miércoles, 18 de junio de 2008

Cuando un cuento termina convirtiéndose en historia


Esto es como todo. A base de decir la misma tontería un millón de veces esta, la idiotez, adquiere visos de historia real... y nada más lejos de la verdad.

Simon Mann, un ciudadano británico está, literalmente, secuestrado en Guinea Ecuatorial. Fue detenido en Harare, Zimbabue, con un puñado de hombres y los acusaron de intentar dar un Golpe de Estado (lo que se merece Obiang, por otra parte) en Guinea Ecuatorial.
No lo pudieron probar y en el transcurso de la operación se detuvieron a más personas y hasta, que sepamos nosotros, perdió la vida un técnico alemán, victima de una brutal paliza.

Todo era tan sucio y siniestro que aquello terminó pareciéndose una chusca película de serie B.
Acusaban a España, a Inglaterra y a Estados Unidos de estar tras este hipotético Golpe de Estado. Al final y tras meses de duro cautiverio, fueron soltando a los presos… dicen que bajo sobornos a los responsables gubernamentales.
Los armenios detenidos en Guinea Ecuatorial tuvieron que ser rescatados por su gobierno a golpe de talonario.

Es para vomitar .

Lo intentaron todo: declaraciones en las Naciones Unidas, haciendo un ridículo espantoso; acoso a Marck Thatcher en Sudáfrica, donde residía con su familia, hasta que tuvo que salir corriendo del país, eso sí tras sobornar a otros miembros gubernamentales.
El dinero que habrán soltado...encima han hecho negocio.

A Severo Moto le han hecho la vida imposible. Le quitaron el Estatuto de Refugiado Político, el gobierno socialista español, y le tuvo absolutamente abandonado y desatendido durante tres años hasta que la justicia española destacó que Moto no tenía NADA QUE VER con el Golpe de Estado, cíclico, que se inventó Obiang para la ocasión. Ver página oficial del gobierno en el exilio (
www.guinea-ecuatorial.org)

Al pobre Simon Mann le ponen de abogado a un topo de Obiang… no nos extraña que acuse a Aznar de estar tras el fallido golpe y menos mal que no ha implicado a Carla Bruni, de paso.

Esto es una farsa. Obiang no dejará el poder hasta que no lo saquen a guantazos. Estamos hablando de una alimaña criminal que tiene sometido a todo un pueblo indefenso. Eso sí debería ser noticia.

No se puede tomar en serio estas informaciones de los periódicos sin decir, casi gritando, que los niños en Guinea Ecuatorial mueren por falta de medicinas esenciales mientras el gobierno, por llamarlo de alguna manera, gestiona unos recursos petrolíferos que están entre los más importantes del continente.

Guinea Ecuatorial es una plataforma del crimen organizado que lo manda una banda de criminales extremadamente violentos y con claros signos de enajenación mental, en muchos y documentados casos.

Se viola, sistemáticamente, los derechos fundamentales de las personas. No hay derechos para las mujeres que sufren un tratamiento primitivo y animal. Violaciones y palizas por parte de sus parejas que permanecen impunes y sin castigo.

Hablamos de que a un sátrapa dictador lo quieren sacar de ahí y se le defiende en los medios de comunicación de los países que se dicen civilizados.

A este indeseable de Obiang Nguema habría que detenerlo por genocida, criminal, violador de mujeres y niñas, caníbal... claro, igual esto es demasiado duro para los delicados ciudadanos occidentales. Nada, seguiremos los negros aguantando a estos terroristas.


Lean esta crónica de ABC, periódico español con una acreditada trayectoria de seriedad y credibilidad.


Es una pena pero los exiliados, un puñado de hombres y mujeres, nos enfrentamos a esta potente maquinaria de la manipulación. No importa…siempre nos quedará la palabra.

Gracias amigos por estar ahí y no olvideis que una cosa es lo que vais a leer y otra, bien distinta, la verdadera realidad de las cosas.

La miserable historia de un pueblo sometido por un bandido criminal y su violenta y asilvestrada banda de energúmenos analfabetos y sicópatas. Vaya si hay diferencia.










PAULA ROSAS CORRESPONSAL. EL CAIRO.




La historia parece sacada de una mala película de conspiraciones internacionales repleta de dictadores africanos, petrodólares y mercenarios. Un hombre procedente de la rancia clase alta británica, educado en los mejores colegios y con una impecable carrera militar acaba, cegado por su propia avaricia, convertido en mercenario. Planea un golpe de estado en un pequeño, pero rico en petróleo, país africano, pero es descubierto y da a parar con sus huesos en una de las más infames cárceles del mundo. El escándalo salpica, además, a gobiernos europeos y a algunas de las familias más poderosas del Reino Unido. Pero la historia de Simon Mann no es ficción. Acusado en 2004 de intentar derrocar al presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, su juicio comenzó ayer en Malabo.



Mann está imputado por liderar un complot de golpe de estado financiado, según la acusación, por Mark Thatcher, hijo de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, por lo que se enfrenta a una pena de prisión de hasta 30 años. El fiscal solicitaba la pena de muerte, que no podrá aplicarse porque el acuerdo de extradición firmado con Zimbabue, donde el británico fue arrestado en agosto de 2004, lo impide.



Mann y sus compinches querían sentar a Severo Moto en el trono de Obiang, que también alcanzó el poder gracias a un golpe de estado en 1979 contra su tío, según la fiscalía. Moto, autoproclamado presidente en el exilio del Guinea Ecuatorial, se encuentra encarcelado desde el pasado abril en España, acusado de un delito de tráfico de armas de guerra.



La turbulenta historia de Simon Mann se remonta a marzo de 2004, cuando aterrizó, procedente de Sudáfrica y en un avión de su propia compañía, Sand, en el aeropuerto de Harare, la capital de Zimbabue. Según numerosas fuentes, esta empresa de seguridad privada, se dedicaba a realizar el «trabajo sucio» de gobiernos de países inestables.



Pero aquel marzo de 2004, el destino final del avión de Simon Mann era Guinea Ecuatorial, donde ya le esperaban algunos de sus cómplices. Mann fue inmediatamente arrestado por las autoridades de Zimbabue, que habían sido alertadas por el gobierno sudafricano de los planes del británico. Viajaba con otros 61 mercenarios y su plan era recoger en Harare un cargamento de armas.



El pasado febrero fue extraditado a Guinea Ecuatorial, y desde entonces se encuentra en la siniestra prisión de Playa Negra, una de los más inhumanas de África.



Acusa al Gobierno español



Amnistía Internacional ha denunciado que el juicio no cumple con los mínimos requisitos legales.





El organismo asegura que Mann, que confesó estar implicado en el intento de golpe de estado un mes después de llegar a Guinea Ecuatorial -aunque niega ser su cabecilla-, ha sido sometido a torturas.





Según el británico, es Mark Thatcher quien orquestó todo el plan, atraído por las suculentas ganancias que reportan al país las reservas de petróleo encontradas en 1996. Mann también ha acusado de estar implicados en el complot al gobierno español, que por aquellas fechas lideraba José María Aznar.