domingo, 11 de octubre de 2020

12 DE OCTUBRE DE 1968, DÍA EN QUE GUINEA ECUATORIAL CONQUISTÓ SU INDEPENDENCIA.

               

Si bien sabemos que a partir de 1968 Guinea Ecuatorial inauguró un oscuro periodo de  dos dictaduras, no podemos olvidar que en esa fecha se produjo  nuestra independencia. El 12 de Octubre de 1968, Guinea pasó de ser un territorio colonizado a  un país soberano con bandera 125 en Naciones Unidas. Por fin nos llegó el tiempo de la libertad, a pesar de que esta  sensación duraría lo que dura una estrella fugaz. 
El día de nuestra Independencia se hizo coincidir con el 12 de Octubre,  fecha en la que se celebra en España el Día de la Hispanidad, para remarcar que Guinea Ecuatorial por su idioma y por su cultura, pertenece a la Comunidad Hispana de Naciones, de la que forman parte, ademas de los países del subcontinente americano colonizados por España, California (miembro observador) o Filipinas.
Tampoco nos debemos olvidar de aquellos grandes hombres que con su trabajo y tesón, algunos con su propia sangre, hicieron posible esa realidad. Recordamos aquí a Enrique Nvó, Acacio Mañe, Salvador Ndong, Saturnino Ibongo, Edmundo Bosió, Enrique Gori y Edmundo Bosío Dioco, entre otros. Siendo los tres principales actores en el proceso de la independencia, Bonifacio Ondó, Francisco Macías y Atanasio Ndong. 
La independencia se abrió paso a pesar de las grandes  discrepancias surgidas en el seno del Gobierno de Franco entre el Presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco y el Ministro de Asuntos Exteriores, Jose Mª. Castiella. El primero mantenía la tesis de que había que prolongar la fecha de la Independencia de nuestro país para dejar asentadas sus estructuras políticas, económicas y sociales. Sin embargo, Castiella en la ONU puso celeridad a los plazos para la independencia de de Guinea Ecuatorial. 
No cabe duda de que el panorama de contradicciones  en la potencia colonizadora, de alguna forma contagió a las fuerzas políticas guineanas de entonces y también al propio pueblo.
A la desastrosa gestión de la descolonización por parte de la metrópoli, se unieron los movimientos de descolonización con tintes violentos que recorrían el continente, impulsados por la Unión Soviética, que acabaron influyendo en algunos partidos de Guinea, por lo que el panorama político quedó bastante convulso, lo que permitió a los seguidores de Macías dominar la situación, manipular y amedrentar a la población. En plena campaña electoral, por ejemplo,  los seguidores de Macías iban votando en varias mesas a la vez: era la ley del mas fuerte.
La Independencia en sí misma nunca fue mala, ni siquiera fue un error. Quizá no se informó al pueblo lo suficiente para que tomara conciencia de la situación y de su papel tan decisivo en la construcción del futuro estado. El propio pueblo fue arrastrado por el rencor y la revancha, manipulado por Macías con promesas imposibles. Los mismos que sembraron el odio y propalaron la mentira, fueron los que al final se hicieron con el poder. 
Vivimos con Macías 11 años de dictadura violenta, asesina e irracional. Una dictadura que para perpetuarse necesitaba eliminar a todos los  que por su preparación y por sus  valores, podían servir de referente espiritual y humano al resto de guineanos. Guinea Ecuatorial se llenó de fosas comunes, repletas de cadáveres de gran parte de la élite intelectual.
Obiang Nguema que acabó con la dictadura de su tío, enlazó otra con las mismas características, que se ha venido prolongando durante 42 años. 
El nuevo dictador, al haber conseguido acabar con el régimen de su tío Macías,  se presentó como el nuevo salvador de Guinea Ecuatorial y utilizó hábilmente  la manipulación, la mentira y el disimulo, para seguir cometiendo las mismas  atrocidades que el régimen que había derribado, pero de forma mas sibilina y taimada.
Como en toda dictadura, a medida que se acerca su final, se va tornando cada vez mas represiva, mas violenta y mas asesina. La dictadura está protagonizando una alocada huida hacia adelante, sin importarles si se tienen que llevar por delante a miles de inocentes. Esta es la realidad que viven nuestros hermanos en el interior del país.Y eso es lo que estamos viendo todos los días en Guinea ecuatorial: represión, violencia, humillación y muerte. La tragedia humanitaria que vive nuestro pueblo, queda bien descrita con estas pocas frases de una activista guineana: "..24 horas, sobre 24 horas de infierno..no queda una hora para sentirse libre..".
Ha llegado el momento de liberar Guinea Ecuatorial de la dictadura, de recuperar nuestra soberanía, nuestras libertades y nuestra dignidad como pueblo.
Los guineanos debemos aprender de nuestra historia y desterrar la revancha y la violencia, si no queremos volver a cometer los mismos errores que en el pasado. Por este motivo seguimos manteniendo que el mejor camino para conseguir una Guinea Ecuatorial democrática en la que quepamos todos, es la transición, una transición  pacífica y dialogada, con el aval de instituciones internacionales defensoras de las libertades y con la implicación de la propia comunidad internacional. 
Obiang Nguema debe saber que tiene que abandonar el poder y permitir que los guineanos iniciemos nuestro camino hacia la libertad, sin sus savias  orientaciones, sin tutelas y sin condicionamientos de ningún tipo.
Su tiempo ha acabado y es necesario que la situación evolucione sin la sombra de su saga. El proceso requiere de una transparencia exquisita que evite la explosión de los miedos y sentimientos acumulados durante tantos años. Se hace necesario que el pueblo confíe en los líderes que posibilitarán una transición firme y justa que abra una etapa de libertad para todos los guineanos.