sábado, 9 de noviembre de 2024

Desmontando la Sombra de la Dictadura: Por una Guinea Ecuatorial Libre y Justa

Por Armengol Engonga Ondo, presidente del Partido por el Progreso de Guinea Ecuatorial

 


En el silencio de África, Guinea Ecuatorial sufre una tragedia cotidiana, impuesta por el abuso de poder de un régimen que ha saqueado no solo las riquezas materiales, sino también la dignidad, los valores y el espíritu de su pueblo. La dictadura de Teodoro Obiang Nguema y su círculo de compinches corruptos y violentos ha convertido el país en un teatro de sumisión y opresión, donde el ciudadano común carece de los medios para subsistir y los derechos humanos son una ilusión aplastada bajo el peso de la represión.

 


La situación actual en Guinea Ecuatorial se degrada cada día, no solo en términos económicos, sino en algo más profundo y dañino: la pérdida de confianza, la toxicidad que ha impregnado las relaciones humanas, donde nadie se fía de nadie. El pueblo ve cómo los altos cargos del gobierno y la familia Obiang exhiben sin escrúpulos su falta de valores morales y de vergüenza, como si sus actos fueran lo único importante frente a la miseria que enfrentan muchos guineanos.

 




Una sociedad arrasada por la corrupción y la inmoralidad

Los actos de los dirigentes del régimen han llegado a tales niveles de obscenidad que, hoy en día, son ellos mismos quienes protagonizan escándalos sexuales, manipulaciones de poder y humillaciones públicas. En los últimos tiempos, varios vídeos vergonzosos, que han incendiado las redes sociales de los guineanos, han sido utilizados para distraer a la población de la verdadera crisis que atraviesa el país. Con una absoluta falta de respeto hacia el pueblo guineano, los líderes corruptos intentan encubrir sus fallas, irresponsabilidades e incompetencia mediante el espectáculo de sus propias desgracias, en un intento desesperado por seguir agarrados al poder.

 


Recientemente, el mismo Teodorín Nguema Obiang, vicepresidente e hijo del dictador, lanzó unas declaraciones que confirman una verdad evidente para todos: Guinea Ecuatorial no es una democracia, sino una dictadura absoluta. Alardeando de poder y haciendo gala de un estilo que recuerda a los tiranos más abyectos, básicos y criminales. Como se puede ver y escuchar en la grabación, Teodorín incluso amenazó con adquirir misiles de largo alcance, mostrando su voluntad de someter al pueblo mediante el terror, si fuera necesario. Este tipo de amenazas, tan groseras y zafias, solo confirman el nivel de desesperación en el que el régimen se encuentra, consciente de que su fin está cada vez más cerca.

 


La democracia como única salida y esperanza para el pueblo

Los guineanos merecemos mucho más que esta continua tragedia. Merecemos una democracia auténtica, un sistema donde cada ciudadano tenga voz, donde la justicia sea el pilar de la sociedad y no una herramienta para castigar a los opositores. En una democracia, los derechos humanos se respetan, la ley ampara a todos sin excepción, y la economía se abre para que todos tengan la oportunidad de mejorar su vida.

 

Frente a este régimen que paga mercenarios y siembra miedo, debemos recordar que el cambio no es una opción, sino una obligación moral y una necesidad imperiosa para la salvación de Guinea Ecuatorial. El pueblo guineano merece un gobierno digno, que se esfuerce por el bienestar y el progreso, no por enriquecer a unos pocos a costa de la miseria de muchos y de atormentarnos con violencia y mal trato. Cada día que los Obiang y sus aliados permanecen en el poder, nuestro pueblo sigue perdiendo años de progreso, desarrollo y paz.

 


El despertar de un nuevo Guinea Ecuatorial

Desde la distancia, en el exilio, donde muchos de nosotros hemos encontrado una libertad que nos fue arrebatada en nuestra propia tierra, luchamos cada día para recordar que un país diferente es posible. Sueño con una Guinea Ecuatorial donde el respeto, la justicia y la compasión sean la norma y no la excepción. Donde los hijos de nuestra tierra puedan crecer sin miedo, sabiendo que su voz cuenta y que sus sueños pueden hacerse realidad en su propio hogar.

 

Guineanos, el cambio está cerca. No dejemos que el miedo apague nuestra esperanza. Es momento de unir nuestras voces, de exigir con firmeza que esta dictadura llegue a su fin y que el país abra sus puertas a un futuro democrático, próspero y justo. Ya viene la luz de una nueva Guinea Ecuatorial, y esa luz brilla con más fuerza cada día en el corazón de aquellos que aún creen en la libertad y la dignidad humana.

 

¡Sigamos adelante, porque la democracia, la justicia y el respeto a los derechos humanos son posibles en nuestra tierra!