martes, 29 de julio de 2014

LOS MILITARES GUINEANOS, Y YO. DECLARACION INSTITUCIONAL DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO EN EL EXILIO DEL PARTIDO DEL PROGRESO DE GUINEA ECUATORIAL, DON SEVERO-MATÍAS MOTO NSA.

                                                    

Me ha llegado una inquietud, de decisiva importancia, desde la sociedad guineana, que me conoció de cerca, en dos ocasiones claves de mi vida en Guinea Ecuatorial. 
Me aseguran y me lo creo, a pie juntillas, que el dictador Obiang Nguema llena los oídos y corazones de sus militares con el mensaje de que: “Cuando venga Severo Moto, ya sabéis que odia a los militares. Yo sé que no servís para nada; pero yo, sí que os doy trabajo. Él no os va a valorar como yo…”
Conociendo a Obiang Nguema Mbasogo, como lo conozco, y habiendo sido objeto de los múltiples infundios, falsedades, mentiras e intrigas lanzadas contra mi persona, tanto estando dentro como estando en el exilio; no me extraña esta nueva patraña burda, infantil; a la vez que profundamente cobarde y miedosa. (Lo más admirable de los dictadores de esta calaña, es que a la vez que parecen omnipotentes –poder gubernamental, armas, dinero, amigos poderosos), se refugian, sin embargo, en la mentira, el bulo, el infundio y la falsedad para rebatir a sus rivales o “enemigos” políticos difíciles)
DOS MOMENTOS CLAVES DE MI VIDA, EN GUINEA ECUATORIAL  

U N O.- Del verano de 1964, en que llegué del seminario claretiano de Barbastro, al verano de 1967; verdadero período en que se fraguó el mutuo conocimiento, valoración, amor, respeto, y yo diría con plena sinceridad "enamoramiento" entre el pueblo de Guinea Ecuatorial y yo. Mi presencia y actividad en campos tan públicos como la IGLESIA: (Organista, y comentarista de los actos religiosos de la catedral de Bata); medios de COMUNIUCACIÓN: (Locutor y presentador de programas en la REB -Radio Ecuatorial Bata- y articulista del periódico "POTO-POTO") MUNDO CULTURAL: (Estudiante de la Normal del Magisterio, de Bata;  Profesor del Colegio-Misión de Bata y conferenciante de las diversas organizaciones juveniles y sociales que emergían en la trepidante sociedad guineana de entonces)
Durante esos tres años de revolucionaria actividad, en medio de mi pueblo, me "preñé" de un profundo cariño y amor al pueblo (sencillo, humilde, cabeza levantada, y abierto al progreso y desarrollo cultural y económico) de Guinea Ecuatorial.
En ese breve período 1964-1967, solo tuve incidentes de cierta relevancia y conflictividad social y pública:                                                                                    1.- El encontronazo con la autoridad política, a propósito de un artículo de carácter moralista, respondiendo, metiéndome con el irrefrenable afán de acapararse a las chicas, deshaciendo las ilusiones de los jóvenes por tejerse un hogar y un futuro en matrimonio. "Cuando seáis mayores y tengáis dinero, ya tendréis chicas"-nos aconsejaban, a gritos de autoridad.                                                                                         2.- La cita con la autoridad militar de Bata, provocada por una cantante que, desobedeciendo las normas del espacio radiofónico que yo dirigía, se lió a insultos contra el Presidente del Gobierno Autónomo, Don Bonifacio Ondo Edu. De pronto apareció una pareja de guardia motorizada que invitó a la oficina del Capitán español del Puesto de Bata. Ahí tropecé, por primera vez, con un guardia colonial guineano, joven; con unas cejas extremadamente pobladas que pugnaban por encontrarse sobre la nariz; encargado de introducirme al Capitán español. Era la primera vez, en mi vida, que me veía ante los militares, o ante la guardia colonial. El guardia colonial era Teodoro Nguema (como le llamaban en aquellos momentos). El encuentro con el Capitán español, no tuvo consecuencia alguna; pero la figura enjuta y la mirada torva del guardia colonial, taciturno y taimado, dejó en mí una huella de terror, imperecedera e imborrable. Era la simple pero dura continuidad del terror, grima y pavor que, desde niño me causó siempre el guardia colonial; al que yo defino como: “Un látigo de muerte, utilizado por los colonos españoles, para odiar, perseguir, detener, maltratar y llevar a la cárcel o matar a los negros”

D O S.- Aún no se me había acabado el miedo al guardia colonial, cuando, de pronto nos llega la independencia. (1968…) Y aunque Macías Nguema, primer dictador de Guinea Ecuatorial era civil, se autonombró “General Mayor...”; la figura del guardia colonial (El Teniente Coronel Obiang Nguema) siguió siendo ese látigo de muerte, utilizado por el dictador, para seguir odiando, persiguiendo, deteniendo, maltratando y llevando a la cárcel, haciendo desaparecer o matando a los negros. Yo, como creo que muchos otros guineanos, esperaba que la independencia cambiara o incluso hiciera desaparecer costumbres y usos tan ferozmente coloniales como, por ejemplo, la figura y modo de actuación del guardia colonial. Lo mismo que esperaba que la independencia fuera signo de libertad, del imperio de la ley  y la democracia, resultó que la independencia, puesta en manos de Macías y Obiang Nguema, acabó siendo el imperio del poder militar, al más duro y despiadado estilo y uso colonial; con matices aún más crueles e inhumanos que cuando los colonos... (Que, por cierto, parecen haberse reencarnado, en silencio…) en los mandamases negros actuales de Guinea Ecuatorial)

ENTRE LOS MILITARES Y LOS “GUARDIAS COLONIALES”

Me ha llegado, como digo, la queja legítima del mundo militar dominado por Obiang Nguema. Aseguran que el dictador les repite una y otra vez que "Severo Moto odia a los  militares. Ya veréis cuando venga no os va hacer caso..." Es el mismo tufo insidioso, muy baboso y mentiroso que Obiang Nguema utiliza para decir a los de Mongomo, que cuando yo llegue  a Guinea Ecuatorial, exterminaré a todos los de Mongomo. A los jefes de las sectas religiosas, les amenaza con que, cuando llegue Severo Moto, exterminará a todas las sectas; a los españoles ahí asentados o a los lobbies españoles que lo arropan, les asegura lo mismo, que acabaré con ellos. Y a los extranjeros, en general, les asegura que Severo Moto vendrá a nacionalizar y expropiar todos sus bienes, empresas e intereses. ¡Todo muy baboso, pringado de mentiras y falsedad solo sostenible con sobornos, corrupción, compra de voluntades y despilfarro de dinero! No es menos cierto que más de uno, creyendo en Obiang Nguema y birlándole unos cuantos millones de dólares, ha intentado borrarme del mapa (CROACIA) antes de que yo llegue a Guinea Ecuatorial.
(Se y confío en que nadie mínimamente conocedor mío, y limpio de corazón, se imagina que un Democristiano convencido, a prueba de tentaciones de cargos, corruptelas y sobornos, va a actuar como un socialista, comunista o como un político arribista o vacío de convicciones; como un elefante en esa evidente cacharrería que nos va a legar Obiang Nguema)
HUYO DEL GUARDIA CLONIAL.- Tengo, evidentemente, que reconocer que desde muy pequeño estoy marcado por un profundo miedo muy legítimo a los "guardias coloniales" Y esto es tan cierto o más que la negra mentira que el redomado "guardia colonial Obiang Nguema" intenta meter en el mundo militar guineo. 
-Yo no odio, ni, menos, desprecio; sí, respeto y admiro a los militares. -Yo, sí; huyo de los “guardias coloniales”. 
Es tan claro como la diferencia entre la dictadura y la democracia. Esos dos modelos de gobierno son antagónicos. Mi batalla contra Obiang Nguema es que él se confiesa y presume de ser  dictador; mientras me confieso profundamente demócrata cristiano o social cristiano -en perfecta sintonía con otros partidos y personalidades del mundo hispanoamericano, al que pertenece Guinea Ecuatorial-. Yo no puedo dudar entre la dictadura y la democracia. Lo mismo pasaría si yo estuviera inmerso, por vocación, en el mundo militar; primero, yo no lideraría un partido político; segundo, nunca elegiría entre ser un buen militar y ser un buen “guardia colonial”. Es fácil ser lo primero; no veo fácil ser lo segundo. Obiang Nguema y yo no nos parecemos ni profesionalmente, ni políticamente. Él es un curtido e impenitente “guardia colonial”, pasado por la Salle de Bata y por la Academia Militar de Zaragoza; yo soy un ex seminarista claretiano, pasado por la Normal de Magisterio de Bata; por la Escuela de Periodismo de la Iglesia, “Cardenal Ángel Herrera Oria, de Madrid,  y la Facultad de Periodismo de la Complutense. La frase muy colonialista, negrera y profundamente despectiva de: “Van a ser todos iguales” no casa entre Obiang Nguema y yo. 

UNA EXPERIENCIA VIVIDA EN MIS CARNES

Obiang Nguema Mbasogo no ha recibido en toda su vida, que se conozca, y especialmente durante 65 años de independencia de Guinea Ecuatorial, una sola bofetada de otro guardia colonial o militar guineano. (Quizás algún colono español, intentara corregir su difícil talante y carácter, con algún bofetón, en tiempos coloniales…) No lo sé. 
Yo, sí he tenido y vivido en mis carnes las dos experiencias, a lo largo de los tres años (1976-79) de prisión que sufrí en Bata y en Black Beach. Obiang Nguema presidió el infernal espectáculo de aquella noche del cinco de Octubre de l.976, en que una endemoniada jauría de guardias coloniales, ahítos de alcohol y droga, nos frió a  34 jóvenes, a mordiscos de porrazos, pisotones, latigazos hirientes, a los gritos del guardia colonial Ndong Mifum. 
Durante los años de cárcel, era, y sigue siendo muy fácil distinguir quién nos trataba como un guardia colonial y quién, como un militar. Mis años de estudios, y posteriormente, de exilio en España me han hecho distinguir con mayor claridad qué es el guardia colonial que sigue utilizando Obiang Nguema para  odiar, perseguir, detener, maltratar, llevar a la cárcel y matar a los negros; y qué es un militar.

LOS MILITARES GUINEOS ME CONOCEN MUY BIEN. Y OBIANG NGUEMA LO SABE…
Antes de que yo realizara el segundo viaje (1992) a Guinea Ecuatorial, ensayando el abandono del exilio para solicitar la legalización del Partido del Progreso, sondeé por carta, cuál iba a ser la reacción de los militares, a la propuesta de “salida institucional” proponíamos al régimen. Lejos de recibir una respuesta arriesgada, por escrito, me bastó recibir, ya estando en Guinea Ecuatorial, los numerosos gestos silenciosos de cercanía y acuerdo que me llegaban del mundo militar guineo. Confieso, y es absolutamente cierto, que aun cuando los militares estuvieran de acuerdo con el talante pacífico, negociador y abierto que me envolvía, nunca creyeron (como no podía ser de otro modo) que la vía para llegar a esa solución pacífica pasara por el diálogo y la negociación con Obiang Nguema. Repito: el mundo militar guineo me mostró un profundo respeto, cariño y esperanza de que, sin ser militar, yo era capaz de hacerles sentir y vivir la dignidad de un militar, protectores de la libertad, la de democracia y los derechos humanos, que tanto ellos (muchos, hoy, en el exilio, como Don Pedro Esono Masie y otros…) al igual que el resto de la ciudadanía guineana añoraba y esperaba, liberándoles de la atadura colonial a la que les tiene sometidos Obiang Nguema. Este mundo militar guineo, lo conozco. Ellos me conocen. Prueba de ello es la petición que me hacen, (ante las patrañas de Obiang Nguema) de que deje muy claro, documentalmente, que sigo y seguiré siendo ese líder democristiano que dije y digo públicamente que soy. 
Y lo digo y me reafirmo en ello: El mundo militar guineo siempre tendrá en mí, el cariño, confianza y respeto que le he profesado siempre. Con ellos espero andar, protegido y seguro, el camino de la transición democrática de nuestro país.
El mundo “guardia-colonial equató”, o sea, los “militares” que Obiang Nguema usa para odiar, perseguir, detener, encarcelar, hacer desaparecer o asesinar a los demás negros; ese mundo seguirá siendo temido y huido por mí. Reconozco el miedo que tengo al guardia colonial (Tan pertinaz e irremisiblemente personificado y encarnado en Obiang Nguema).
La restauración de la democracia, la libertad y el respeto a los derechos humanos, permitirá a los arrepentidos, ya libres de la atadura de Obiang Nguema, la fácil reinserción, si lo desean, a las filas de “militares para la democracia” con los que abriremos el tan ansiado y esperado post-Obiang
¡Palabra de un democristiano!

SEVERO-MATÍAS MOTO NSA. Presidente del Gobierno en el Exilio y del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial