la P.O.C. (Plataforma de Oposición Conjunta) abrían paso al análisis y conocimiento, no solo de quién era el "Arbitro y Moderador" del proceso (El General Obiang Nguema); si no que cada vez era más cierto que nos habíamos metido en un peligroso atolladero, en una irreversible encerrona, en una especie de penal de muerte, vigilado por un experto y antiguo Jefe de Cárceles de Macías Nguema; Obiang Nguema Mbasogo.

Aun después de haber conquistado, de golpe, la legalización de 13  partidos de oposición, aquel día 17 de Octubre de 1992; recuerdo que en más de una ocasión, hemos  mantenido conversaciones con otros destacados líderes; muy en concreto, con  el C.P.D.S., planteándonos la posibilidad, conveniencia o necesidad de abandonar y devolver las legalizaciones; y quedar libres de las estúpidas y aberrantes presiones que Obiang Nguema y su cobarde régimen ejercían sobre los partidos legalizados. Simplemente, creían que por el mero hecho de haber legalizado a unos partidos de oposición, estos pasaban a ser, "ipso facto", súbditos del PDGE y fieles servidores de Obiang Nguema, a quien debíamos agradecimiento, pleitesía, obediencia y sumisión...

EL PAPEL DE ESPAÑA Y LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

A nadie le resulta difícil pensar que para esa débil, inerme, desarmada (ni las armas legales) indefensa oposición, marcada por la impotencia y el desamparo, España y la comunidad internacional constituían la mitad y media parte de la confianza, y la esperanza de respaldo, asesoramiento y "protección" para tan difícil y peligrosa misión de lidiar solos el fanfarrón todo de la dictadura de Obiag Nguema, flanqueado por el poder de las armas, de la violencia institucional y más de un país democrático. 
En esta tesitura, en esta encrucijada, en este atolladero nos hallábamos todos los partidos legalizados, cuando una lluvia fina, fría y ácida, cayó sobre la oposición: Desde España y algunos otros Gobierno europeos, hicieron filtrase entre las filas de la oposición, eso que hoy es blandido como justificación para estar al lado de Obiang, a las órdenes de Obiang Nguema, a disposición de Obiang Nguema Mbasogo. De España y de Europa llegó ese consejo: 

“NO TENGAIS PRISA; ID CONQUISTANDO PEQUEÑOS ESPACIOS, PEQUEÑOS RESQUICIOS QUE OS DEJE EL PODER”.

Ante este consejo, llegado de donde radicaban las flébiles esperanzas de ánimo a la oposición y de presión a la dictadura, solo cabía una alternativa. Abandonar las armas de lucha política (los Partidos políticos legalizados) o  encerrase en la soledad, y esperar...

Recuerdo que en aquellos días nació el gran lema con que intenté serenar a mi partido, el Partido del Progreso, que crecía en mis manos como un tornado envolvente de la sociedad guineana:"El Partido del Progreso se lleva en el corazón". 
El consejo de la comunidad internacional no pudo tener más consecuencias que la que, desde entonces (1.992-hasta aquí) se vive en Guinea Ecuatorial y en la oposición: Cada uno por su derrotero. 

Quizás la mejor ilustración de esta situación, es que en 20 años, del Ensayo democrático a la ekpator-guineana, solo un partido de los trece legalizados ha seguido a rajatabla el consejo: “No tengáis prisa”. En base a ese consejo, solo un único partido de los trece legalizados ocupa el único resquicio de poder que le permite el régimen de Obiang Nguema: El C.P.D.S., de ideología socialista.
En la situación de Guinea Ecuatorial, pequeño país atrapado en el puño de un dictador cruel; atiborrado de dinero; rodeado y acorralado de mercenarios, para quien el poder es un arma letal para acallar y acabar con todo lo que se les pongan en el camino, solo caben dos soluciones -igualmente vitales y de supervivencia: apagar las luces de la lucha política y arrimarse al único fuego que arde; o ponerse a salvo (dentro, en silencio); o (fuera, a grito pelado de denuncia)

La primera de las soluciones (callarse y arrimarse al fuego que arde) se ha dividido en Guinea Ecuatorial en dos fases (Caben todas las fases...) la de los partidos de oposición llamados por Obiang Nguema "apéndices" del PDGE, vestidos de faldas, y con el cazo listo para acompañar a Obiang Nguema a todas las elecciones; y la oposición conocida como única, la del C.P.D.S. que, atada al cordón umbilical de sus correligionarios socialistas españoles e internacionales, tiene construido en su entorno un fortín de protección, moviéndose entre la tormenta de envidia del resto de los demás partidos legalizados; el enfado, el desprecio popular, y la lejanía y abandono de todos los partidos de oposición legalizados, no legalizados, ilegalizados o simplemente prohibidos (dentro y fuera del país)