jueves, 28 de septiembre de 2017

RETORNAR A GUINEA ECUATORIAL, EN LIBERTAD

                      Junta Directiva del Partido del Progreso

Redacción El Confidencial 

Hoy se puede afirmar sin temor a equivocarnos que las oposición exiliada de Guinea Ecuatorial ha sido la voz de la conciencia de todo un pueblo, aplastado por la dictadura de Obiang Nguema.  Han sido las voces de los exiliados, y sobre todo, los testimonios de estos, los que han alertado a la comunidad internacional de lo que estaba pasando realmente en Guinea Ecuatorial. Gracias a ellos dejaron de surgir efecto las reiteradas mentiras de Obiang Nguema, acerca de la bondad de su régimen y del desarrollo (falso) que tanto pregonaba internacionalmente. Si no hubiese sido así, si todos los partidos opositores hubiesen estado  comiendo en la "cosita" con Obiang, habríamos quedado condenados de por vida a seguir soportando la dictadura, y con ella, la misma arbitrariedad que estamos viviendo ahora. 

En este sentido, viene al caso hacer un paralelismo con nuestro vecino Gabón, que muerto Omar Bongó, le sucedió en el poder su hijo Alí Bongó,  que dio paso a un sistema algo diferente del anterior, pero también con el auténtico marchamo de dictadura, pura y dura, que los gaboneses siguen padeciendo. 

Por eso motivo, se hace tan importante el frontal rechazo de las elecciones -fraudulentas y amañadas- legislativas y municipales, que se dispone a convocar Obiang Nguema. Caso de que a estos comicios -con Obiang y sus partidos satélites, mas los otros que se disponen a participar- la comunidad internacional pudiera darles algún grado de validez, estaríamos condenados a seguir con la misma dictadura, o quizá con otra -también militar- peor que la que padecemos. 

El exilio representa la otra mitad del pueblo guineano, yo diría la mas selecta y cualificada. Aquellos que han sido expulsados, porque nunca quisieron hacerle el juego al dictador. Los que han tenido conciencia, desde siempre, del mal que encarnaba Obiang Nguema. 

También el exilio ha supuesto una prueba de madurez para los opositores y un aprendizaje, de todos, -oposición política, activistas y emigración económica- sobre lo que supone la autentica libertad, por el entorno democrático -occidental- en el que la mayoría han podido vivir y experimentar.

Por este motivo, tampoco nos equivocamos si afirmamos que la presencia de los exiliados en Guinea Ecuatorial, es vital y necesaria para conseguir la anhelada libertad a la que aspiramos. Es resarcir la injusticia de un ignominioso exilio, reparar el daño, hacer memoria histórica y justicia, con los que han dado tanto por Guinea.  No nos olvidemos: sin retorno de los exiliados, sin memoria y sin una posterior  reconciliación, jamás habrá democracia en nuestro país.   

La realidad del exilio, así como la necesidad de un RETORNO EN LIBERTAD, de todos los exiliados, lo han entendido mejor que nadie el Partido del Progreso y su Presidente Don Severo Moto, que ha advertido una y otra vez sobre el fraude de las elecciones que convoca Obiang y sobre el  peligro que supone retornar sin garantías. 

Retornar sin garantías, es como abjurar de todos nuestros años de padecimientos en el exilio, es rendirse ante Obiang, supone perder todo nuestro patrimonio político, aunque lo hayamos hecho engañados o confiados, caso del activista Nse Ramón y su encarcelamiento, -para el que no nos cansamos de pedir su  liberación-  siempre íbamos a ir a parar a las manos de Obiang. 

Otro ejemplo muy cercano, lo hemos vivido la pasada semana; Aniceto Okenve un opositor exiliado atraído a Guinea, apareció muerto, atado de pies y manos y con claros signos de haber sido "molido a palos". Todos en el exilio conocíamos a Aniceto y como Luquito lo llevó engañado a Guinea, ofreciéndole un trabajo de entrenador de futbol. Llegado a nuestro país, se le obligó a abjurar públicamente, con TV incluida, del exilio y de Severo Moto. Y para que quedase constancia, se le obligó a firmar una declaración jurada, por la que se comprometía -mediante compromiso de muerte- a adherirse al PDGE y a condenar a los exiliados. Después le dieron un mísero trabajo, un pequeño coche y esperaron un tiempo para ver si algún otro podía seguir su ejemplo. Llegado el momento, como siempre ha ocurrido, le asesinaron vilmente. 

Obiang sabe perfectamente que el retorno masivo de todos los exiliados, con el aval y la protección internacional para que estos no puedan ser represaliados, supondría el fin de su dictadura. Sencillamente porque los guineanos le detestan y en un escenario de libertad no recibiría ningún voto. Esto quedó demostrado en la apertura que, presionado por España y por la Unión Europea, Obiang permitió en 1995 llevar a cabo un proceso de normalización política, con la convocatoria de unas elecciones mínimamente limpias, en el censo y en el desarrollo posterior de las mismas. El resultado todos lo conocemos: victoria aplastante de la oposición en las elecciones municipales del 95. 

La amarga experiencia de la derrota electoral que sufriría el dictador, le sirvió para jurar no volver a llevar a cabo nunca mas unas elecciones libres y para poder identificar a la emergente oposición, que fue descabezada, mediante los asesinatos masivos o por la expulsión al exilio, de todos los que consideraba sus enemigos. 

También la propia Unión Europea llegó a la conclusión y así lo manifestó que: "hasta que el pueblo guineano no se deshaga de Obiang Nguema, jamás podrán vivir en democracia". Los Estados Unidos, a través  del  Departamento de Estado, afirmó: "el pueblo guineano por sus propias fuerzas no puede desembarazarse de esta dictadura, que se ha convertido en un grupo de malhechores que tiene atenazado al pueblo" 

Los esfuerzos de todos los partidos del exilio, van en la vía de conseguir que España, la Unión Europea y los demás países con presencia en Guinea Ecuatorial, se comprometan a  apoyar nuestro plan de retorno en libertad, que supone el compromiso de presionar a Obiang Nguema, para que permita la llegada de todos los exiliados, sin violencia y sin represalias. Para ello debe poner en marcha una amnistía general para todos los presos políticos y de conciencia, también para todos los encausados por "delitos políticos". Después debe poner en marcha un proceso electoral, con todas las garantías de limpieza, desde el propio censo hasta el desarrollo de los comicios electorales.  

Conociendo a Obiang, solo una fuerza militar coercitiva -con bandera de Naciones Unidas-, puede obligar al dictador a cumplir estos compromisos. Por otra parte, Guinea Ecuatorial se encuentra plagada de asesinos, en su mayoría procedentes de los cuerpos de Seguridad del Estado, a los que se les está permitido  extorsionar, robar y asesinar, amparados por el paraguas de impunidad de la propia dictadura.

El compromiso del Partido del Progreso y también el del resto de partidos de la oposición exiliada es propiciar un orden político nuevo, democrático y de derecho, que necesita un proceso de transición consensuado con todas las fuerzas políticas y sociales, con reconcialición entre todos los guineanos y anclado en la legalidad. Como tantas veces hemos manifestado; el nuevo edificio de la democracia, no se puede construir con los materiales herrumbrosos de la dictadura. También podemos aplicar aquella frase del Evangelio: no se puede echar vino nuevo en odres viejos, porque  los odres se romperían y el vino se derramaría.