La noticia del fallecimiento de Lorenzo Bacale Andeme, nos ha pillado a todos por sorpresa. Sabemos que estamos en el exilio mas o menos obligados por las circunstancias. Somos conscientes que Dios nos puede llamar en cualquier día y a cualquier momento; pero nunca podemos dejar de sorprendernos cuando se nos va un hombre de bien, un buena persona.
No tuvo ni siquiera tiempo para despedirse, en 24 horas preparó su equipaje, nos dejó en silencio sin molestar, sin inquietar, intentando evitarnos las lagrimas por su perdida irreparable.
Bacale era amigo no solo de sus amigos, sino de los que no sabían comprenderle. Siempre una palabra amable, un consuelo, una acogida. Lo mismo atendía a un político que a cualquier guineano que acudía a pedirle ayuda.
Desde la radio, desde sus libros escritos, desde su palabra, Lorenzo era conocido por los guineanos como una persona suya, llegó a ser la voz de los guineanos en Radio exterior de España. Buscó el entendimiento entre todos con su diccionario castellano-fang-catalán. Desde su tierra de acogida, la Bella Easo, procuró un lugar para los guineanos, Guinea etxea era nuestra casa. Todos los que hemos pasado por San Sebastián, nos acordamos de la buena acogida que Lorenzo daba a su gente; nos abría hasta las puertas de su casa.
A nivel personal, mi relación con Lorenzo siempre habia sido muy cercana, le recuerdo siempre pendiente de nuestras actividades, siempre preocupado por el retorno. Me decía, “eyit”, este viaje esta siendo demasiado largo, hemos de buscar la forma de acortarlo, no puede ser eterno.
Se nos ha ido el amigo, el compañero, el tertuliano, el de la sonrisa amable, el pacificador. Nos queda animar a su familia y decir a su esposa Puri, sus hijos Jaco y Ana que lloramos todos la perdida de vuestro ser querido; pero que os quede en la memoria su recuerdo y su buen hacer. Muchos le encontramos a faltar.....
Apoyo la idea de que el consistorio de San Sebastian quiera dedicar una calle en su memoria; Bacale se lo merece, es un buen honor para un hijo adoptivo tan ilustre.
Solo me queda decirte, Lorenzo, con la confianza que nos teníamos, que nos esperes en el cielo y que descanses en Paz.
Tu amigo
Gabriel Moto Nsa
