sábado, 16 de mayo de 2015

GUINEA ECUATORIAL, SIGLO XXI: DE "GRANDES NIÑOS", NADA.-I-



Por Severo-Matías MOTO NSA, Presidente del Partido del Progreso y Gobierno en el Exilio de Guinea Ecuatorial. 

Exilio en España 16 de Mayo de 2015.- La colonización española en Guinea Ecuatorial (antes, Guinea Española) ha sido considerada, desde siempre y al final de la misma, como "modélica", en toda África. Y la verdad es que, ese escalonado paso, de la colonización pura y dura, cuyos orígenes se pierden más de cien años atrás, al salto, en los años '50, de la colonia a las dos  Provincias Españolas de Ultramar (Fernando Poó y Rio Muni) y el gran salto cualitativo, de las Provincias a la primera Autonomía española fuera de España 1964-1968, se merecen, sin dudas, el calificativo de "modélica" que la colonización española se ganó en el mundo.
Las dos Provincias de Fernando Poó y Rio Muni fueron regentadas y dirigidas por personalidades africanas y guineanas de innegable valor moral, intelectual; capacidad de gestión y dignidad humana, valores que, innatas y reforzadas por la imprescindible presencia, apoyo y orientación de españoles con altura y categoría intelectual y saber hacer..., hicieron de la "Guinea Española" la envidia de todo el entorno africano.
La Autonomía fué un salto cualitativo que, liderado por un Catequista y Maestro de Escuela de una profunda dimensión y altura moral y humana (Don Bonifacio Ondo Edu) que dirigió aquello que iba a ser un nuevo país africano, hasta las puertas de la independencia.
El pueblo guineano que vivió (vivimos) aquellos pasos, no acaba de salir de su asombro y estupefacción, al comprobar que la independencia de la "Guinea Española" a la Guinea Ecuatorial, fue como si se tratara de un catastrófico accidente de un avión, que se precipitara de la máxima altura de vuelo, al más hondo precipicio de la tierra.
 
DOS RAZONES INCUESTIONABLES.

1.-  “GRANDES NIÑOS”- Desde los propios inicios de la colonización española, los españoles que abrieron esa colonización, llegaron pronto a la convicción de que los africanos, negros, de aquel rincón (antes, de 350.000 Km2; reducidos a solo 28 mil, estaban sin ningún tipo de cultura, sin civilización extra-africana y, consecuentemente era "niños", frente a la experiencia de vida que traían los colonos. Pero la gran evolución social, cultural, cívica que la incomparable capacidad de aprendizaje, imitación, asimilación, y medro que caracteriza al acervo humano de Guinea Ecuatorial, dejó con  pie quebrado a los colonos más rudos y difíciles; quienes, de los guineanos no esperaban más que eso: unos "niños" incapaces de evolucionar y ser responsables; útiles solo para las labores de campo; eternos aprendices de talleres, “boy” de casa, y cocina y poco más que "braceros" ("Palabrota" que tanto incomodaba a los guineanos, trabajadores de fincas).
Para cuando llega el "status" de Provincia, y muy especialmente durante los cuatro años de la Autonomía, el pueblo guineano, del que yo formaba y formo parte, con orgullo, estaba más que listo para ascender los escalones de una independencia asentado sobre un número más que suficiente de técnicos, profesionales, hombres de negocios, valores humanos y numerosos "self made men" (hombres autoformados) capaces de ser los pilares sobre los  que descansara una independencia digna de tal nombre. Pero la imagen de "grandes niños" con que la colonización española trató siempre a los guineanos, acabó siendo tan profundamente asumida por ellos  y tan transmitida al exterior ("los negritos de Guinea, son unos grandes niños") que no entienden ni admiten fácilmente que pueda haber guineanos capaces de sobrevivir solos o dignos y capaces de convivir y coparticipar la vida con los españoles.
Esa letal concepción que tienen de los guineanos, como incapaces de ser "ellos mismos" los conductores del tren de sus destinos, no parece haber perdido vigencia con el correr del tiempo y a pesar de las numerosas muestras que desde las Provincias a la Autonomía, ha dado nuestro país con su aquilatado acervo humano, cultural y preparación, legado y entregado por España (la España respetuosa de ese acervo) a la hora de acceder Guinea Ecuatorial a la independencia. Esa concepción despectiva, lejos de llevar a un proteccionismo quizás, a veces molesto, ha demostrado que es un castigo de abandono y lejanía del acervo humano de Guinea Ecuatorial para centrarse única y exclusivamente en los INTERESES ECONOMICOS, ¡tan respetables y dignos de ser cuidados!... (Continuará)!