miércoles, 7 de julio de 2010

LA “FRANÇAFRIQUE”, (RELACIONES AFRICA-FRANCIA) CUESTIONADA EN PARIS




Severo-Matías Moto Nsa, Periodista y político guineo-ecuatoriano.




“El día 14 de este mes de Julio, Don Nicolás Sarkozy, Presidente de la República Francesa, pone a prueba y exhibe la “grandeur” de Francia, ordenando, por enésima vez, a unidades de 14 países africanos a desfilar en los Campos Elyseos, al lado de las tropas francesas. En el palco de honor, junto al Jefe de Estado francés, estarán presentes los jefes de Estado, eternos amigos de Francia y redes de la “Françafrique”: Gnassingbé (Togo), Bongo (Gabón), Compaoré (Burquina Faso), Deby (Thad), Sassou Nguesso (Congo Brazaville), Biya (Cameroun). Con estos, otros dictadores golpistas africanos…” La información la suministran los convocantes de una macro-manifestación que se producirá un día antes (13 de Julio) en la “Place de la Republique” de París.

Como indudable signo de los tiempos, la manifestación, convocada, (por cierto), por organizaciones africanas y “¡francesas!”, anticolonialistas, presenta exigencias tan llamativas y significativas como la desaparición de la “Françafrique”, el fin del apoyo francés a dictadores y golpistas africanos y una larga lista de reivindicaciones que dejan a la luz, de forma apabullante las, no por elementales, menos tremendas carencias, vacíos y defectos en las relaciones entre los pueblos africanos y Francia.


COMENTARIO.




Como lo cuenta la historia, Fashoda, una pequeña localidad del África Oriental, fue el lugar donde acaeció el conocido como el “Incidente de Fashoda”. Ahí se produjo el encontronazo entre los ejércitos franceses y los ingleses. Francia se proponía ocupar África de Norte a Sur; mientras Inglaterra intentaba lo mismo, del Oeste al Este. Entre ellos se halló la solución definitiva. (¡Cómo pelear dos países europeos ante la mirada curiosa de los africanos!) (¡qué vergüenza!). Suiza se encargó de dirimir la pelea antes de que se escandalizaran los africanos.

La irrupción independentista africana, en la década de los 60 (ahora se cumplen los 50 años) hizo, sorprendió, inevitablemente, a las dos potencias europeas. Ante lo imposible de frenar la oleada independentista, que tenía su marea de fondo en la ONU, tanto Francia como Inglaterra, idearon una fórmula intermedia; entre perder del todo las posesiones, intereses e influencia en África, cediendo a los leves escarceos belicistas de los incipientes líderes revolucionarios (evidente incidencia rusa) abandonándolo todo a su suerte, y/o aferrarse, a base matanzas masivas de la población autóctona. Solución intermedia: Francia ideó la “Francofoníe”, mientras Inglaterra ponía en marcha la comunidad de bienes “Common Wealth”. Es de suponer que para que la solución intermedia tuviera visos de dignidad, igualdad y bondad para las dos partes, África estaba obligada a recorrer un largo espacio de preparación y adecuación a los tiempos (¡imposible!). Por lo tanto, la solución intermedia estaba necesariamente abocada a una especie de “baño maría”; un leve descafeinado de la colonización, que, cincuenta años después África nunca ha logrado superar. La ley de “nóminor quia leo” (“porque me llamo león”) ha marcado los cincuenta años de las independencias africanas y sus relaciones con los colonizadores. Y la mejor manera (y alguien pensará que así se libra de responsabilidades…) es asegurarse la influencia y el dominio colonial, forzando gobiernos militares; cuanto más crueles y más corruptos, mejor. Dedicados a poner bozales a la oposición, Alejar, anestesiar, recluir, liquidar, asesinar a posibles brotes de mentes africanas capaces de (ya ni siquiera de lanzar voces revolucionarias o gritos belicistas) sino de invitar al entendimiento, coparticipación y adentramiento en la normalidad política y democrática de África. Esta ha sido y sigue siendo la manera definitivamente elegida para mantener a raya a África y reducir a cero su despegue.

CULPABLES NECESARIOS: LOS PROPIOS AFRICANOS.

Quede claro que los africanos que se ofrecen al juego para hacer de África un auténtico campo silvestre de tiranos y dictadores militares contra sus pueblos, tienen ante la historia (que nunca escriben ni dejan escribir) el 75% de responsabilidades políticas, judiciales y de toda índole. Dejemos a los avispados colonos ese 25% que, a la hora de la verdad, acaba siendo un 100%: Porque, incluso cuando los propios pueblos africanos, se ponen en pié y se rebelan pacífica, cívica, institucional y democráticamente en las elecciones libres contra los tiranos militares impuestos, siempre aparece una voz desde Europa para dar (al grito de “¡¡¡art!!!”) el veredicto final.

Los pueblos africanos hacen muy bien. Ya no paren independentistas revolucionarios, ni exaltados nacionalistas, o cosas parecidas, tan fáciles de aniquilar por los dictadores militares impuestos por los colonos. África pare, y en abundancia valores humanos, mentes serenas, inteligencias capaces de entender y conectar con la globalidad. (Pregúntenselo al gran líder afroamericano, Barack H. Obama, ante quien las caras de tanta patulea de dictadores militares golpistas, teledirigidos desde Europa, deberían inclinarse avergonzados) Lo difícil es encontrar, cincuenta años después de las independencias africanas, a “partners”, colegas, compañeros europeos. ¿Por qué, cincuenta años después de las independencias africanas, solo sus pueblos se han abierto a los aires de la libertad; y, sobre todo, en el decisivo campo político, el grito de ¡¡¡LIBERTAD!!! se lanza hoy a través de cauces institucionales: asociaciones y partidos políticos; y Europa, se niega a conectar con ese grito, a base de potenciar, sostener y promover a dictadores militares? ¿Por qué?

¡Qué tremenda soledad! ¡Qué apabullante falta de respuesta!

Los pueblos de esta África sin respuesta, recibimos, entre esperanzados y, naturalmente, escépticos y dudosos, una convocatoria en Francia; solo que, como siempre, únicamente van los dictadores militares, a través de los cuales, y en conversaciones privadas los colonos imparten ordenes sobre cómo seguir martirizando a los pueblos africanos.

La gran duda y la gran pregunta inevitable: Ante las denuncias, y exigencias de estos pueblos: ¿A quién –después de 50 años de frustradas independencias dictatoriales africanas- hay que exigir, y esperar la respuesta; a los dictadores africanos, o a Francia? Y decir Francia, es golpear la entera nuca de la vieja Europa occidental, eterna colonializadora de África.