jueves, 22 de abril de 2021

EL RESPETO ES LA BASE DE LA DEMOCRACIA

Por Armengol Engonga Ondo, Presidente del Partido del Progreso.

¿Por qué y para qué trabajamos en el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial? ¿Cuál es el sentido de nuestro activismo político? ¿Qué esperamos a pesar de la brutal distancia que hay entre la tiranía y nosotros, los disidentes?

Han pasado muchos años desde que nos posicionamos en clara confrontación con los métodos dictatoriales, injustos y absolutamente criminales del régimen que rige en nuestra república.



Luchar contra esto no es nada fácil en ningún sitio del mundo. Las dictaduras cuentan con recursos extraordinarios si los comparamos con los de la oposición. Tenemos ejemplos para llenar páginas y páginas de países que torturan, violan todos los Derechos Humanos, roban despóticamente los recursos del pueblo y no pasa nada. Esto es así. Los dictadores cuentan con todos los medios, impunidad y dinero para blindarse dentro y fuera del país. La desigualdad de oportunidades es tan extrema que no aguanta ni una mínima comparación. El tirano está bien protegido mientras el opositor es absolutamente vulnerable.


Cambiar el curso de la historia es una lotería. Algunos países logran derrocar el régimen de terror que los oprime, los menos; otros terminan en una cruenta guerra civil entre las facciones que se han quedado huérfanas cuando el tirano ya no está y también ocurre que el sátrapa al morir o dejar el poder nombra a un sucesor que mantiene el modelo de terror y saqueo. Ninguna opción es deseable.

Nosotros, los del Partido del Progreso, sabemos que nadie nos va a avisar cuando se produzca el cambio y por lo tanto nos estamos preparando, como fuerza política, para ofrecer soluciones a un pueblo agotado y ante el escenario de un país devastado.





Mis compañeros de lucha y tras la renuncia de forma irrevocable del anterior presidente, Severo Moto, me han encargado este transito hacia la democracia. Llevamos muchos años y hemos aprendido a ejercitar la paciencia, a no rendirnos y a esperar a que los acontecimientos nos permitan aportar lo que sabemos hacer.

No somos una fuerza armada que pueda echarle un pulso a la dictadura. No creemos que con sabotajes o actos de terrorismo se llegue a la ansiada libertad. Nosotros no sabríamos liderar operaciones que supongan un incremento de la violencia o el derramamiento de sangre. Nuestra lucha es diametralmente opuesta al uso del dolor y la desolación.



Para alcanzar la tan ansiada democracia tenemos que estar muy formados y educados en el respeto a las normas que nos demos para avanzar. Cuanto más respetuosos seamos entre nosotros antes alcanzaremos los objetivos marcados.

Una democracia se basa en el respeto a la ley, a las normas que de manera general nos comprometemos a respetar. Tiene que existir seguridad jurídica. Nadie, nadie, debe estar por encima de la ley … no como ahora.

Si fuéramos capaces de respetarnos, de llevar a nuestro país a una consulta electoral y tuviéramos la amplitud de miras como para ayudar al que salga vencedor de las elecciones; entonces, y solo entonces, podremos decir que estamos preparados para ofrecer a nuestro pueblo un futuro cargado de posibilidades.



Nuestros paisanos saben lo que quieren y confían en que cuando desaparezca el tirano, las cosas tienen que cambiar. No podemos dejar que la intolerancia y la cerrazón impidan el que nos incorporemos a un modelo social moderno. Las personas quieren montar sus negocios, darles una buena educación a sus hijos, tener la posibilidad de trabajar con dignidad, una sanidad de calidad y, sobre todo, una Justicia que los proteja de los caprichos y conductas violentas de los que no creen en la democracia.

Hace falta mucha formación y convencimiento para que la paz, la democracia y el progreso se instalen de manera sólida en nuestra sociedad. Las formaciones políticas tenemos que hacer un gran esfuerzo para apuntalar las bases de una convivencia posible. Está en nuestras manos.

Como guineano, no quiero tutelas como si fuéramos niños; ni mano dura que nos marque la senda a seguir. Estoy convencido de que la sociedad guineana es muy capaz de elegir la mejor opción para su futuro y en eso estamos. Los partidos políticos de la oposición tenemos que hacer el esfuerzo de luchar por la democracia y no tanto por imponer nuestras ideas. Guinea Ecuatorial sabe elegir y deberíamos someternos, sin excusas, a la voluntad de lo que decida el pueblo.