miércoles, 23 de enero de 2013

GUINEA ECUATORIAL NECESITA DE POLITICOS CON PRINCIPIOS Y DE FUERTES CONVICCIONES DEMOCRÁTICAS

                               
                      El pueblo de Guinea Ecuatorial festeja su independencia                                                                           

Por Juan Cuevas, Secretario de Formación del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial.

Cuando el 15 de Diciembre de 1963, el pueblo guineano, mediante un referéndum,  se disponía a iniciar uno los periodos más florecientes de su historia, la Autonomía, nadie podía imaginar que 49 años después Guinea Ecuatorial se iba a encontrar en tan lamentable estado de postración como el actual. Y es que, en aquellos momentos todo pintaba favorable. Si el periodo de Provincias españolas ultramarinas supuso el intento de equiparación de Fernando Pó y Rio Muni al resto de las otras provincias peninsulares, el periodo de la Autonomía  fue el de la expansión en lo económico, en lo  cultural, en  lo educativo y la consolidación de Guinea Ecuatorial  como pueblo libre. Esto fue posible porque nuestro país -con vuestro permiso- contó con una hornada de hombres y mujeres de una sólida formación académica y de probados valores y principios. Personajes como  Bonifacio Ondó, Atanasio Ndongo, Saturnino Ibongo, Edmundo Bosio y una innumerable lista, muchos de ellos anónimos,  supusieron el mas eficaz revulsivo con el que contó Guinea Ecuatorial para alcanzar su plena independencia. Bonifacio Ondó, presidente del Gobierno Autónomo desde 1964 a 1968, dio un fuerte impulso a la vida cultural, a la educativa, la social y económica, mediante la creación de escuelas, dispensarios, Casas Sociales, Casa de los Maestros y la puesta en marcha de una política de desarrollo de los pueblos para dotar de servicios a las comunidades pequeñas y alejadas de los grandes núcleos de población.

La ansiada Independencia que iba a culminar el avance en todos los aspectos -las libertades, la educación y la cultura y el pleno desarrollo económico- de Guinea ecuatorial, en manos de Macías y su sobrino Obiang Nguema, -dos despiadados depredadores del pueblo guineano- se convirtió para los guineanos en una monumental cárcel. Poco a poco, Macías y Obaing se encargarían de ir haciendo desaparecer a todos y cada uno de estos baluartes en los que se había apoyado el pueblo para conseguir su independencia. Muchos fueron asesinados, otros tuvieron que engrosar la larga lista de exiliados, en general todos los valores que se habían ido atesorando quedaron literalmente laminados. Con Obiang vino la incultura, la necedad, el desprecio del conocimiento, el reinado de la mediocridad y sobre todo la exclusión económica y social de todo aquel que no estaba dispuesto a transigir tal disparate. No creo que se haya conocido ningún pueblo cuya independencia haya supuesto tan gran fiasco o mayor cúmulo de frustración como la  del guineano. También es  difícil  encontrar a un pueblo  que  haya  sido  gobernado -tiranizado- durante más de 43 años por un auténtico gañán. 

Afortunadamente Obiang no ha podido desarmar moralmente a todos los guineanos, ni erradicar sus grandes principios, ni acabar con los valores de la sociedad. Nuestro pueblo ha demostrado en muchas ocasiones que es capaz de movilizarse cuando se le presentan ideales de libertad y democracia por los que vale la pena luchar. Esto es lo que explica el fuerte arraigo que experimentó el Partido del Progreso en la sociedad guineana en tan corto periodo de tiempo. En las dos ocasiones en las que Don Severo Moto -1988 y 1992- estuvo implantando el Partido en Guinea Ecuatorial, pudo comprobar como el pueblo era permeable a la doctrina política -democristiana-, que a través de las Aulas Democráticas o personalmente, les iba transmitiendo. Les hablaba de construir la democracia entre todos, de solidaridad para con demás, de compromiso social y político, del valor del trabajo, de esfuerzo personal, de participación social, de preparar un futuro en libertad para sus hijos,..... 

Entre todos fueron capaces de crear un movimiento social y político comprometido y dispuesto a acabar con la dictadura,  para retomar aquel camino que habían iniciado nuestros  grandes hombres de la independencia y que el propio Obinag se había encargado de borrar. Fue imposible, la apertura a la democracia que ofrecía Obiang, era un engaño más del dictador, pura apariencia para cumplir las exigencias de la comunidad internacional. Tanto Don Severo Moto, como los dirigentes y afiliados del Partido del Progreso sabemos que Obiang no dejará el poder hasta que no se le eche. Que no atiende a ningún tipo de razón, por muy humanitaria que parezca  y que el régimen clientelar, de sangre y de robo que ha instalado en Guinea Ecuatorial, está dispuesto a mantenerlo a toda costa, aunque para ello -desgraciadamente- tenga que llevarse por medio a todo aquel que se le ponga en su camino. 

Para erradicar toda la miseria moral que la dictadura ha inoculado en la sociedad, para volver a soñar con un futuro en democracia para nosotros, nuestros hijos y las generaciones que vendrán, tenemos que despertar aquellos valores que todavía siguen en nuestro interior  y de nuevo, necesitaremos de grandes hombres, comprometidos con la democracia y la libertad. Hay que recuperar los hombres y mujeres exiliados que cuentan  con gran preparación -conocedores de la democracia en los países del exilio- y que estarán dispuestos  a retornar a su país para construir, junto a los demás, un futuro en paz y en democracia para Guinea Ecuatorial.