martes, 6 de diciembre de 2011

GBAGBO, DEL "TRONO" AL BANQUILLO


El Mundo 6-12-11
El antiguo líder de Costa de Marfil se convierte en el primer jefe de Estado en comparecer ante el Tribunal de La Haya
Laurent Gbagbo, ex presidente de Costa de Marfil, insistió ayer en jugar el papel de estadista y no de fugitivo durante su comparecencia ante el Tribunal Penal Internacional.
La Haya fracasó en sus intentos de hacer caer el peso de la justicia internacional sobre el presidente de Sudán, Omar al Bashir, y el difunto líder libio, Muamar Gadafi. Así que le ha tocado a Gbagbo el dudoso honor de convertirse en el primer ex jefe de Estado en afrontar un proceso en la primera corte internacional para juzgar crímenes de guerra.

El antiguo mandatario, de 66 años, fue transferido a Holanda la semana pasada para responder por cuatro cargos de crímenes contra la Humanidad, entre ellos asesinato y violación. Se acusa a sus seguidores de las sangrientas matanzas desencadenadas como consecuencia de su rechazo a aceptar el resultado de las elecciones y de su intento de aferrarse al cargo que mantenía desde hacía una década.
Los fiscales afirman que unas 3.000 personas murieron y otras muchas resultaron heridas o torturadas durante cuatro atroces meses de violencia. Finalmente el presidente Alassane Ouattara tomó el poder en abril, con ayuda de fuerzas de Francia y de la ONU, después de que un desaliñado Gbagbo fuera capturado en su propio búnker.
Más sano y descansado que entonces, Gbagbo prodigó ayer sonrisas y saludos a sus partidarios presentes en la vista, que duró 25 minutos. «Buenas tardes presidente, gracias por dejarme hablar», señaló, «soy Laurent Gbagbo». Ante el panel de tres jueces, declaró que no necesitaba que se le leyeran los cargos y expresó su deseo de ver las pruebas que existen en su contra: «Cuestionaré esa evidencia, luego ustedes podrán emitir su veredicto».
El ex presidente culpó a Francia, antigua potencia colonial en Costa de Marfil, por su arresto a manos de fuerzas pro Ouattara: «Fui detenido bajo las bombas francesas». Y quiso convertirse de verdugo en víctima: «Tuve que ver morir a mi ministro del Interior, contemplar cómo pegaban a mi hijo (...) y luego me encarcelaron en un lugar sin poder ver el sol ni poder salir al exterior».
También se quejó de su traslado la semana pasada desde el norte de Costa de Marfil. «Fuimos engañados», dijo, añadiendo que el funcionario que le custodiaba «no tuvo el coraje de decir que me enviaban a La Haya» hasta que estuvo en el aeropuerto. La audiencia de ayer se había decretado para confirmar la identidad de Gbagbo y asegurarse de que entendía sus derechos y las acusaciones en su contra.
Según el tribunal, se le considera «autor indirecto» de una campaña orquestada de violencia contra los seguidores de Ouattara. La juez que presidía el tribunal, Silvia Fernández de Gurmendi, programó una audiencia para el próximo 18 de junio, cuando los fiscales presentarán un sumario con las pruebas y los jueces decidirán si son contundentes como para llevarlo a juicio.
Antes, los magistrados celebrarán una serie de reuniones par discutir el progreso del caso, durante las cuales Gbagbo puede apelar contra su detención. Sus abogados condenan el arresto. «Es un juicio neocolonial», señaló Toussaint Alain ante la prensa. «El Tribunal de la Haya se ha convertido en instrumento de Francia, para otorgar poder a los amigos y castigar a los que no obedecen sus consignas».