lunes, 28 de julio de 2008

Los negocios del Rey con los dictadores amigos de Zapatero


Don Juan Carlos y Zapatero reciben con los brazos abiertos a golpistas, genocidas, dictadores, caudillos y déspotas. Con un único criterio: que tengan petróleo.




Cuando José Luis Rodríguez Zapatero tomó el poder en 2004 quedó claro que su política exterior no iba a ser como la de España hasta ese momento.


Con sus errores –ni pocos ni menores- José María Aznar tuvo un proyecto de potencia para nuestro país. Una potencia bastante realista, fundamentada en la identidad europea, en la alianza norteamericana, en la fortaleza económica y en la versión actualizada de la "seguridad colectiva" de otros tiempos. No creo que lo de Aznar fuese una maravilla, pero estoy convencido de que las alternativas presentadas, incluyendo la "Alianza de Civilizaciones" de ZP, eran mucho peores.


Para empezar, Zapatero llegó al poder entre aplausos de los enemigos de España. Eso ya debía hacernos sospechar, porque si alguien gobierna en España llevándose bien con la dinastía marroquí es que estamos haciendo lo que ellos quieren que hagamos, y no hay más opciones.


Además de la contradicción que todo esto supone para Zapatero y el PSOE, y para sus egregios apoyos en las más altas instituciones del Estado.Quienes de verdad creyeron en el tercermundismo de la "alianza" de Zapatero fueron unos ilusos, pero merecen un respeto. Digamos que hay personas que de verdad creyeron todo eso del relativismo cultural y de la lucha antiimperialista y demás.


Qué pena que ni nuestro jefe del Estado ni nuestro presidente del Gobierno ni sus interlocutores internacionales hayan estado nunca en ese bando.


El secreto de una buena amistad: el petróleo Zapatero presume de hiperdemócrata, y los medios progresistas aún reprochan a Aznar los leves atisbos de realismo político que se le entrevieron. Eso sí, cierran los ojos ante los actuales interlocutores de España: la monarquía saudita, el régimen de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial, la China comunista, la Venezuela de Hugo Chávez, el Irán de Mahmud Ahmadineyad y por supuesto el Marruecos de Mohamed VI.


¿Qué tienen en común todos ellos, además de ser interlocutores preferentes de España?Pues es bien sencillo, señores: con ellos se hacen buenos negocios, petroleros o de otro tipo. Se trata de regímenes muy poco democráticos –pero Moratinos y Zapatero no dicen nada-, con fundadas acusaciones de intolerancia religiosa, discriminación sexual, persecución étnica, falseamiento electoral y suma y sigue.


Pero no importa: tenemos un Gobierno que es capaz de dar lecciones de legitimidad democrática a Italia –cuyo Ejecutivo por cierto tiene un respaldo en las urnas que ya le gustaría al PSOE- pero que se calla cuando viene por aquí a farolear alguno de nuestros amigos tercermundistas. Amigos ricos y generosos, eso sí. Y son esas cosas las que a uno le hacen avergonzarse de la hipocresía de quienes nos gobiernan. Haciendo buenos negocios de la mano de auténticos impresentables.



Autor: Pascual Tamburri

Fuente: www.elsemanaldigital.com