Severo Moto, presidente del gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial |
ALGO SE MUEVE EN GUINEA ECUATORIAL
Tengo la sensación de que el por tantas décadas negro y yermo panorama político guineano co mienza a visualizar en su horizonte ciertas posibilidades de cambio (y no digo que posibilidades ciertas, porque no existe certidumbre alguna en la voluntad de cambio del dictador Obiang Nguema, sino al contrario). Y es que, décadas después de ejercer un poder om nipre sente, totalitario y co nfiscador de las riquezas de su país, Obiang pare ce tener una determinada necesidad de legitimarse.
Cosa difícil esa de la legitimación del los dictadore s, pues lo único que les ofre ce cre dibilidad es su re tirada del poder, ya que la muerte es siempre otraco sa: la muerte no legitima a nadie, co n independencia de que pueda hacer buenos a los que siempre fueran perversos.
Obiang llamó al embajador norteamericano para decirle que estaba pensando que las elecciones generales, a celebrar este mismo mes de mayo, quería que fueran unas elecciones «limpias» y que le gustaría que ese proceso fuera auditado por el gobierno de los EEUU. Quizás llevado por la tradicional ingenuidad de los norteamericanos, quizás porque quería oír semejante información, el embajador se puso en co ntacto co n una fundación americana —pagada por el co ntribuyente de su país— para advertirle de la posibilidad de acudir, en calidad de observadore s internacionales, a ese proceso electoral.
Y no co ntento co n eso, llamaría a los embajadore s de países pre suntamente intere sados en el asunto —entre ellos, el de España— para que dieran su opinión al re specto. Pare ce claro que la misma fue que ese proceso electoral estaba viciado desde el principio y que por lo tanto no tendrían ninguna intención de enviar observadore s de ningún tipo.
Entre tanto, después de un proceso judicial re pleto de falsedades y trampas,Severo Moto re sultaría liberado de sus cargos y su pasaporte devuelto hace ahora solo 10 días. Eso le permitirá viajar a cualquier parte del mundo, incluido su propio país.
Ahora Obiang puede optar por la prisión o la eliminación de su rival, o por la admisión de que cualquier proceso democrático posterior al ahora co nvocado que sea cierto, deberá pasar por su re co nocimiento y el del partido que pre side Moto. Los dos primeros supuestos llevarían al dictador a clausurar su régimen en un estado de degradación que no por producido ya sería menos sanguinario, o re cibirle, admitiendo que su figura y su legado puedanco ntribuir al desarrollo futuro de Guinea Ecuatorial en paz y en libertad.
Ese futuro de su país, y el del propio Obiang, dependerá de su gesto de ahora. Si bien, el destino de los pueblos depende de los pueblos mismos, y se abrirá paso, quiéranlo o no sus dictadore s del pre sente. Y será un futuro en libertad, porque la re sistencia de Severo Moto, ese hom bre bueno donde los haya, le llevará sin lugar a dudas a la victoria final, que será la de unas elecciones libre s de las que surja un régimen democrático , quienquiera que sea quien lo protagonice.
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