Por Coltán
"Jamás habían hecho falta tantos contenedores para realizar una confiscación de esta clase y jamás los agentes de la OCRDF habían visto tantas riquezas acumuladas en una sola propiedad, como explicaban en las páginas del diario Le Parisien". Así describe este periódico la cueva de Alí su "Excelencia" Teodorín, el hijo mayor del dictador de Guinea Ecuatorial.
Más de 18 millones de euros en lujos asiáticos: un reloj con 498 diamantes, joyas, muebles suntuosos, cientos de botellas de los vinos más caros del mundo, más de 30 lacayos a su servicio, comedor con columnas de coral con una mesa de cristal de 20 m, una discoteca insonorizada. Una vida de auténtico maharajá con el dinero robado a un pueblo cuyos habitantes, en más de un 80 % atraviesan grandes necesidades económicas.
Aunque los robos de Teodorín estén saliendo a la luz, el auténtico ladrón es su Padre, Teodoro Obiang Nguema, que actúa como el patriarca del clan. Hijo de un ladrón de ganado gabonés, este astuto personaje supo muy bien no hacer en exceso de ostentación ni ruido de lo robado, no le era necesario, pues como presidente de la República parecía comprensible que lo tuviera todo. Ha sido su hijo, Teodorín, el que haciendo una burda y excesiva ostentación ha levantado las envidias y suspicacias entre sus más allegados colaboradores y las sospechas de la justicia de países como los EEUU y Francia. El resultado ya lo estamos viendo, embargos de coches y aviones, registros e incautaciones de mansiones, de obras de arte y de un sin número de objetos de lujo, robados todos al pueblo guineano.
Durante mucho tiempo, esta dictadura ha estado invirtiendo cantidades astronómicas de dinero para lavar su imagen. Para ello ha utilizado a sus lobbys con los que cuenta en muchos países y especialmente en España, que se han aplicado con gran ahínco a dulcificar esta dictadura y a verter toda clase de infundios contra los líderes opositores afincados aquí. Pero lo que más ha dolido a los opositores guineanos, ha sido el contemplar como políticos del anterior gobierno, tan relevantes como Miguel Angel Moratinos, José Bono o Juan José Laborda, se han prestado también a legitimar a esta brutal dictadura.
Desde tiempos de Macías Nenguema el opositor exiliado en España D. Severo Moto, pudo conocer las verdaderas intenciones del Comandante Teodoro Obiang Nguema, en aquella época jefe de las prisiones de Guinea Ecuatorial y "auténtica mano ejecutora de los crímenes de su Tío Macías"(Departamento de Estado Norteamericano). Don Severo Moto conocía muy bien al taimado, asesino y mentiroso sobrino y el plan que urdía para derrocar y asesinar a su tío, cargándole muchos crímenes que el mismo había cometido y a continuación seguir gobernado el país de la misma forma que este. Las constantes denuncias que Don Severo hizo ante las Naciones Unidas sobre los asesinatos, robos, tráfico de armas y droga, le granjearon un odio de muerte por parte de este vengativo dictador, que juró asesinarlo. Apresado y encarcelado en la peor cárcel de Africa, Black Beach, Severo Moto pudo librarse de una muerte segura, gracias a la presión de la comunidad política internacional.
Todos estos apoyos en España, bien pagados por la dictadura, han estado denigrando a Severo Moto y vertiendo sobe el toneladas de inmundicia, para desprestigiarlo y amedrantarlo, a fin de que abandonara su lucha contra la dictadura de Obiang Nguema. Al final no han podido conseguir su objetivo y si agrandar la figura de este disidente, tanto en el interior de Guinea Ecuatorial, donde ahora es el único líder al que el pueblo espera, como aquí en España, donde está siendo arropado por los militantes del Partido del Progreso, formación política de la que es Presidente, y por los dirigentes de otros partidos opositores exiliados, igualmente en España.
Hay que reconocer que el tiempo ha dado la razón a D. Severo Moto y que era verdad lo que denunciaba sobre la dictadura de Obiang Nguema y aquellos que lo han perseguido, encarcelado y denigrado, no conocían la verdadera cara de esta dictadura, o lo que es peor, estaban en nómina de Obiang Nguema.
