Por Severo-Matías Moto Nsa, Presidente del Partido del Progreso y Gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial.
Con mis años enfundados en la dulce y nada pesada mochila de mi viaje por la vida, tengo ya la suficiente falta de vergüenza como para decir lo que a mí me place. Por eso, es muy cierto lo que cada vez oigo de mis amigos, compañeros de camino y hasta enemigos: “¿Qué tienes que perder ahora”?
En efecto, mi disidencia con la dictadura data de los años en que todavía me resultaba difícil pasear libre y suavemente el peine por entre la tupida selva de mi abundante y rizado cabello. Hoy, ya no uso aquellos gigantes peines negros de ébano, hechos de duras púas. Hoy, peinar la nieve de los años que ha cuajado en mi cabeza, me es muy fácil. Siento como que todo me es fácil… y casi permitido. Pues, de joven, los “tacos” se me hacían imposibles, tanto por mis orígenes familiares cristiano-católicos, como por mi decisivo y provechoso paseo por los seminarios claretianos (orgullo y razón de mi personalidad total) Pero ahora me siento con una increíble libertad, permiso y capacidad para pensar, decir y hacer de todo. Tanto es así, que hasta me siento capaz de competir, en unas elecciones libres, por la Presidencia de la República de Guinea Ecuatorial, mi país (¡Un gran equipo de directivos y colaboradores me avala!); o por lo menos soy capaz de decir, en público, cómo me gustaría que Guinea Ecuatorial, mi país, fuera.
POR LA INFINITA SENCILLEZ DE MI PUEBLO…
No es demasiado difícil ser un “buen” Presidente de Guinea Ecuatorial. Y no es porque se trate de un país, tanto geográfica, como demográficamente, pequeño. Ni mucho menos porque el Señor, Dios, su Divina Providencia y la naturaleza han hecho de ese breve rincón africano un sencillo paraíso en medio de la selva; (por eso también, que es prácticamente todo) sino porque se trata de un pueblo marcado por unas infinitas ganas, ansias y predisposición a ser libre, desarrollado, democrático y feliz, desde su infinita sencillez.
Cuando otros creen que, por todas estas razones, Guinea Ecuatorial es fácil de gobernar y presidir para aprovecharse de ella, destruyéndolo; otros creemos que, precisamente por esas mismas razones, Guinea Ecuatorial se merece un trato digno, un exquisito cuidado y un gobierno de luces y taquígrafos. ¡Esto es lo que, ni más ni menos, nos proponemos!
En mi concepción y en la de todo el equipo de directivos y colaboradores del Partido del Progreso, creemos que, ( a no ser que se tenga una conciencia pérfida y lastrada por la maldad) es más difícil gobernar mal Guinea Ecuatorial, que hacerlo bien…
LO QUE NOS ENCONTRAREMOS EN GUINEA ECUATORIAL…
Pero, en casi medio siglo de independencia, todas las circunstancias, todos los esfuerzos y toda la guerra de quienes, en los últimos 43 años, han descubierto en Guinea Ecuatorial una mina para robar, robar, robar y saquear; delinquir, malversar, corromper y ser corrompidos; asesinar, ofrecer sacrificios humanos, “hacer medicina de köng” enaltecer y enriquecer a brujos y marabús; burlarse de los negros guineo ecuatorianos, despreciarlos, pasar por encima de ellos, y esperar a que se vayan muriendo lentamente, en silencio, tanto en Guinea Ecuatorial como en el exilio; convertir a un vil ser humano, llamado Obiang Nguema, en ¡“dios”!, para idolatrarle, besarlo y beber o comer sus excrecencias (¡Algunos guineanos; y algunos extranjeros, confiesan haberlo hecho alguna vez!) Todos ellos pelean y utilizan toda su artillería delictiva para evitar que alguien llegue, cambie y tuerza ese rumbo infernal hacia la hecatombe y la muerte, (por inviable), a que tienen condenados a nuestro país y a nuestro pueblo. Esto, y nos quedamos cortos, es lo que nos vamos a encontrar en nuestro país.
ESTA, NO ES LA GUINEA ECUATORIAL QUE SOÑAMOS…
Ni los guineos mayores y viejos, desesperados y abocados a la muerte, por su avanzada edad; ni tampoco las nuevas generaciones guineanas, nos resignamos a pensar que esta de hoy, después de 43 años, es la Guinea Ecuatorial que habíamos soñado.
Lo mismo es de fácil tomar Guinea Ecuatorial y hacerla -en 43 años- trizas, y llevarla al desastre, como lo han conseguido Obiang Nguema con su familia, su clan, y sus apoyos y defensores externos; como también es fácil tomar Guinea Ecuatorial y hacerla “La Estrella de África”, contando con un equipo político, humano, técnico, de guineanos, y colaboradores españoles y extranjeros, como pretendemos nosotros, desde el Partido del Progreso.
Y uno se pregunta: “¿Quién dijo: ¡¡¡Miedo!!!; habiendo tantos y tan buenos hospitales" (dignos hijos de Guinea Ecuatorial)
ESPAÑA, ESE PAN Y VINO PARA HECER EL CAMINO
Siempre, y desde el primer día de nuestra constitución como Partido del Progreso, demócrata cristiano, en el exilio y en España, hemos pensado que España, siendo nuestro horizonte democrático (y dejado atrás el ya viejo, caduco y olvidado horizonte colonial) es nuestro compañero de camino; ese pan y vino con que se hace el camino… hacia las libertades, la democracia, el desarrollo y el bienestar.
Más de uno, de aquí y de allá, piensa que eso pertenece, cada vez más, al mundo de la mitología y a la poesía de la nostalgia. (Porque lo que sucede en Guinea Ecuatorial, hace ya 43 años de independencia, es lo real, lo único y… “lo que hay”)
Manifestada nuestra convicción, una y otra vez, tantas veces, y desde la más profunda fe, nuestra postura es de espera a la reacción y a la respuesta de España. Nunca una postura beligerante ni belicista; ni de más exigencia que la que la conciencia y la responsabilidad imponen a cada uno. Y seguiremos dejando constancia en público, aunque sea a través de estas leves páginas, de cómo nos gustaría que Guinea Ecuatorial fuera.
¿Que cómo me gustaría que Guinea Ecuatorial fuera?
Pues que fuera un país que reconozca, acepte y valore, en su justo punto, la necesidad de contar con España, en su necesariamente amplia y variada dimensión y conexión internacional