Redacción El Confidencial
Unas elecciones, las del pasado Domingo día 20, cuyo resultado estaba más que cantado. Ya lo repetimos en el PPGE, también lo anunció la gran mayoría de los opositores exiliados, que Obiang Nguema había convocado estas elecciones para ganarlas. Nada se podía hacer frente al poder omnímodo del dictador, que todo lo tenía atado y bien atado. Solo podíamos pedir al pueblo que no se censara y que, por supuesto, no fuera a votar.
Gracias a la interactuación, que a través de los móviles hicieron nuestros compañeros del interior, pudimos visualizar el grado de presión que sufrieron los guineanos para finalmente verse obligados a apoyar la candidatura del PDGE. Excepto los gerifaltes del régimen, los cargos mas visibles de la administración y de las empresas estatales, así como los pedegistas mas recalcitrantes, el resto de guineanos que se acercaban a las urnas iban arrastrados por la fuerza del miedo y de la intimidación, les parecía vivir en un estado policial.
Algunos compañeros nos comentaban que el grado de intimidación sufrido en estas votaciones, ofrecía un gran paralelismo con las del refereumdun, que semanas atrás, había forzado Putin en las provincias ucranianas anexadas: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
Sabemos que muchos padres de familia se veían obligados a censar a todos los miembros de su familia, incluidos los muertos. Igualmente los trabajadores de la administración, los integrantes de los cuerpos uniformados, los maestros (alumnos incluidos), o cualquier guineano que dependiera de las dádivas del dictador, fue obligado a censarse y posteriormente a votar. Recogiendo las migajas (el pago de Obiang)
En la mayoría de los núcleos alejados de las grandes ciudades, el voto era publico, no había cabinas y la vigilancia de los mandamases del PDGE era estricta e intimidatoria. Era bastante difícil zafarse del férreo control, así lo demuestran la abrumadora mayoría de votantes en los municipios pequeños. Aún con ello, muchos se perdieron en el bosque, o se fueron a otro pueblo para que no les encontraran, con cierto riesgo de que pasadas las elecciones fueran a "pedirles cuentas" a sus casas.
Lo más sintomático fue la escasa presencia de votantes en las mesas electorales de las dos grandes ciudades, Malabo y Bata. Sobre todo en Bata, donde era relativamente fácil escaquearse. Y así lo demuestran los resultados provisionales, que daban una victoria a Obiang superior al 99% y que mientras Mongomo, con una población inferior a los 50.000 personas, habían votado 12,186, mientras que en Bata, con una población casi 5 veces superior, solo habían votado 3609. Estos son los logros de Obiang en infraestructuras
Después de una primera aproximación, en la que presentaban una mayoría aplastante, han estado cocinando los datos, para bajarlos a porcentajes algo más creíbles, aunque siempre por encima del 90%. Es cierto que los datos en este tipo de elecciones obligadas y amañadas no tienen ningún valor para nosotros, aunque también es cierto que sí se pueden extraer conclusiones sobre la abstención. Si tenemos en cuenta los datos oficiales de población en Guinea Ecuatorial, 1,655,206 habitantes (2021) y los llamados a votar (los censados) que eran 427.000 personas, algo no cuadra en esta ecuación. Haciendo una corrección del porcentaje de extranjeros y la población de menos de 18 años (según pirámide de edades tipo de los países centro africanos) el porcentaje de electores sobre el total de la población se pode establecer en mas del 65% (un 77% en España), lo que daría una cifra de electores algo superior al 1.000.000. Si al porcentaje de los que no han querido ir a censarse, unimos los que no han votado y que sí estaban en el censo, la abstención ha sido escandalosamente alta. Está claro que en un país democrático un porcentaje tan alto de abstención, invalidaría cualquier tipo de elección. Escaqueado, o extenuado este pedegista
Debemos reconocer que los opositores exiliados, a través de las redes sociales, han tenido una gran influencia. La abstención en las grandes ciudades (donde llegan los mensajes de WhatsApp y los vídeos de Internet), como declaró el Presidente del Partido del Progreso, se acercó al 80%.
Frente a este cúmulo de manipulación e irregularidades, nos preguntamos: ¿Ha valido la pena este monumental despliegue de medios económicos (detraídos del erario) y de personas, para llegar a lo mismo?.Y otra pegunta: ¿Algún político relevante de cualquier país con intereses en Guinea, es capaz de dar por buenas estas (enésimas) elecciones de Obiang, fraudulentas e ilegales como todas?.
Para los opositores no ha cambiado nada, seguiremos como siempre en nuestra lucha constante contra este dictador.