domingo, 29 de agosto de 2010

El reinado del privilegio y la inequidad


El reinado del privilegio y la inequidad

29/08/10

PorMarcelo A. Moreno




Los condenaron a muerte a las tres de la tarde y a las cuatro ya habían sido ejecutados. La base de la pena la proporcionó la tortura, según denunció Amnistía Internacional el lunes. Así de expeditiva fue la autodenominada Justicia del presidente Teodore Obiang contra opositores al régimen que oprime Guinea Ecuatorial desde 1979, a los que acusaba de haber participado en una asonada.

Mientras, en una infame cárcel de Irán, una mujer, madre de dos hijos, espera ser lapidada por haber sido considerada adúltera por un tribunal que, a falta de pruebas, lo decidió a través del “conocimiento de los jueces”.

Ante la ola mundial de protestas, las autoridades alegaron que, además, la habían encontrado culpable del crimen de su marido, cosa que antes se ve que se les había traspapelado.

Hace unos días en el estado mexicano de Tamaulipas, narcos del grupo Los Zetas masacraron a 14 mujeres y 58 hombres, todos inmigrantes que intentaban llegar a Estados Unidos. Al parecer, se habrían negado a trabajar en la organización, cosa que habría ofendido la sensibilidad de sus captores.

Lo bueno del caso es que, con pasmosa regularidad, el presidente Felipe Calderón se autofelicita en público por su efectividad en la lucha contra el narcotráfico.

Por otro lado, casi no hay semana en el planeta en que la ciencia no nos acerque alguna nueva maravilla. Nos cuesta asombrarnos, de puro acostumbrados: sólo en la última década se creó vida artificial, se completó la secuencia del genoma humano, se halló agua en Marte, se descubrió el homínido más antiguo, se avanzó decisivamente en la terapia genética, se estimó la edad del universo, todos acontecimientos que tendrán en el futuro notables consecuencias para la humanidad.

En cuanto a la tecnología, avanza a tal velocidad que prácticamente todos los instrumentos que hoy usamos, por más flamantes que sean, ya tienen carnet de anacrónicos.

Además, con el imprevisto fenómeno de Internet entramos de lleno de un mundo hipercomunicado, cuyos últimos desarrollos, como las redes sociales, probablemente servirán para ensanchar la conciencia global respecto del imperativo de expandir las libertades y los derechos. Además de alertarnos, cada vez más, sobre la necesidad de i nterrumpir el prolongado suicidio de pulverizar la naturaleza.

Pero si este pantallazo global nos trae regocijos y esperanzas, no sucede lo mismo con el reparto de justicia: l a más despiadada inequidad sigue dominando al mundo, ultraje más deletéreo en la medida en que la conciencia planetaria se extiende.

Parte de este fenómeno se debe a que sólo una estricta minoría de naciones goza de una democracia genuina, republicana en la que se respeten de verdad las leyes y los derechos puedan ser ejercidos. Por lo cual, el vertiginoso progreso cultural aparece enchastrado por una especie de hediondo enquistamiento moral.

El país más poblado del planeta es asfixiado hace más de medio siglo por un totalitarismo de partido único , censura completa, represión generalizada y récord de ejecuciones.

Miles de millones de mujeres padecen regímenes dirigidos por hombres que las desprecian, las humillan, les prohíben hasta lo mínimo, llegan a mutilarlas y, cada tanto, las lapidan.

En el llamado Tercer Mundo se multiplican en el poder los dictadores, los genocidas, los asesinos, los torturadores. Son delincuentes más parecidos a los monstruos e imbéciles que Cayo Suetonio pinta con genio quirúrgico en “Los doce césares” que a los ciudadanos comunes y corrientes que nos vende la publicidad planetaria.

Pero también hay democracias de baja calidad , regidas por corruptos, estafadores, falsarios, psicóticos, ineptos, fabuladores.

Una pócima garrafal sobre qué lugar ocupa nuestra sociedad en este mundo tuvimos en la semana con un inaudito show transmitido por Cadena Nacional.


Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/reinado-privilegio-inequidad_0_325767597.html