Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
“No nos hagamos trampas”, recuerdo que decía un jefe que tuve en mis años mozos. Siempre que nos preguntaba el porqué de una bajada de producción, de ventas o la pérdida de clientes, los compañeros más veteranos intentaban justificar los problemas poniendo excusas, pero nunca aportando soluciones. A aquel jefe se lo llevaban los demonios ¡¡ no pongan excusas y busquen el origen de los problemas!! repetía cada vez que alguien se iba por las ramas.
El régimen busca subterfugios y
atajos para prolongar su permanencia en el poder. Cada día se inventa algo
nuevo, se atrinchera o se intenta blindar más si cabe. Un error que van a pagar
de manera muy desagradable. No se puede engañar a TODO el mundo TODO el tiempo.
Existen muchas maneras de hacer
las cosas, pero no creo que nadie, en su sano juicio, legitime o avale las
formas con que el régimen pretende perpetuarse en el Gobierno de Guinea
Ecuatorial.
Los Estados de las naciones más
avanzadas, los inversores o los grupos empresariales quieren estabilidad y
garantías jurídicas para operar en territorios que consideran emergentes, como
es nuestro caso. No puede llegar una banda de delincuentes para hacerse con el
control de un territorio y explotarlo a placer. Tarde o temprano ha de hacerse
justicia y tengo el firme convencimiento de que lo vamos a ver.
Queremos vivir como seres
civilizados, educados y constructivos. Somos muchos los guineanos que deseamos
lo mejor para nuestros hijos, trabajos dignos, una Administración al servicio
del ciudadano, calles seguras y la posibilidad de vivir una vida plena sin que
una panda de sinvergüenzas te amargue la existencia.
El tiempo se acaba y las
oportunidades pasan y ya no vuelven. Nosotros, los guineanos que queremos un
país mejor, nos estamos cansando de este desprecio con el que somos tratados. No
os extrañéis luego de que os demos la espalda si seguís instalados en esta
soberbia estomagante. La barbarie, la estulticia y la ignorancia no la podréis
exhibir como atenuantes a vuestra falta de colaboración. Cuanto más cerriles y
salvajes os postuláis más alejados estamos de vosotros.
Nos encantaría participar en un
proceso de transición a la democracia. Nos gustaría ir adaptando acuerdos y
normalizando, sin traumas, la vida socioeconómica de nuestra república. No
estáis facilitando nada las cosas y eso, os va a pasar factura.
Estamos realmente sorprendidos
por vuestra falta de generosidad y responsabilidad para los asuntos que
incumben a todos los guineanos. Es muy desagradable saber en manos de quién
están los habitantes de nuestra tierra. Desde el exilio vemos con mucha
tristeza cómo sois capaces de dinamitar los esfuerzos por construir un país más
próspero y acogedor. Es realmente triste tener que haceros ver que vuestra
obcecación no traerá nada bueno y, sobre todo, que vosotros seréis los
principales perjudicados.
Hay una ley universal que es la
de RECIPROCIDAD, que viene a decir que: “si no eres amable conmigo no esperes
que yo lo sea contigo”. No estamos pidiendo imposibles. Pedimos que abráis las
mentes, los corazones y dejéis que entre aire fresco en vuestras viciadas
estancias de poder. Los funcionarios lo agradecerán y lo celebraran todos los
trabajadores públicos, desde el barrendero a la maestra; desde el jardinero al
que trabaja en aduanas y se ampliará a la gente común que intenta sobrevivir en
un país de leyes caprichosas donde el más fuerte es el que manda.
Espero que podáis hacer entrar en
razón a los psicópatas que piensan que haciendo trampas se pueden salir con la
suya. Está en nuestras manos cambiar esta historia de terror y nos estamos
dejando la piel en construir un país digno en el que vivir. No creo que la
mejor fórmula sea intentar echarles un pulso a los guineanos. No nos toméis por
estúpidos. Podréis amenazar, intentar comprar voluntades, pero no nos vais a
engañar a todos.
“Todo lo que es necesario para el triunfo del mal, es
que los hombres de bien no hagan nada.”
(Edmund Burke)