lunes, 25 de julio de 2022

GUINEA ECUATORIAL: NO PODÉIS ENGAÑAR A TODO EL MUNDO

Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial

 




“No nos hagamos trampas”, recuerdo que decía un jefe que tuve en mis años mozos. Siempre que nos preguntaba el porqué de una bajada de producción, de ventas o la pérdida de clientes, los compañeros más veteranos intentaban justificar los problemas poniendo excusas, pero nunca aportando soluciones. A aquel jefe se lo llevaban los demonios ¡¡ no pongan excusas y busquen el origen de los problemas!! repetía cada vez que alguien se iba por las ramas.


Poco a poco, todos los dictadores van cayendo

El régimen busca subterfugios y atajos para prolongar su permanencia en el poder. Cada día se inventa algo nuevo, se atrinchera o se intenta blindar más si cabe. Un error que van a pagar de manera muy desagradable. No se puede engañar a TODO el mundo TODO el tiempo.

Existen muchas maneras de hacer las cosas, pero no creo que nadie, en su sano juicio, legitime o avale las formas con que el régimen pretende perpetuarse en el Gobierno de Guinea Ecuatorial.



Los Estados de las naciones más avanzadas, los inversores o los grupos empresariales quieren estabilidad y garantías jurídicas para operar en territorios que consideran emergentes, como es nuestro caso. No puede llegar una banda de delincuentes para hacerse con el control de un territorio y explotarlo a placer. Tarde o temprano ha de hacerse justicia y tengo el firme convencimiento de que lo vamos a ver.

Queremos vivir como seres civilizados, educados y constructivos. Somos muchos los guineanos que deseamos lo mejor para nuestros hijos, trabajos dignos, una Administración al servicio del ciudadano, calles seguras y la posibilidad de vivir una vida plena sin que una panda de sinvergüenzas te amargue la existencia.



El tiempo se acaba y las oportunidades pasan y ya no vuelven. Nosotros, los guineanos que queremos un país mejor, nos estamos cansando de este desprecio con el que somos tratados. No os extrañéis luego de que os demos la espalda si seguís instalados en esta soberbia estomagante. La barbarie, la estulticia y la ignorancia no la podréis exhibir como atenuantes a vuestra falta de colaboración. Cuanto más cerriles y salvajes os postuláis más alejados estamos de vosotros.

Nos encantaría participar en un proceso de transición a la democracia. Nos gustaría ir adaptando acuerdos y normalizando, sin traumas, la vida socioeconómica de nuestra república. No estáis facilitando nada las cosas y eso, os va a pasar factura.


El obsceno tren de vida de uno de los hijos del dictador

Estamos realmente sorprendidos por vuestra falta de generosidad y responsabilidad para los asuntos que incumben a todos los guineanos. Es muy desagradable saber en manos de quién están los habitantes de nuestra tierra. Desde el exilio vemos con mucha tristeza cómo sois capaces de dinamitar los esfuerzos por construir un país más próspero y acogedor. Es realmente triste tener que haceros ver que vuestra obcecación no traerá nada bueno y, sobre todo, que vosotros seréis los principales perjudicados.

Hay una ley universal que es la de RECIPROCIDAD, que viene a decir que: “si no eres amable conmigo no esperes que yo lo sea contigo”. No estamos pidiendo imposibles. Pedimos que abráis las mentes, los corazones y dejéis que entre aire fresco en vuestras viciadas estancias de poder. Los funcionarios lo agradecerán y lo celebraran todos los trabajadores públicos, desde el barrendero a la maestra; desde el jardinero al que trabaja en aduanas y se ampliará a la gente común que intenta sobrevivir en un país de leyes caprichosas donde el más fuerte es el que manda.



Espero que podáis hacer entrar en razón a los psicópatas que piensan que haciendo trampas se pueden salir con la suya. Está en nuestras manos cambiar esta historia de terror y nos estamos dejando la piel en construir un país digno en el que vivir. No creo que la mejor fórmula sea intentar echarles un pulso a los guineanos. No nos toméis por estúpidos. Podréis amenazar, intentar comprar voluntades, pero no nos vais a engañar a todos.

“Todo lo que es necesario para el triunfo del mal, es que los hombres de bien no hagan nada.”

(Edmund Burke)