domingo, 24 de marzo de 2013

ESPAÑA NO PUEDE SEGUIR APOYANDO AL RÉGIMEN DE OBIANG

                 Genuflexos ante un despreciable dictador

Exilio español, 24 de Marzo del 2013.- Después de la última revelación del periódico El País, órgano oficial de la izquierda española, sobre la enorme corrupción e inseguridad que están soportando los empresarios españoles en Guinea Ecuatorial,  ningún político socialista -de esos que suelen visitar a Obiang- ya no se atreverá a pronunciar algunas de las frases con las que adulaban a Obiang y tanto le gustan oír al dictador: "Guinea Ecuatorial es un paraíso de oportunidades para la inversión española", ni que "el régimen de Obiang va dando pasos decisivos hacia la democratización de Guinea Ecuatorial" o, según anunciara José Bono en presencia de Obiang "nos unen más cosas que las que no separan". No hace falta ser muy listo para afirmar que todo aquel mandatario, político o empresario que está dispuesto a soportar a Obiang, es siempre por intereses económicos personales. También es fácil concluir que ese gran poder fáctico formado por empresarios españoles afincados en el interior de Guinea Ecuatorial y dispuestos a todo, con tal de mantener el actual statu quo, lo hacen por intereses económicos, muchas veces inconfesables.

Los diferentes gobiernos de España -de izquierda y derecha- que han estado "aguantando" a Obiang y le han permitido a éste cometer todo tipo de barbaridades, han manifestado siempre que lo hacen para salvaguardar los intereses económicos de los empresarios españoles (y nos imaginamos que también algún que otro interés particular de los actores políticos que han estado presentes). Ya es hora de preguntarse si vale la pena defender, a toda costa, unas actuaciones empresariales que se mueven bajo un manto de corrupción y que muchas veces rayan lo delictivo.  

En este sentido, Don Severo Moto ha manifestado en muchas ocasiones, que un empresario honesto no puede operar en Guinea Ecuatorial, porque con ello está favoreciendo la corrupción y lesionando los intereses de los propios guineanos. El líder del Partido del Progreso reconoce que es muy duro aconsejar que no se invierta en nuestro propio país, pero la realidad está demostrando que todas las inversiones y negocios que se llevan a cabo en Guinea Ecuatorial, tienen el sello y el marchamo de la corrupción y que están obligadas a pasar necesariamente, por la taquilla de la comisión y el soborno de algún familiar de Obiang o de cualquier otro gerifalte del régimen. Por este motivo, siempre ha solicitado la necesaria seguridad jurídica que debe presidir las diferentes inversiones, tanto  de empresas extranjeras, como guineanas.

Ya no existe ninguna excusa para que España, potencia descolonizadora, se tome en serio la democratización de nuestro país, obligando a Obiang a llevar a cabo unas elecciones libres y no esa pantomima de procesos electorales viciados y manipulados desde principio a fin. ¡¡Basta ya¡¡ de extorsiones, persecuciones y hasta encarcelamiento de empresarios españoles en territorio guineano. ¡¡Bsta ya¡¡, de abrirles las puertas de todas las instituciones a embajadores y a ministros de Obiang para captar incautos empresarios a los que extorsionar y robar. ¡¡Basta ya¡¡, de permitir que los matones de Obiang se paseen por el territorio español, asustando, amenazando y atentando contra los indefensos exiliados guineanos -y contra algún que otro español- en este país.

A España le decimos que ha sido un gran error apoyar a un dictador sanguinario como Obiang, que siempre se ha burlado de los españoles en sus propias narices. Desde el punto de vista de los intereses económicos y humanos, es mucho más beneficioso para el gobierno español, apoyar una opción verdaderamente democrática en Guinea Ecuatorial, que una dictadura. Si España estuviera dispuesta a apoyar en serio la democracia en nuestro país, propiciaría un gran estrechamiento en las relaciones económicas y culturales con su ex-colonia., así como la noble contribución a la libertad y a la democracia de un pueblo hermano, al que no puede seguir dándole la espalda.