viernes, 11 de noviembre de 2011

Farsa electoral del 13 de noviembre. Obiang y sus lobbies humillan de nuevo al pueblo de Guinea Ecuatorial

                                           


Exilio. España. 11 de noviembre de 2011. Un nuevo golpe de estado orquestado desde la figura del tirano Obiang y sus lobbies, sobre todo desde España, se cierne sobre el indefenso pueblo de Guinea Ecuatorial. Un supuesto referéndum que ha de servir para aprobar medidas “constitucionales” tras 40 años de dictadura, esconde en realidad el deseo de Obiang y sus clanes de perpetuarse en el poder, dándole supuesta legalidad a la asunción del trono por parte del hijo del Tirano, Teodorín, conocido delincuente  internacional , quien si todo se cumple como está previsto, heredará el sillón paterno para permitir al dictador buscar refugio en algún paraíso antes de que el mundo le aplique la misma justicia que a Gadafi. 


El pueblo que juega un papel necesario, al menos nominalmente, en esta nueva farsa, se encuentra atado de pies y manos. En el conocimiento de que no puede votar negativamente a algo que no conoce, pues el contenido de la consulta aun es un secreto, el pueblo, a punta de pistola, acudirá el próximo domingo a las urnas, a darle el apoyo al dictador y a sus medidas constitucionales, pensadas para perpetuar en el poder a su clan, a su familia, y a sus amigos y permitiendo que el saqueo de los tesoros de nuestro pueblo continúe sin control y sin medida.

El referéndum, tildado de “Reformas Constitucionales”, aprobado por un parlamento títere en el que el partido de la dictadura controla al 100 por 100 de los parlamentarios, incluyendo a los de la supuesta oposición, llega en un momento de máxima tensión para el entorno del tirano y sus lobbies. Asustados ante la suerte que ha corrido el “amigo” Gadafi, preocupados por haber apoyado con dinero y con material al dictador Libio en el momento en que éste masacraba a su pueblo,  nerviosos ante la creciente ola de opinión en contra de sus gestiones que empieza extenderse por el mundo, la dictadura necesita sentirse fuerte y apoyada por el pueblo, que una vez más, interpreta el papel de secundario, de extra, en esta nueva película de terror dirigida por Obiang y financiada por países que como España no pueden permitir que la dictadura acabe mal antes de recoger los frutos de su cara y lamentable política de apoyo incondicional al sanguinario tirano y su familia.

Como guineanos, acostumbrados a otras maniobras semejantes, estamos seguros que el pueblo –secuestrado y bajo coacción-  dará la razón a la dictadura con el 100 por 100 de los votos. Como otras veces hemos visto, los supuestos observadores internacionales, sobre todo españoles, asegurarán que la cita transcurre con normalidad, acreditando con su opinión -comprada con dinero del pueblo- la legitimidad del proceso y por tanto del resultado. Como siempre, Obiang y los suyos aparecerán delante de todo el mundo con un aura de divinidad por haber salvado una vez más al pueblo, convenciendo a este que les permita seguir robando, secuestrando, asesinando y hundiendo cada día un poco más la dignidad de estas gentes de África en el lodo y en la sangre.

El Gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial ha mantenido durante las últimas semanas una estrecha vigilancia de estos acontecimientos. La siniestra figura de Teodorín, personaje enloquecido por las drogas, la prostitución,  y la delincuencia, planea sobre nuestro pueblo en virtud de heredero del trono de su padre, quien cansado y probablemente condenado a la misma suerte que Gadafi, busca un hombre de paja a quien situar en el trono para seguir alimentando a las alimañas con el pan de nuestro pueblo.

Teodorín, que lo único que puede decirse en su favor es que aún no ha matado a nadie, diseña en estos momentos su reino de terror para hundir de una vez por todas a Guinea Ecuatorial en el olvido, y desestabilizar en profundidad una zona de África deseada por pretendientes de todo el mundo. Permitir que Obiang se salga con la suya es condenar a nuestro pueblo  y a los países vecinos a una política de guerra y de represión donde solo la voz de las armas y el dinero manchado de sangre tendrán la palabra. 

El Gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial rechaza la convocatoria electoral pues falta a todos los principios democráticos. La inexistencia de un texto que permita a los votantes la consulta y por tanto la decisión en su voto. La total ausencia de un censo poblacional, de unas  listas electorales, junto con la peligrosa falta de trasparencia y la violencia con la que se pide al pueblo que participe en esta cita macabra, invalida de hecho esta farsa electoral incluso antes de haberse producido.

El Gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial recomienda a los ciudadanos el voto en blanco o la abstención, siempre que tal medida no ponga en peligro sus vidas y la de sus familias. Como ciudadanos en el exilio, como Guineanos que no podemos estar en nuestra patria, mostramos nuestra indignación ante estos hechos apadrinados por los gobiernos habituales de occidente. 

El Gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial solicita a la comunidad internacional, a Barak Obama, presidente de Estados Unidos, a la Unión Europea, y a las organizaciones vigilantes de los derechos humanos en el mundo, que no permitan que por voluntad de unos pocos, nuestros hijos y nuestro futuro siga empañado de terror y de dolor.

Pueblo de Guinea Ecuatorial, ¡¡ Indignaos!! Demostradle al mundo nuestra ansia de libertad, con nuestra fuerza y nuestra dignidad y nuestras manos libres de manchas expulsemos a los terroristas, a los piratas, a los delincuentes de nuestro país e inauguremos entre todos una nueva época que, como en Libia o Túnez, o Egipto, nos permita mirar al mañana sin miedo y con confianza.