sábado, 22 de octubre de 2011

GADAFI Y OBIANG: DOS DICTADORES, UN MISMO DESTINO



Por Juan Cuevas


Cuando se dictó la resolución 1975  de Naciones Unidas, que permitió la ofensiva de la OTAN contra el régimen de Gadafi, ya apuntábamos en El Confidencial cuál iba a ser el destino de este dictador. Recordemos que hasta hace poco las cancillerías de todos los países lo recibían con grandes honores y genuflexiones. Sólo ha hecho falta que esta misma Comunidad levantara la veda contra Gadafí, para que de repente, aquel honorable mandatario se convirtiera en el peor de los villanos; en un horrible dictador y criminal. Y al final el propio pueblo, aquel al que despojó de toda humanidad, tratándolo con descarnada fiereza, se ha tomado la justicia por su mano. En los últimos momentos de su vida , Gadafi suplicó a sus captores la piedad que el mismo no tuvo jamás con sus opositores, a los que asesinó, vejó y torturó durante 42 años de régimen.

Como cristiano y como demócrata, he de reconocer que no me enorgullece para nada ver los vídeos  que se han colgado, con el ajusticiamiento de Gadafi y de uno de sus hijos. Hubiera preferido que estos respondiesen ante la justicia, por todos los crímenes cometidos, antes que presenciar el tiro de gracia de sus captores. Pero, como era de esperar, Gadafi ha caído víctima de su pasado de terror. Un epílogo que se repite con bastante frecuencia en el ocaso de las dictaduras, recordemos algunos casos: Benito Musolini en 1945, Macías Nguema en 1979 , Nicolae Ceaucescu en 1989....

Mientras los países democráticos occidentales se prestaban a  aislar a Gadafi, embargándole todas sus  cuentas bancarias y diferentes bienes, otro dictador de su misma calaña, Teodoro Obinang Nguema, sucesor de Gadafi en la presidencia de la UA, le seguía enviando mercenarios y grandes cantidades de dinero. Como denunciábamos en este Confidencial, días antes de su caída (el día 2 del presente mes) le envió los últimos 60 millones de euros.  

A Obiang le podemos aplicar aquella sentencia de las Escrituras: "no es el discípulo más que su maestro, ni el siervo más que su señor". No puede olvidar que también se abrirá la veda para él, y de la misma forma que a su maestro Gadafi, todos sus apoyos internacionales se volverán en su contra, quedando frente a la Comunidad Internacional y frente a la opinión pública, como el dictador y asesino que es. Recordemos como el Vicepresidente del Partido del Progreso, Don Armengol Engonga, en su último artículo, volvía a hacer de nuevo el mismo llamamiento a Obiang: "que abandone el poder, ahora que está a tiempo, y deje al pueblo guineano decidir libremente sobre su futuro".

Muerto Gadafí, la Comunidad Internacional comienza ya a echar la mirada sobre  aquel que le estuvo ayudando hasta el último momento, Obiang Nguema, y cualquier   día    puede volverse contra él. Le recordamos a Obiang que existen algunos ejemplos de dictadores que sí supieron retirarse a tiempo. Ahí tenemos el caso reciente del anterior mandatario de Túnez, Ben Ali, y cómo paró la represión contra su pueblo, y abandonó la presidencia. Huyó a tiempo, y vive exiliado en Canadá, "olvidado" hasta ahora,  por  sus enemigos.

No cabe duda de que los familiares de los guineanos asesinados por Obiang, los presos políticos, los exiliados y otros muchos damnificados por su dictadura, quisieran verle responder de sus crímenes ante un tribunal de justicia. Sabemos que estos dictadores, prefieren morir matando, ya que no creen encontrar ningún sitio seguro una vez abandonado el poder, y así es. Pero también ha de saber, y lo ha visto con Gadafi, que si iniciase una represión masiva contra el pueblo guineano, acabaría exactamente igual que su amigo y maestro. Por eso es mejor una retirada a tiempo, antes que se derrame sangre guineana. No podemos olvidar que vale más la vida de un guineano inocente, que cumplir cualquier deseo de revancha contra este asesino.

En muchas ocasiones hemos oído a Gadafí llamar a los que luchaban contra su régimen, "las ratas". Y durante  42 años ha tratado a los libios de la misma forma en que se trata a estos animales (igual lo ha estado haciendo  Obiang con sus opositores) el destino ha querido que este dictador encontrara la muerte en la alcantarilla de una carretera, de la misma forma que una rata.