martes, 29 de junio de 2010

Golpistas contra Guinea: la lista Wonka



¿Existe el documento más buscado por los espionajes? Así lo consiguió el colaborador de El Reservado
Golpistas contra Guinea: la lista Wonka
Por Víctor González, 29 de junio de 2010





En medio de la mayor epidemia de cólera que ha sacudido la parte más ecuatorial de África, el consultor se abanica dentro del avión que lo traslada hasta la capital. Poco menos que rezando para que el Malarón no le provoque diarrea o dolor abdominal y para que le sea eficaz, teniendo en cuenta que tenía que haber empezado a tomarlo dos días antes de trasladarse hasta allí.

Recuerda con una sonrisa que a un tipo norteamericano aquel tratamiento contra el paludismo a largo plazo, lo había dejado totalmente calvo. Se pregunta si tras la jubilación y ya residiendo en su Virginia natal habría recuperado el cabello. El coche oficial le espera directamente en la pista y lo lleva directamente al palacio presidencial. Parece que, visto lo visto, la visita será breve.

Medía hora y dos aguas tónicas más tarde, ya tiene una idea aproximada de lo que se le solicita. Piensa que, frente a todas las circunstancias singulares por las que se le había contratado en el pasado, está se lleva la palma. Esa misma tarde vuelve en un vuelo directo a Madrid. Esa misma noche, a las nueve, el contacto, un especialista en análisis de un conocido servicio secreto, se reúne con él en la cafetería El Diamante en Atocha.

Nada más encontrarse, el especialista le suelta:

-Macho, ¿los privados no podéis permitiros nada más que un bocadillo de calamares?
-Cómo eres Antonio. A, es un capricho porque no sabes lo que me pueden llegar a gustar; y B, para lo que me va a durar dentro.
-¿No habrás cogido un Dengue o alguna mierda contagiosa?
-Que va, es el Malarón, el primer día siempre es así. Bueno a lo que vamos: ¿Qué sabes de la lista Wonka?
-No me fastidies con eso. Es un bulo, una invención para distraer, tu jefe ya lo ha pedido de forma oficial y por lo menos nosotros le hemos dicho que no alucine.

La reunión concluye de forma totalmente improductiva. Llamada a Gibraltar para que comiencen a tocar enlaces y a revolver en las bases de datos. Nadie sabe nada de la dichosa lista. Teóricamente no existe y, sin embargo, hay quien está dispuesto a pagar una millonada por el dichoso papel. Nadie soltaría tanta pasta por algo que no existe. La noche de pesadilla, llena de visitas al retrete, en el Ibis Barajas.

Antes frecuentaba hoteles de postín, pero desde que se trata sobre todo de anonimizar la vida, una cadena de hoteles como esa le permite creer que siempre está en el mismo sitio. Lo denomina “el efecto MC Donalds”: todos son iguales y eso que le ponen de comer siempre sabe a algo... conocido.

A las siete, mientras escucha en el Ipod “All the Things You Are”, de Ella Fitzgerald, suena el teléfono. Uno de los analistas, un africanista experimentado, ha relacionado el nombre del documento con un empresario libanés residente en el Reino Unido, así que a la city de cabeza.

Viaje a Londres: basura, correo y comunicaciones

En un mundo globalizado es sorprendente cómo se puede pasar de una región climática a otra en sólo unas horas. La mañana londinense es tan inhóspita como siempre. Antes de desplazarse hasta Manchester, en un despacho de una empresa amiga, otros dos consultores aportan lo que pueden sobre la citada lista. Al parecer en el documento aparecen, uno a uno, todos los implicados en la trama del golpe de estado fallido de 2004.

“No creo que la vayas a conseguir, pero probablemente ese es el documento más buscado por todos los servicios en este momento”. Unas horas después, en las inmediaciones de una de las urbanizaciones más lujosas de Manchester, un tipo, desde un Vauxhall de alquiler, trata de hacer unas fotografías con su macro. En los próximos dos días, la basura, el correo y las comunicaciones de esa casa serán suyas antes que de nadie.

Por avatares del destino, la mujer que limpia en la vivienda es española y tras un par de conversaciones en la cafetería del súper más cercano y curiosamente sin mediar compensación económica alguna, nos suelta que el propietario lleva días hablando con ¿Málaga? ¿Será broma? Se le propone un negocio, sólo tiene que llevarse una PDA y ponerla cerca del teléfono principal desde el que habla su jefe y si es posible cerca del ordenador del despacho del mismo.

Luego del pago y del compromiso por su parte de regalarle la PDA, que le vendrá muy bien a su hijo Raúl, sólo hay que esperar. La batería modificada del pequeño dispositivo nos da unas 24 horas en espera, ya no tiene sentido seguir allí, podemos monitorizarla desde cualquier lugar del planeta. Esta versión en concreto además de llevar modificado el sofware para que nos llame cuando hay sonido, tiene un micrófono altamente sensible. También lleva una doble tarjeta, un segundo canal que permite escuchar cualquier teclado inalámbrico que se encuentre en su radio de acción. Los teclados suelen trabajar en 2.4 Gigahercios y tienen un alcance de señal en ese formato de onda sorprendente.

La implementación de microondas en sistemas de radio ha conseguido por un lado reducir sensiblemente el consumo y por otro multiplicar con la misma potencia de emisión e incluso menor el alcance de éstos dispositivos.

Cuatro horas más tarde se produce una primera conversación telefónica. Nada, no es trascendente. Una segunda esta vez para llamar a un fontanero. Luego, silencio absoluto. Hay que tener en cuenta que el aparato actúa con un poco de retraso, concretamente lo que se tarda en detectar una fuente de sonido más lo que tarda en salir la llamada al número programado.

Esta vez hemos tenido suerte, porque a la vez que entraba en el despacho, el objetivo estaba hablando por su teléfono móvil, aunque nada trascendente. Tras despedirse, se oye con nitidez un ruido de línea y…. ¡BINGO!, una serie de subtonos de teclado telefónico y el programa adecuado nos dará más tarde el número marcado sin problemas. La conversación en sí misma no es muy significativa pero sí un tanto inverosímil, los dos sujetos están hablando en clave y sale a relucir una reunión. Dicho esto, la llamada se interrumpe. La segunda línea del aparato se pone en marcha, han encendido el ordenador y como no podía ser de otra forma, en un domicilio de estas características el mismo tiene un teclado inalámbrico. Mientras teclea se oye con precisión el sonido de inicio del sistema operativo.

“Por suerte es un Apple”

En este caso el ordenador es un Apple. Conocer este detalle puede simplificar mucho las cosas en el futuro ya que, por norma general, los usuarios de Apple tienen instaladas muchas menos medidas de seguridad en sus equipos. Los rezos para que no estén en la caché las contraseñas y los usuarios son atendidos. Tras varios clics de ratón, llegan al ordenador desde el que “escuchamos” allunited ENTER riomuni ENTER y luego dos horas de conversaciones de lo más interesantes girando alrededor al asunto que interesa. El consultor se frota las manos, el otro sujeto tiene el documento en su equipo. Tiempo bien invertido, dinero bien ganado.

Se remite la información a la central y allí se ponen manos a la obra. No por el Messenger, no por AOL, sino por medio de Skype. Skype es el sistema de chat y comunicaciones por videoconferencia más seguro que existe, está totalmente encriptado. Lo malo es que los usuarios lo saben y no tienen nunca dudas de que, el que está al otro lado, es su interlocutor habitual. Ya tiene un usuario, un password, una idea del encabezado de la IP por la localización geográfica del ordenador, de modo que se marcha a casa.

Desde 1994 las bases de datos telefónicas de búsqueda inversa que permiten introducir un número telefónico y nos devuelven un propietario, están prohibidas en España. De manera que la búsqueda del número telefónico va a tener que ser a pelo. Si bien sabe que el número de teléfono no va a salir en la guía, sí puede determinar la zona: San Pedro, parte del trabajo está hecho. Se traslada hasta San Pedro de Alcántara.

Busca un inglés de nivel económico alto

También sabe que busca a un inglés, de nivel económico alto, que por la conversación telefónica, estaría disfrutando del anonimato que da la Costa del Sol a los británicos. Por suerte una llamada posterior captada por la PDA nos da un número peculiar, es de un teléfono por satélite. Algo poco habitual y más en nuestro país donde el costo de las llamadas son prohibitivas. Curiosamente estos aparatos, que son mucho más complicados de pinchar, son muy sencillos de localizar, puesto que la mayoría de ellos llevan incluso un sistema de emergencia que se puede activar en remoto.

El hecho de que además sea de una compañía polaca conocida en ámbitos militares ya le pone totalmente en la pista. El nuevo objetivo está en la carretera que va de Ronda a San Pedro de Alcántara. Dos horas más tarde, está en las inmediaciones de la urbanización el Madroñal. Un exceso de seguridad denota que uno de los inquilinos tiene una cierta paranoia. Una vista cenital de la vivienda desde un cerro cercano le permite observar que hay una actividad inusual en la casa. Hay guardias fuertemente armados, más de lo que desde luego permite la ley de Seguridad Privada española, lo que le hace pensar que posiblemente se trate de la vivienda de una persona con marchamo diplomático.

Un micrófono láser oculto en una cámara y el hecho de que en Málaga las viviendas no tienen en general doble acristalamiento le permite hacer algo imposible en Londres, escuchar sin más el interior de la vivienda. Se cogen matrículas y se busca información en Tráfico para comprobar que están protegidas. No se puede acceder a la información de sus propietarios y esto no es común en las matrículas de diplomáticos. Además, las placas son británicas. Se centra en el ordenador y las comunicaciones. Una antena direccional WIFI y el software adecuando le permite pinchar la red del usuario y sin más problemas bucear en el disco duro. No se resiste a conectarse a Skype y charlar un rato con él, la conversación no puede ser más provechosa. Menos mal que no le ha dado por usar la vídeoconferencia. Una hora más tarde tiene el archivo. Misión cumplida, vuelta a casa.

Esa misma noche, tras preparar la cena, como si de un ritual se tratase, sentado en la terraza, procede a leer el documento. Al ir viendo el contenido, no da crédito a lo que en él está escrito. Suena el teléfono móvil personal, el cliente pregunta por el documento solicitado días antes, está muy impaciente, daría lo que fuese por poderlo ver. De momento el consultor, con la prudencia que da llevar tiempo en esto, sólo puede decirle al cliente:

-De verás que lo siento, pero creo que en Madrid llevaban razón, la citada lista es un bulo, no existe. Si hay algo, ya se lo haré llegar.

Y es que, aunque a uno lo llamen mercenario, hay cosas que están por encima de los clientes y que es mejor que no vea nadie.




Fuente:http://www.elreservado.es/news/view/220-noticias-espias/276-golpistas-contra-guinea-la-lista-wonka