lunes, 2 de enero de 2012

DICTADURAS, LA HISTORIA INTERMINABLE


El relevo generacional en Corea del Norte nos recuerda que decenas de tiranos siguen aferrados al poder
BORJA OLAIZOLA  ABC.es
Día 02/01/2012

La influyente revista estadounidense «Foreign Policy» calculaba el año pasado que había unos 40 dictadores repartidos por todo el mundo. Los vertiginosos cambios registrados en los últimos doce meses a raíz de la Primavera Árabe –caída de los gobiernos autoritarios de Libia, Egipto y Túnez– han introducido importantes modificaciones en ese mapa.
Acabar con los opositores
Casi todos los tiranos africanos comparten rasgos comunes: sobrepasan los 60 años, llevan décadas al frente de sus países y tienen excelentes relaciones con multinacionales occidentales. También los países que gobiernan se asemejan: cualquier atisbo de oposición es violentamente reprimido y sus ciudadanos sobreviven en la miseria pese a la abundancia de recursos naturales.

Inmaculada Marrero, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Granada, considera que dirigentes como Teodoro Obiang o Robert Mugabe encarnan el arquetipo del dictador con tanta o más propiedad que el fallecido Kim Jong-il. «Obiang lleva más de tres décadas gobernando Guinea Ecuatorial con una crueldad y una impunidad inauditas», denuncia la académica. «Los guineanos viven sometidos por una tiranía que ejerce un control absoluto y que monopoliza todas sus riquezas naturales cometiendo verdaderas tropelías». La profesora recuerda que incluso han salido a la luz indicios de complicidad entre este régimen y el tráfico clandestino de órganos humanos hacia los países occidentales. «Nadie hace nada porque los intereses económicos son muy poderosos».
La lista de opresores africanos se amplía con nombres como Robert Mugabe, que ocupa el poder en Zimbabue desde 1980; Omar El-Bashir, en Sudán desde 1989; Isaías Afwerki, en Eritrea desde hace 17 años; Meles Zenawi, 19 años en Etiopía; Idriss Deby, 20 en Chad; Blaise Compaoré, 23 en Burkina Faso; Yoweri Museveni, 24 en Uganda; Yahya Jammeh, 16 en Gambia; o Paul Biya, en el poder en Camerún desde hace 28 años.
Pero no es únicamente en África donde florecen las dictaduras. Myanmar, la antigua Birmania, ha sido uno de los más feroces regímenes autoritarios desde el golpe de estado que instauró en 1989 un gobierno militar. El país parece sin embargo haber emprendido el camino hacia unas reformas. «La liberación de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi apunta en esa dirección y habría que darles un margen de confianza», concluye el periodista y trotamundos Jesús Torquemada, analista de política internacional.
La caída de líderes totalitarios como Gadafi o Mubarak ha hecho que todos los focos converjan en Bashar Al-Assad, que gobierna Siria desde hace más de una década tras suceder a su padre, Hafez Al- Assad, que permaneció casi 30 años en el poder. La brutal represión que el régimen sirio está ejerciendo sobre sus adversarios le ha hecho avanzar a pasos agigantados en el triste top de los tiranos más sangrientos. «Si nos tuviésemos que guiar por los esfuerzos para acabar con sus adversarios, Al-Assad podría estar a día de hoy a la cabeza de los dictadores», reflexiona el periodista. No son pocos los que equiparan al líder sirio o a los depuestos gobernantes de Libia y Egipto con los dirigentes de países como Arabia Saudí. La profesora Inmaculada Marrero es de las que piensan que tan dictador es el rey Abdullah, en el poder desde 1995, como el difunto Gadafi. «En Arabia Saudí no hay oposición de ninguna clase y el hecho de ser jeques no es un atenuante que les exima de su condición de dictadores», argumenta.
Torquemada coincide con ese punto de vista y lo enriquece con la incorporación a esa «lista negra» de países como China, Cuba o Vietnam, donde cualquier conato de oposición suele tener sus días contados. «También deberían estar antiguas repúblicas soviéticas como Bielorrusia, Turkmenistán y Uzbekistán», añade.