miércoles, 8 de septiembre de 2010

Riesgos en África central



Hannah Koep*


LONDRES. África central ha estado atrayendo últimamente cierta atención poco habitual. Los descubrimientos de grandes yacimientos de minerales y otras oportunidades han brindado una ocasión para diversificar la inversión, aparte de los predominantes sectores petroleros de Guinea Ecuatorial y Gabón.

Se espera que Camerún atraiga 10.000 millones de dólares en los próximos años para explotar algunas de las más prometedoras nuevas reservas minerales de la región, mientras que Guinea Ecuatorial está impulsando el desarrollo de las infraestructuras. Por otra parte, BHP Billiton anunció el descubrimiento de unos 60 millones de toneladas de manganeso en el Gabón sudoriental, mientras que AREVA, de Francia, está formulando planes para construir una gran mina en la República Centroafricana para explotar los yacimientos de uranio.

Pero la de los "recursos naturales" y "África" es una combinación que suele desencadenar alarmas, y África central no es una excepción. Existen importantes riesgos políticos relacionados con los intereses políticos y económicos superpuestos de las consolidadas minorías dominantes de la región, que causan dolores de cabeza a los inversores preocupados por su reputación. La corrupción es omnipresente y la mayoría de las empresas se ven obligadas con frecuencia a trabajar con socios elegidos por los gobiernos, que apenas pueden controlar.

Un informe del Senado de los Estados Unidos, publicado en febrero, reveló flagrantes usos indebidos de los fondos estatales en Guinea Ecuatorial. El hijo del presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo contrató, al parecer, a abogados, banqueros y agentes inmobiliarios de los Estados Unidos para trasladar más de 110 millones de dólares a los EE. UU. Entre el 2004 y el 2008, con los que compró una casa valorada en 30 millones de dólares en Malibú (California), un avión a reacción Gulfstream e innumerables bienes lujosos. Ahora está sometido a una investigación penal y afronta acusaciones de blanqueo de dinero, soborno y extorsión. El informe cita otras dinastías gobernantes de la región, incluido el clan Bongo, de Gabón, que también está acusado de uso indebido de fondos públicos.

El riesgo político y la garantía de la permanencia en los cargos representan otros obstáculos para los inversores. En vista de las intromisiones políticas en el sector privado de toda la región, la mayoría de los grandes proyectos empresariales se llevan a cabo en forma de operaciones conjuntas con empresas controladas por el Estado (a veces dirigidas encubiertamente por miembros de las minorías gobernantes), lo que con frecuencia entraña pagos ilícitos para obtener contratos o licencias sin seguir los procedimientos de licitaciones oficiales.

Cuando los regímenes cambian, esa clase de contratos puede ser objeto de investigación, como ha ocurrido en muchos otros países africanos. Semejantes cambios han sido bastante raros en una región dominada durante mucho tiempo por "hombres fuertes" como, por ejemplo, Omar Bongo, Obiang y el presidente de Camerún, Paul Biya. Sin embargo, la avanzada edad de Biya plantea importantes interrogantes sobre las posibles secuelas de una transición política y lo que esta podría significar para los contratos vigentes.

La accesión al poder de Ali Ben Bongo en Gabón mostró que se pueden superar incluso las considerables amenazas planteadas por una transición en gran medida imprevista, pero en Camerún es probable que la sucesión sea menos cómoda. En los últimos años han quedado demostradas en varias ocasiones las posibilidades de conflictos, mientras que las divisiones de carácter étnico-regional, lingüístico y civil-militar indican que cualquier vacío de poder en la cumbre podría ser desestabilizador.

Pero hay algunas señales esperanzadoras. La Comunidad Económica y Monetaria del África Central (Cemac) nombró recientemente a Lucas Abaga Nchama, de Guinea Ecuatorial, para que dirija su banco central, el Banco de los Estados del África Central (Beac). Se trata del primer ciudadano no gabonés que ocupa ese cargo desde la creación del banco, en 1972. Ahora los cargos directivos de la Cemac y del Beac corresponderán por turno a los seis miembros -Camerún, Chad, Gabón, Guinea Ecuatorial, República Centroafricana y República del Congo-, lo que podría presagiar una mayor integración regional.

El cargo quedó vacante después de que algunos ejecutivos, la mayoría de ellos gaboneses, quedaran desacreditados en un escándalo de malversación de fondos que estalló en octubre del 2009. Un importante fraude en la oficina de París costó al banco unos 28 millones de dólares, lo que reveló las deficiencias de los mecanismos de auditoria y control. El nombramiento de Nchama representa una clara ruptura con el pasado, pues afirma que será el encargado de la reorganización.

Pero sigue sin ser seguro que las nuevas caras de la región puedan acabar con la antigua tónica de mala administración y usos indebidos. Es necesaria una limpieza para restablecer la credibilidad, pero las perspectivas de reforma drástica siguen siendo limitadas, dada la ejecutoria de la mayoría de los Estados miembros, caracterizada por normas deficientes de contabilidad y transparencia.

El nombramiento de Nchama fue un éxito para Guinea Ecuatorial en su larga aspiración de aumentar su influencia en la Cemac. El país ha dedicado parte del dinero obtenido con el petróleo a aumentar sus contribuciones al Beac y ahora aporta, al parecer, el 48 por ciento de las reservas de divisas de la Cemac. Esa estrategia parece haber dado fruto. Sin embargo, dada la implicación del clan de Obiang en graves corrupciones y uso indebido de fondos estatales, no es un buen presagio precisamente para la reforma regional.

Con la posible excepción de Gabón, donde es demasiado pronto para evaluar la eficacia de las reformas propuestas por el nuevo presidente, la mayoría de los gobiernos de la Cemac están dirigidos por minorías dominantes provincianas que se dedican más a crear una apariencia democrática que a la liberalización política y económica auténtica. Ese estilo de gobierno brinda condiciones ideales para el uso indebido de los cargos públicos, el cual ha propiciado una corrupción endémica. Como con tanta frecuencia ocurre en el continente, la consigna para los posibles inversionistas atraídos por el auge en materia de recursos de África central debe ser 'caveat emptor'.

*Veterana analista de asuntos africanos en Control Risks, asesoría internacional de empresas en materia de riesgo.


Copyright: Project Syndicate, 2010.
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Traducido del inglés por Carlos Manzano.