Vaya pinta gasta el tirano y con sus guardaespaldas, que no son guineanos, pagado con el dinero que le niega al pueblo.
Lo que
estaba previsto es lo que ha pasado y encima, con chulería.
La
transición a la democracia es algo complicado y complejo y más si con el que se
tiene que negociar tiene la pistola encima de la mesa. Teodoro Obiang Nguema no
va a dejar que venga nadie a decirle cómo se tiene que gobernar el país, su
país, la finca que mantiene a él, su familia y la banda de delincuentes que lo
arropan y le ríen las gracias. Sus cuentas gozan de muy buena salud y tiene
comprados, con un puñado de monedas, a mucha gente, la suficiente como para que
no le preocupe el futuro.
En estas elecciones,
ya lo ha dicho el que tienen puesto en la Junta Electoral Nacional, se ha
ganado casi con el 100 por 100 y no ha sentido ningún rubor al afirmarlo.
En una
sociedad avasallada, expulsada de su futuro y encanallada, pocas sorpresas se
pueden dar ¿Qué estás en contra del Gran Timonel? Pues nada, se le da una
propina y traiciona hasta a su madre si es preciso. La gente pasa mucha
necesidad y así no es nada fácil ser valiente. En estas elecciones, como en las
anteriores, hemos visto como unos traicionan a otros haciéndole el juego al
tirano. Los desheredados, los que no tienen nada que perder, se han echado a la
calle pero les ha servido de poco. Los más valientes, en el mejor de los casos,
han terminado en un calabozo y los más osados han muerto de cuatro tiros.
Los
observadores internacionales, solo hay que verles las caras y en los hoteles en
los que se han hospedado para darse cuenta que pueden ser de todo menos personas
imparciales que van con el objetivo de certificar una consulta electoral. Todo
está tan podrido que nadie repara en estos pretendidos observadores. Una vez,
creo, se llegó a publicar los nombres de la vergüenza de esta gente que le hace
el boca a boca a Obiang a cambio de un sobre de dinero ¿cómo se llama eso? ¿Prostitución?
¿Corrupción? ¿Maldad pura y dura? Ojalá y que se filtren los nombres y el
programa de “actividades” con las que el régimen les ha obsequiado.
La
incapacidad internacional se muestra en toda su dimensión con estos
acontecimientos. En la prensa y en la radio de España, ex potencia colonizadora
de Guinea Ecuatorial, nos hemos despertado tras las elecciones guineanas con
aseveraciones tan contundentes como ineficaces: “El dictador de Guinea
Ecuatorial vuelve a revalidar su cargo”, “Obiang gana con el 98 por ciento de
los votos”, “Obiang celebra elecciones para perpetuar su dictadura en Guinea
Ecuatorial”, “Guinea
Ecuatorial celebra elecciones con la oposición cercada por el Ejército” … y así
hasta mañana, en el que se olvidarán de los pobres habitantes de este pequeño
país africano, el único de habla española en el continente.
Muchos de
los dirigentes políticos europeos viven de los negocios que hacen en el puerto
pirata del sátrapa Obiang. Me río de los papeles de Panamá si los comparamos
con los que debe guardar el ex guardia colonial y por eso, creo yo, no hay
cambios a la vista.
Severo
Moto, el disidente amordazado y maniatado en España, solo ha podido clamar por
la no participación en estos comicios pero ha dado lo mismo pues está sometido
al silencio de los medios españoles y haciendo un gran esfuerzo ha logrado lo
que para otros es imposible y es la de mandar una delegación de su partido a
los Estados Unidos de América para, por lo menos, hacerse escuchar más allá de
Madrid. Ni una sola referencia de estos políticos fracasados de España que no
son capaces ni de ponerse de acuerdo entre ellos como para pedirle a Obiang que
atiendan a una oposición perseguida, exiliada y sin recursos.
No hay que
desfallecer, se le oye decir al sufrido Severo Moto y dice que hay que destacar
que a pesar del terror, de las muertes, de los arrestos y de la imposibilidad
de participar en el futuro de su propio país, aún quede gente que se gasten sus
pocos ahorros en editar una octavilla que pide el boicot a las elecciones o que
se manifiesten, con precarias pancartas hechas con telas de sábana, por las
calles de las principales ciudades y todo para que sus gritos suenen apagados y
sin respuestas. La esperanza es lo último que se pierde pero muchos ven como
los que gritaban contra el tirano se tragan sus palabras cuando cuentan los
billetes que se han repartido para que se aparente una normalidad que cualquier
día puede saltar por los aíres.
Esta
situación no se puede mantener mucho tiempo más y mañana vendrán las
lamentaciones. Algún día, no tardando mucho, tendrán que rendir cuentas y
saldrán a la luz los enjuagues obscenos en los que han participado políticos,
sindicalistas y empresarios españoles. Todo se va a saber aunque se esfuercen
por ocultarlo. Todo se va a conocer. Es cuestión de tiempo.