martes, 24 de enero de 2012

¡¡¡ALERTA¡¡¡ EN GUINEA ECUATORIAL

                      
                          PREPARADOS PARA EL POS OBIANG

El Presidente de Guinea Ecuatorial; Presidente, en ejercicio, de la U.A (hasta el 30 de enero); el dictador más longevo y cruel de África, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, podría estar en la fase final de su cáncer de próstata; enfermedad largamente anunciada, y soportada por el dictador guineano.
Se habla de una metástasis en huesos en la columna y un tumor en el colon… a juzgar por los rasgos que presenta el presidente, y de acuerdo con  las fuentes confidenciales de la propia presidencia de Obiang Nguema, así como algunos expertos; si bien, nada ha trascendido de los centros oncológicos normalmente visitados por el tirano, para sucesivas revisiones; los cuales guardan un hermético silencio.
Los rumores son cada vez más insistentes y extendidos, sin embargo sobrevuelan al conocimiento real de la sociedad guineana, que solo barrunta lo peor, ante los excéntricos movimientos del propio presidente, que se mueve por el país sin orden ni concierto; recibiendo visitas de antiguas autoridades españolas, amigas; organizando contubernios contra su más impertérrito rival político, Severo Moto Nsa y el Partido del Progreso, para acabar, cuanto antes, con ellos; o acelerando y multiplicando reuniones familiares, de asesores y lobbies para situar en el poder, o en primera línea de salida a su hijo Teodorín.
La preocupación del pueblo guineano, hoy, más que nunca, atado por el hiriente cordón de militares, policías, mercenarios extranjeros, matones, asesinos a sueldo, tanques y otros aparatos de guerra sembrados en todas esquinas del país, tiene todas sus justificaciones. La muerte de Obiang Nguema Mbasogo, (de quien vaticinó su tío Macías que nadie iba a ver su cadáver…); su muerte, aunque largamente temida, nunca dejaría de ser súbita, por cuanto que abrirá un profundo y peligroso vacío de poder y gobierno en Guinea Ecuatorial, de consecuencias todavía más nefastas que toda la tragedia de asesinatos, desapariciones, exilio masivo, y ejecuciones vividas hasta ahora y protagonizadas por el propio tirano Obiang Nguema.
No están atadas, ni mucho menos, bien atadas, ninguna sucesión institucional, ni tampoco la familiar, tan acariciada por Obiang Nguema y su entorno; pero tan discutida por la propia familia. Ninguna salida institucional está prevista, desde el momento en que, ni existe ya un Primer Ministro, ni se ha hecho efectivo el nombramiento de un Vicepresidente de la República (cargo, en principio, reservado a Teodorín, después de la llamada “reforma constitucional” impuesta por Obiang Nguema Mbasogo)
La muerte de Obiang Nguema Mbasogo, en estas circunstancias, tendría muy escasa importancia o trascendencia para el propio tirano y reconocido dictador guineano, quien se despediría de los guineanos con un seco y airado: ¡Ahí os quedáis matándoos!; pero para el pueblo guineano esta muerte súbita (por no preparada)  no haría más que agravar las consecuencias de aquella maldición con la que la potencia colonizadora se despidió de nuestro país: ¡“Ahí os quedáis, abandonados a vuestra suerte”!
Obiang Nguema podría estar en situación terminal de su largamente anunciado cáncer de próstata. No nos avisarán, seguramente, los que le tratan. Pero el pueblo guineano podría hallarse en estos momentos bajo los efectos devastadores de un tirano que, sí, conoce su estado terminal de salud, y dispara sus últimas y mortíferas balas contra la sociedad. El reciente asesinato, a sangre  fría, y a quemarropa, impune de un taxista guineano, por las fuerzas de represión protectoras de Obiang Nguema, puede ser y parece ser el anuncio real de lo que podría pasar en el país, tras la desaparición definitiva de Obiang Nguema, entre los armados-desalmados y descontrolados; y los desarmados-desatados e incontrolables.
Ojalá (solo “ojalá”) las últimas visitas, a escondidas como siempre, de importantes españoles, a Obiang Nguema en Guinea Ecuatorial (seguro que conocen la noticia de la enfermedad de Obiang Nguema, que comentamos) sirviera para evitar, de forma institucional, controlada y a tiempo (si queda) la debacle humana que nos espera en Guinea Ecuatorial.