domingo, 10 de julio de 2011

Si otros fueron capaces ¿por qué nosotros no vamos a poder?




Si otros fueron capaces  ¿por qué nosotros no vamos a poder?

El proyecto de Severo Moto y su equipo está basado en experiencias posibles. Muchos de los responsables del Partido del Progreso y del Gobierno en el exilio trabajan, a diario, como responsables del más alto nivel en empresas de todo tipo y si ellos son capaces de hacerlo en territorios ajenos a su realidad ¿qué no podrán hacer en su propio país?.


Uno de los ejemplos de que es posible remontar la pesadilla que nos ha dejado en herencia el incompetente Obiang  es el Estado de Israel. Con siete millones de habitantes y rodeado de más de cincuenta millones de musulmanes hostiles, este país resiste los envites terroristas, las declaraciones de guerra y la campaña hostil de lobbies reaccionarios contra la única democracia de la zona y aún así, se sitúa como una de las sociedades más avanzadas del mundo.

Las claves del éxito están a la vista. Lea este artículo para conocer una realidad que puede extrapolarse a nuestro futuro en Guinea Ecuatorial. Hay que aprender de los que saben. Obiang solo quiere a los judíos para armarse hasta los dientes y contratar mercenarios que le protejan pero el pueblo israelí es bastante más que todo eso y para ello no han recurrido a una política racial y nos encontramos una sociedad en la que conviven árabes, caucásicos, americanos, africanos, hispanos (sefardíes) y europeos, entre otros. Frente a los países que le rodean, teocracias beligerantes, la democracia israelí es capaz de mantenerlos a raya.

Fuente: http://www.libremercado.com/2011-07-09/las-claves-del-milagro-economico-israeli-1276429096/




El sueño

La sociedad israelí es una de las pruebas más palpables de que los sueños pueden hacerse realidad. Space IL, una organización sin ánimo de lucro formada por expertos aeroespaciales, tiene ahora otro objetivo: convertir a Israel en el tercer país en poner una nave en la luna. Sus miles de contribuyentes creen que es posible.

Las claves del milagro económico israelí

El país se salva de la recesión apoyado en una política económica que le ha permitido crecer desde el año 2003 y conseguir una tasa de paro por debajo del 6%.

ÁNGEL MARTÍN

A lo largo de su difícil historia, el pueblo judío ha podido salir adelante económicamente e, incluso, prosperar. Llegaron a ser exitosos comerciantes, médicos y financieros, y ocuparon importantes puestos en las administraciones. Las continuas persecuciones que sufrieron dañaron su prestigio y les hicieron perder riquezas materiales, pero no pudieron destruir su activo más valioso: los conocimientos teóricos y prácticos, destrezas y habilidades (lo que los economistas llaman capital humano).

Tras casi 2.000 años de Diáspora, a principios de siglo XX los primeros judíos sionistas se establecieron en Palestina, donde formaron las primeras comunidades agrarias colectivas (kibutz) que más tarde jugarían un papel importante en el nacimiento del Estado de Israel en 1948.

El kibutz

Kibutz Shamir se ha convertido en el más rico de Israel tras vender media fábrica de producción de lentes multifocales a Essilor, la compañía óptica más grande del mundo. También se dedica a la producción de miel y obtienen beneficios del turismo. Fue establecido originalmente en 1944 por un grupo de rumanos marxistas, en la zona alta de Galilea.



Estas comunidades pusieron los primeros cimientos del futuro Israel, gracias a su enorme trabajo, dedicación y devoción por el ideal sionista. A pesar de su ideología y de su forma de organización socialista, los promotores de estos movimientos se caracterizaron por su pragmatismo y no por su dogmatismo.

Así, buena parte de los kibutz se han transformado y abierto hacia el mercado y la propiedad privada durante las últimas décadas. Muchos se han convertido en empresas cooperativas privadas y algunos incluso cotizan en los mercados de valores. Recientemente uno de estos kibutz, dedicado a la producción de lentes multifocales, vendió a la compañía óptica más grande del mundo, Essilor, la mitad de su fábrica por 37’5 millones de dólares, convirtiéndose en el kibutz más rico de Israel.

Dos mentalidades económicas: estatismo vs. Liberalismo

El economista Milton Friedman resumió sus impresiones acerca de su primera visita a Israel en 1962 contraponiendo las dos tradiciones enfrentadas que coexistían en el país. Por un lado, una tradición moderna de confianza en el gobierno paternalista y rechazo del libre mercado. Y por otro, una tradición antigua surgida por las necesidades de la Diáspora y caracterizada por la responsabilidad individual y la cooperación voluntaria; la habilidad de sortear los controles gubernamentales y usar el ingenio judío para aprovechar oportunidades de negocio.

El artífice

Benjamin Netanyahu, actual primer ministro de Israel, fue también ministro de Finanzas entre 2003 y 2005. En este puesto, fue el artífice de la liberalización de la economía hebrea, y sentó las bases de un período de expansión y crecimiento que aún no ha terminado.

Desde la segunda mitad de la década de 1980, momento en que comenzó una importante oleada de privatizaciones, la segunda tradición parece haber dominado la política económica del gobierno israelí, abandonando años de políticas socialistas. Las políticas pro-mercado implementadas por Benjamin Netanyahu como ministro de Finanzas en 2003, tras una recesión de dos años, encajan en esta línea.

Estas políticas fueron los primeros pasos del objetivo declarado de convertir a Israel en el Hong-Kong del Oriente Medio por su excepcional libertad económica y prosperidad. Estos primeros pasos consiguieron liberalizar la economía, reducir la regulación y la intervención estatal, además de revertir una peligrosa tendencia hacia la quiebra del Estado. Según el think-tank Jerusalem Institute for Market Studies (JIMS) en declaraciones a Libre Mercado, "las reformas de Netanyahu no sólo salvaron a la economía de Israel de la insolvencia, sino que también la pusieron en el camino hacia el crecimiento sostenido". Desde 2003 a 2009, el PIB creció a una media anual del 4%.

Los analistas coinciden en señalar el carácter emprendedor e innovador de la economía israelí y su buen aprovechamiento de las oportunidades que genera la globalización. Para el emprendedor Martin Varsavsky, la clave del éxito reside en "el espíritu emprendedor del pueblo israelí y el apoyo del gobierno que entiende y promueve este espíritu". Según el JIMS, el hecho de que estén representadas alrededor de 70 nacionalidades en el país y de que la mayoría de los israelíes sean inmigrantes o nacidos de inmigrantes les hace más dinámicos, innovadores e inclinados a abrir negocios y arriesgarse. "Cada grupo de inmigrantes trae con ellos un conocimiento especial que luego convierten en una oportunidad económica". Otros expertos apuntan a factores culturales que favorecen la toma de riesgos y la perspicacia empresarial, debidos a la peculiar historia del pueblo de Israel o a la experiencia del ejército por la que casi todos los jóvenes tienen que pasar.



El agua de la vida

Uno de los grandes problemas a los que se ha enfrentado el Estado de Israel desde su nacimiento es el de la gestión de los recursos hídricos. Sin embargo, la tecnología y el trabajo de algunas empresas punteras han logrado crear verdaderos oasis en medio del desierto.

'Doing business'

La estabilidad y adecuación de las reglas del juego (marco institucional favorable a las actividades productivas) son otro factor que juega a favor del dinamismo del sector privado de Israel. Así, en el indicador Doing Business del Banco Mundial –que clasifica 183 países según su mayor o menor facilidad para hacer negocios-, Israel está en el lugar 29 de 183 países, muy próxima de Suiza u Holanda (España, en cambio, se sitúa en el lugar 49). Como ya relató el gerente de Ex -Sight Elazar Lozano a Libre Mercado, las trabas burocráticas y administrativas a los emprendedores e innovadores en Israel son ridículas en comparación con España.

Y lo que es más, desde las autoridades públicas se trata de mimar a los emprendedores con gestos inusuales en otras partes del mundo. Recientemente el gobernador del Banco Central de Israel, Stanley Fischer –reputado académico y anterior alto cargo del FMI-, fue a hablar a un evento de pequeños emprendedores israelíes (juntados en un garaje destartalado) donde les agradeció por su labor y esfuerzo a la hora de generar riqueza, innovación y empleo.

Por todas estas razones, Israel es uno de los centros de innovación más importantes en el mundo. Los datos no dejan lugar a la duda: Israel, con sólo 7 millones y medio de habitantes, tiene más start-ups (compañías de reciente creación con gran potencial de crecimiento normalmente vinculadas a sectores de alta tecnología) cotizadas en el índice bursátil tecnológico Nasdaq que todos los países europeos juntos. No en vano, el libro reciente más conocido sobre la economía israelí se titula Start-up Nation: The Story of Israel’s Economic Miracle (Una nación de start-ups: La historia del milagro económico de Israel). Además, su industria de capital riesgo (venture capital) es una de las más importantes del mundo.

La fábrica

Buena parte de los mejores ingenieros e inventores israelíes se han formado en este edificio. El 80% de las compañías hebreas en el Nasdaq están lideradas por graduados del Technion, el Israel Institute of Technology, situado en Haifa.


La recesión

Desde el punto de vista de la coyuntura de corto plazo, las cosas parecen marchar realmente bien, al no haber sufrido una recesión tan profunda como en otros países. De hecho, el Banco de Israel fue el primer banco central del mundo desarrollado que subió los tipos de interés al advertir signos de recuperación económica.

Al sol que más calienta

Israel es uno de los países más desarrollados en el campo de la energía solar. Miles de paneles florecen por todo el territorio, aportando buena parte de su producción de energía.

Según datos del Fondo Monetario Internacional, la economía de Israel creció por encima del 4’5% en 2010, y se estima que crezca en 2011 y 2012 por encima del 3’5% (en España, en contraste, la economía se contrajo un 0’1% en 2010, y se estima que crezca un 0’8 en 2011 y un 1’6 en 2012). Asimismo, su tasa de desempleo permanece considerablemente baja, tan solo el 5’8% en el último mes de Junio de 2011, mientras que el pasado año era del 6,7%. No obstante, en la economía israelí persisten problemas y amenazas que no deben olvidarse, y a los que haremos referencia en los próximos días.