Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
Estamos en los últimos días de este año difícil y sorprendente. La pandemia, los cambios que hemos tenido que introducir en nuestras vidas como los encierros sin salir de casa, el cese de la actividad económica, las restricciones a la hora de estar con familiares y amigos, han sido muy duros, pero lo vamos superando. El 2021 ha sido la continuidad de un periodo desconocido para nosotros y aún seguimos combatiendo el dichoso virus. Además de todo esto, sumaremos que seguimos soportando las arbitrariedades de la familia Obiang, que es la que decide, entre otros atropellos, quién puede habitar el país y quién no. No quiero pasar por alto las terribles explosiones de los polvorines en el cuartel militar de Bata ni la vergonzosa ineptitud de un gobierno inútil y desastroso. A pesar de los pesares, cuando me reúno con mis compañeros de partido, me doy cuenta de que mantenemos la esperanza y el deseo de que la situación cambie a mejor a partir de un destello de cierta inteligencia política en los que usurpan el poder.
Todos estamos haciendo un esfuerzo
importante para cambiar el curso de la historia de nuestro país. Este es un
proceso muy delicado que no se puede dejar en manos de la improvisación ni
creer que se va a resolver de una forma mágica.
Ya está bien, no es tolerable el
que tantos guineanos padezcamos la cerrazón y el empecinamiento de una casta
dirigente incapaz de administrar con decencia el patrimonio de todos nosotros.
Muchos son los que quieren iniciar una aventura empresarial y muchos más los
que queremos volver y trabajar en nuestra tierra sin vernos OBLIGADOS al exilio
por culpa de la corrupción, la violencia institucional, los abusos de poder y
la total falta de oportunidades.
Estamos demostrando una infinita
paciencia con el régimen pero que no se equivoquen, el aguante de las personas
tiene un límite. Queremos ayudar a que la transición a la democracia sea una
realidad desde el diálogo, la comprensión mutua y el consenso. Tenemos la mano
tendida para evitar que los odios se disparen y conseguir que podamos vivir en
paz.
Solo pedimos sentido común, nada
más. No somos los braceros ni los empleados de ninguna familia. Queremos ser
dueños de nuestro destino sin las arbitrariedades a las que nos obliga el clan
familiar de Obiang Nguema. No queremos seguir siendo rehenes de tanta incompetencia
y ha llegado la hora de dar la palabra, el voto soberano, a todos los
guineanos.
Nos encontramos ante una
oportunidad perfecta para hacer una transición sin estridencias. Los políticos
estamos preparados y el pueblo también. Lo único que necesitamos es que el
régimen sea capaz de liderar un proceso que acabe en unas elecciones
democráticas, sin trampas ni engaños.
Lo que más duele es lo mucho que
vamos a echar de menos a los que nos acompañaron en este penoso viaje hacia la
democracia, la paz y el progreso, pero no llegaron. Muchos quedaron en el
camino, pero los hemos de mantener en nuestros corazones y en el recuerdo
eterno. Como decían las crónicas antiguas sobre los guerreros muertos en la
batalla: GLORIA Y HONOR POR SIEMPRE pues gracias a ellos podemos continuar
nuestra marcha hacia un futuro cargado de oportunidades.
Vamos a comenzar un nuevo año y
estoy seguro que contaremos con el apoyo entusiasta de todos los compatriotas.
Nuestra formación política, el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, está
preparado para asumir su responsabilidad. Los hombres y las mujeres de la
república también. Este es un proceso que tenemos que hacer entre todos. No
vale mirar para otro lado y esperamos la altura política de todos en esta
oportunidad de acabar con el mal gobierno.
Desde aquí envío un mensaje a los
que detentan el poder para que ayuden y así eviten acciones radicales que no
beneficiarán a nadie. Es la oportunidad para que este nefasto régimen se sume
al deseo de tantas personas en Guinea Ecuatorial y podamos alcanzar la
normalidad sin traumas ni miedos.
En nombre de los militantes del
Partido del Progreso y en el mío propio, deseo a los guineanos, Feliz Navidad y
que el año 2022 sea el regalo que todos esperamos. Está en nuestras manos el
arranque de un periodo de prosperidad, respeto, Justicia y, sobre todo, de PAZ.