viernes, 13 de enero de 2012

¡¡¡¡ DIOS MÍO ¡¡¡

 Por Severo-Matías MOTO NSA, Periodista, Maestro de Primera Enseñanza y Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial.

Perdónenme, queridos lectores. Se me ha escapado de forma espontanea e incontrolable ese grito de ¡¡¡DIOS MÍO!!!. Pero es que los guineanos (de Guinea Ecuatorial) nacidos a la luz de la civilización y de la cultura, llevados de la mano de los misioneros claretianos españoles, Evangelio en mano (Algunos ateos aseguran que por eso la Guinea Española –hoy, Guinea Ecuatorial- es tan débil, cobarde, buena y manejable por los ateos, comunistas, socialistas y listos anticristianos…) crecimos con la prohibición de blasfemar, de decir tacos y palabras malsonantes. Nos dijeron que eso, aparte de ofender a Dios, era una falta de educación… Por eso, ante las grandes y espeluznantes noticias, acontecimientos e imágenes terroríficas, lo único que se nos ocurre es gritar: ¡¡¡DIOS MÍO!!! / ¡¡¡ JESÚS, JOSE Y MARÍA¡¡¡/ ¡¡¡AH TARÁ NZAMÁ!!! AH, NANÁ MARÍA (¡¡¡Oh, Padre, Dios!!! Oh, Madre, María). Así somos los guineanos normales, clásicos y cristianos, cuando nos encontramos con algo espeluznante, un desastre, una estampa  terrorífica algo repugnante, una serpiente. Lo primero que se nos ocurre es recurrir a Dios, a Jesús, a la Virgen, Madre. Mientras otros, más modernos, más listos y más fuertes; más educados e más  intelectuales que nosotros, recurren a eso MEKÁWUEN...

Bueno, pues, yo, cristiano, católico, apostólico, romano de Guinea Ecuatorial, me encontré en un bar de Madrid con el prestigioso periódico EL MUNDO, de la dirección del no menos prestigioso periodista español, colega y amigo, Don Pedro J. Ramírez. Y recorriendo, inocentemente, páginas, tropecé con la 10 (No precisamente de Downing Street de Londres) y una foto, en el centro de la página, que, a mi sola mirada, arrancó de mis entrañas cristianas y trasladó a mis labios católicos el doloroso grito de: ¡¡¡DIOS MÍO!!!
¿Y por qué tanto susto, hasta recurrir a mi Dios?  Fue un terrible impacto, para mí, contemplar al nuevo Ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, (diría que cariacontecido) con el brazo derecho agarrado y alzado violentamente por la mano izquierda de Miguel Ángel Moratinos, amigo íntimo y defensor acérrimo del  cruel dictador guineano, Obiang Nguema Mbasogo. (Cualquiera que conozca mi truculenta historia de Croacia, me entenderá y me acompañará en el dolor y sentimiento…)
¡¡¡DIOS MÍO!!! – Lancé el grito;  y La gente del bar se volvió, casi asustada, hacia mí. Y hube de pedirles perdón, por mi grito.
¡¡¡MADRE MÍA, AMANTÍSIMA!!! –invoqué a la Virgen, ya con la voz ahogada y silenciada para no llamar la atención, al ver que, unas cuantas figuras más, a la izquierda del nuevo y flamante Ministro español de Exteriores y de Cooperación, aparecía una eminencia diplomática que me recordó el tan desafortunado, decepcionante, humillante y despectivo encuentro por los pasillos del Parlamento Europeo (finales de los ’80) cuando andaba, yo, (guiado por mi gran amigo, el costarricense Patricio Contreras) recabando  apoyos europeos, para mi primer viaje a Guinea Ecuatorial, en busca de la legalización del Partido del Progreso…
  • Hola, Don…”X”. -Le saludó Patricio Contreras a la eminencia diplomática española- Te presento a Severo Moto, líder de la oposición de…
  • ¡¡¡No, no!!! ¡¡¡No molestéis a Obiang Nguema!!!  ¡¡¡No le molestéis!!!.
Es el gran hechizo del cruel Obiang Nguema Mbasogo. Para unos (guineanos), un  macabro e infernal sueño del que quisiéramos despertar; para otros…
La eminencia diplomática española me negó, despectivamente, el saludo y dejó mi mano colgada como un  frío témpano de  vergüenza. Mi nariz, achatada, se ensanchó, en vez de alargarse dos palmos, como otras… ante el espeluznante desplante. 
Al final de la foto comentada, a la izquierda, reconocí al socialista Don Javier Solana Madariaga. Como un soplo, un aliento de serena inspiración volvió a mi mente, el recuerdo de ese Ministro español de Asuntos Exteriores  socialista, que tuvo que responder (1992) a la pregunta parlamentaria de Don Javier Rupérez; cuando el periódico ABC se hizo eco de mi denuncia de malos tratos, discriminación y hostigamiento descarados que recibíamos, en Guinea Ecuatorial, el Partido del Progreso (Demócrata Cristiano), y yo, por parte de la Embajada socialista española en Malabo. El Embajador, cuyo nombre no voy a citar, fue retirado (“diplomáticamente”) de Malabo, por el Ministro Solana. No voy a enumerar, naturalmente las veces que Don Javier Solana me acogió, a mí y  al Partido del Progreso en encuentros, y reuniones, en entornos africanos e hispanos.
Y… no tengo más razones para gritar: ¡¡¡DIOS MIO!!! La foto de EL MUNDO, subtitulada “GALERIA DE SABIOS”, me reparte, afortunadamente, de forma desigual, más reminiscencias, nostalgias y recuerdos de amigos y compañeros (no los voy a citar, naturalmente) que quisiera revivir y retomar,  que otros, tristes. Muchas más manos a estrechar, que manos que rechazarían la mía.
Guinea Ecuatorial, mi país, no puede faltar en los encuentros de Consejo de sabios que el Ministerio de Exteriores español va a promover, comandado por Don Marcelino Oreja Aguirre. (Algunos hasta conocen y saben demasiado de Guinea Ecuatorial y de Obiang Nguema Mbasogo, el criminal terrorista. Esta es la única razón que me hace hablar y comentar la Galería de Sabios. Ninguna razón ni intención de inmiscuirme en los asuntos internos de la política española; ni ahora ni nunca
¡Cómo no augurar y desear un rotundo éxito al nuevo equipo del Ministerio español de Asuntos Exteriores, en la política de relaciones con Guinea Ecuatorial, hasta ahora tan difíciles, cuando no imposibles y enmarañadas, mientras el juego sea “Estar con el que esté” y no exista el propósito de desechar la dictadura de Obiang Nguema tan alimentada, hasta aquí, por sus declarados amigos!