jueves, 9 de febrero de 2023

GUINEA ECUATORIAL: LA VERDADERA INDEPENDENCIA

Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial





No hay vuelta atrás. El lado sucio de la política guineana pretende perpetuarse en el poder como si se tratara de una estirpe de reyezuelos tribales. Actúan como si habitaran en un tiempo pasado donde los sátrapas decidían sobre personas y haciendas sin que nadie fuera capaz de afearles semejante insolencia.



Hace tiempo escribí que esta gente ya había pasado todos los límites que les permitían una salida con cierta dignidad. Ellos mismos se van a destruir. Como escribí, los amigos del padre no quieren ver ni en pintura al hijo y este ya está apartando a los que le estorban. La mamá, Constancia, quiere que sea este, el más golfo e irresponsable, el que dé la cara mientras ella sigue moviendo los hilos de una vida cortesana que le encanta. La situación hoy, en Guinea Ecuatorial, es como el guión de una de esas películas con malos muy malos y un pueblo sin fuerzas que se mantiene preso de los caprichos de esta casta bananera.


Destacar que el nuevo Gobierno aun sin estrenar impulsado por el vicepresidente y su madre Constancia, representa para todos los guineanos la prolongación de la tercera dictadura de la familia corrupta de los Obiang.

Rechazamos por supuesto la pretensión de esta tropa de querer seguir perjudicando a los guineanos, violando sistemáticamente los derechos humanos y robando a manos llenas los recursos del Estado, que pertenecen exclusivamente al pueblo guineano

En definitiva, el régimen pretende que el más inepto y peligroso para todos herede el bastón de mando. Teodoro Nguema Mangue, un tipo maleducado, corrupto, insensible y tocado por todos los vicios conocidos, pretende ser el que represente a todos los guineanos.



He hablado con algunos de los que están saliendo pitando de ahí. “No te puedes imaginar el mal ambiente que hay”, me dice un recién llegado a Madrid. “Ahora, los exiliados somos nosotros” matiza como para que le tenga lástima. Exiliados somos los que nos marchamos con una mano delante y otra detrás, sin posibilidad de retorno y no vosotros que estáis abandonando el barco con más miedo que vergüenza. Ya ajustaremos cuentas. No hay prisa.



Hay quien dice que el “niñato” (no lo digo yo, es como se refieren al heredero al trono) tiene una empresa de mercenarios con la que amenaza hasta a los hermanos que quieren, también, su trozo del pastel. La desconfianza se ha instalado en las relaciones de la familia y de todos los que viven de meter sus manos en los beneficios que produce el país.  Los guineanos no tienen nada que decir y mejor así, piensan ellos.

La gente normal está muy harta. Estos bandidos están tensando tanto la cuerda que pueden producir una verdadera catástrofe. No puede gobernar Guinea Ecuatorial un delincuente. No puede ser un referente africano alguien que es adicto al lujo, al exhibicionismo y a la mala educación. Los guineanos no se merecen semejante individuo al frente de la nación.

Los países más desarrollados ven con preocupación los manejos de esta gente. Elecciones amañadas, control de todos los resortes del poder, persecución de los disidentes y el rechazo internacional son las señas que identifican a los que se están autoproclamando como continuación del régimen.  No podemos permitirnos otro ciclo de incompetencia, arbitrariedad, violencia y corrupción. Guinea Ecuatorial necesita un poco de aire limpio, un respiro e incorporarse a las naciones civilizadas y homologadas.



Los guineanos quieren agua corriente en sus casas y saneamientos en sus calles. Los hombres y mujeres de mi país quieren un sistema de salud que les atienda en sus necesidades, así como educación y formación de calidad para los chicos. No queremos ser los desheredados que bajamos la mirada ante estos pistoleros. Ya está bien.

Hay mucha gente trabajando para que estos maleantes no se salgan con la suya. Hay que conquistar el futuro y estamos trabajando duro para que eso suceda. Nos van a ayudar a superar las carencias que tenemos, pero hay que comprometerse con Guinea Ecuatorial. Está en nuestras manos la construcción del país. Los policías han de estar al servicio del pueblo, los jueces han de impartir justicia y los trabajadores de la educación, la sanidad o la administración han de ser responsables de su trabajo. Hoy no hay sitio en nuestra república para personajes repugnantes salidos de una pesadilla. Tenemos la responsabilidad de poner en marcha Guinea Ecuatorial porque ya es hora de vivir la verdadera independencia.