sábado, 5 de mayo de 2012

CARTA DESDE GUINEA ECUATORIAL, AL PRESIDENTE DEL PARTIDO DEL PROGRESO, DON SEVERO MOTO


Estimado y respetado Presidente


He tenido la ocasión de ver los dos vídeos sobre la historia del Partido,¡ni se imagina las peripecias que he pasado para llegar a un ordenador con Internet¡. La suya, es una historia sobrecogedora, como la de nuestro pueblo o la del propio Partido del Progreso, ambas forman parte de una  misma tragedia: una cruel dictadura que está durando ya demasiado tiempo. Todos le agradecemos que se haya mantenido firme, que no haya abandonado esta lucha, a pesar de todas las penalidades por las que ha tenido que pasar. Esta resistencia es lo que esperaba de Vd. nuestro pueblo, un pueblo que un día acogió su mensaje de libertad y de dignidad humana, y que por un momento se vio libre de la esclavitud a la que lo había sometido la dictadura de Obiang. Su fuerte grito de libertad y de democracia, todavía no se ha acallado, sigue sonando en nuestros corazones. Después de tanto tiempo seguimos esperándole, es la única salida para este universo de mentiras y locura en el que Obiang Nguema ha convertido a Guinea Ecuatorial.


Cuando esta locura termine, dicen que falta poco, tendrá Vd. que enfrentarse al mayor de los retos: reparar la maltrecha situación de nuestro país; en lo humano, por la fuete degradación de muchas personas que han estado vinculadas a la dictadura (asesinos sueltos, ladrones, traficantes de todo tipo, etc); en lo económico, porque tendrá que hacer una justa distribución de la riqueza y sentar las bases de una economía competitiva; en lo político, porque tendrá que erradicar la costumbre de manipular constantemente las elecciones; en lo social, ya que tendrá que restañar las heridas que durante tanto tiempo se han producido entre la clase dominante y la clase (la mayoría) dominada y excluida. Eso es lo que le espera a Vd. como Presidente y al gran equipo de directivos y asesores del Partido del Progreso y del Gobierno en el Exilio.

A nosotros tampoco se nos ha olvidado aquella primera ilusión por cambiar la sociedad guineana mediante la participación de todas las personas en la tarea de preparar a la gente para intervenir en las cuestiones políticas y en las económicas, formando hombres y mujeres emprendedores, capaces de crear un tejido empresarial que garantice la prosperidad de las generaciones futuras y que aproveche las grandes riquezas de este pueblo, no para el disfrute de unos pocos, sino para todo el conjunto de ciudadanos, estableciendo además las bases para una actividad económica segura (infraestructuras, formación profesional, ayudas a los emprendedores y seguridad jurídicas para todas las empresas). Vd. podrá cumplir su gran sueño: poner en marcha un sistema sanitario público, universal y gratuito para todos los guineanos.

Creo que los miembros del Partido del Progreso tenemos la fuerza, la determinación y el compromiso suficiente, para darle la vuelta a esta sociedad como si fuera un calcetín. Este es la fuerza que Vd. nos transmitió y el horizonte que nos presentó en sus tres visitas a Guinea y lo que han conseguido frustrar (por ahora) esos enemigos suyos y nuestros, que le han hecho sufrir tanto. Ni al régimen corrupto de esta familia de ladrones, le interesaba su presencia en Guinea; ni al PDGE, ese partido único que ostenta el monopolio de la política; ni a los demás partidos del interior, que se denominan la única oposición "legal" y que no quieren que Vd. aparezca nunca por esta tierra, para así ellos aprovecharse, de la misma forma que lo hace todo el clan de familiares de Obiang. Tampoco les interesa su presencia en Guinea, a muchos empresarios españolas y a algunos políticos y asociaciones, que creen tener la exclusividad en las relaciones con nuestro país y que no quieren que les desaparezca el gran chiringuito económico que han montado. De aquí proceden todos nuestros males y los suyos, aquí está el origen de su tragedia y de la de nuestro pueblo, porque son muchos los que no están dispuestos a renunciar a estas prebendas, aunque tengan que pasar por encima de la miseria de nuestro pueblo, o que tengan que encerrarle ahí en España, para que así Vd. no pueda molestarles.  

Los tiempos están de nuestra parte, la justicia también. Vd. y muchos más hemos resistido, otros se han quedado en el camino, porque han sido asesinados o han muerto en el exilio. Algunos lo han abandonado todo, presos del desánimo o de las penurias económicas. Sepa que estamos esperando que llegue el momento, en el que desaparezca la dictadura y se pueda reunir con nuestro pueblo, libre al fin de sus ataduras. 

Un fuerte abrazo para Vd. y para todos los militantes del Partido del Progreso en el exilio español.