jueves, 19 de junio de 2008

La Guardia Civil para Guinea Ecuatorial





No hay nada como los prestigiosos equipos de investigadores de la dictadura de Guinea Ecuatorial para resolver los complejos enigmas y las tramas golpistas que han amenazado la estabilidad del país.

Según se desprende de los informes elaborados por la policía judicial de Malabo, el “soldado de fortuna”, Simon Mann era el comandante en jefe de una unidad de élite que tenía como misión entrar en Guinea Ecuatorial vía aérea, procedente de Harare (Zimbabue), aterrizar en la capital, Malabo y desplazarse hasta el complejo presidencia y hacer prisionero al sátrapa, Obiang Nguema.

La cosa era volver al aeropuerto y trasladarlo a España y entregarlo a la justicia.

Para que no se produjera un vacío de poder, Severo Moto que ya tenía entre sus planes, hipotéticos, ofrecer una alternativa real al dictador; habría creado una plataforma política con guineanos y guineanas de distintas formaciones políticas ( esto es cierto) con el fin de llevar a cabo una transición a la democracia.

Para que no se alterara la “paz social” España le habría prometido a Moto un contingente de la Guardia Civil con el fin de evitar un “baño de sangre” y en seis meses convocar un proceso electoral que terminara en unas elecciones generales con el fin de elegir parlamentarios y alcaldes para encarar una nueva realidad basada en el respeto a los Derechos Humanos y en un Estado de Garantías Jurídicas.


La verdad es que no hay nada más absurdo que intentar desviar la atención de los problemas derivados de la pésima gestión de la dictadura hacia un cuento circular sin principio ni fin.

Lo cierto y verdad es que es más que posible que se hablara de una hipotética intervención armada en suelo guineano. No conozco a ningún exiliado o conocedor de la situación de Guinea Ecuatorial que no lo haya barajado y comentado, con más o menos vehemencia, en las tertulias políticas.

Ahora bien, una acción militar contra uno de los sátrapas más crueles del mundo y con el país convertido en un surtidor de petróleo, es poco menos que imprudente.

Los analistas consultados, manejan la hipótesis de que tanto Mann como Du Toit y el resto de implicados cayeron en una trama burdamente tejida por los grupos de asesores de la dictadura. Profesionales de la milicia de la formación de estos personajes no habrían aceptado una operación de tan incierto futuro como la que presenta el fiscal guineano en el juicio.

Pensar en la Guardia Civil, en Plan Tropa Colonial, viajando a Guinea como en los viejos tiempos es más que imprudente, casi chistoso… con todos los respetos para el Benemérito Instituto pero es como decir que llevarían a un escuadrón de policías montados del Canadá. Totalmente ridículo.

Esto es tan estridente y chirría tanto que no solo no es verdad sino que llama poderosamente la atención que la prensa caiga en estas trampas tan sonoras.

Teodoro Obiang Nguema cuenta con personal mercenario de altísima cualificación y armados hasta los dientes. No solo cuenta con una guardia presidencial experta, violentísima y cruel sino que mantiene una flotilla de helicópteros y servicios de vigilancia muy sofisticados y por supuesto muy caros. Si lo hace un narcotraficante colombiano imagínense ustedes el dictador de una pequeña república bananera.

Controlan las conversaciones telefónicas y los accesos a Internet. No se les escapan las entradas y salidas de extranjeros. Existen barreras militares salpicando la geografía de todo el país. Los agentes de la dictadura te pueden detener impunemente sin ningún problema… con este panorama no se puede planear un ¿Golpe de Estado? como el que nos relatan desde Malabo.

Teodoro Obiang Nguema es el primer terrorista que habría que juzgar y ponerlo a buen racaudo en la "milla verde". Obiang no quiere ni en pintura a Severo Moto en una cosulta electoral abierta y libre. Todos saben que si Moto llega a Guinea Ecuatorial y se presenta a unas elecciones ganará con absoluta normalidad. Ese es el Golpe de Estado que hay que dar en Guinea Ecuatorial…conseguir que salgan los presos políticos de las mazmorras del régimen, que vuelvan los exiliados y que las Naciones Unidas garanticen una limpia y transparente consulta electoral. No hay que darle más vueltas y que gane el mejor y , por supuesto, el presidente que elijan los ciudadanos.