NAIROBI (dpa) - Para Alec Robinson, presidente de la junta directiva de la empresa petrolera Centric, especializada en la explotación de nuevos yacimientos, el siglo XXI podría ser el del crecimiento económico rasante en África.
"Con sus yacimientos de materias primas las oportunidades del continente son inmensas, si sólo son correctamente aprovechadas", subrayó al margen de una conferencia sobre energía en la capital keniana, Nairobi. "Sin embargo actualmente tan sólo se puede especular sobre la verdadera dimensión de los recursos naturales."
La empresa de Robinson realiza perforaciones en el norte de Kenia en busca de petróleo, otra compañía espera en Uganda encontrar pozos rebosantes de crudo, y el año pasado se descubrió petróleo en la costa frente a Ghana. Allí reina ahora la esperanza de que la anterior "Costa de Oro" también pueda verse beneficiada por el oro negro de las profundidades.
Oro y diamantes, petróleo y coltán, cobre y cobalto, el continente plagado por la pobreza, el hambre y el atraso tiene la oportunidad de aprovechar su enorme riqueza en materias primas para un mejor futuro para sus habitantes. Sin embargo, aunque ya pasaron 50 años desde la independencia, la mayor parte de la población espera en vano una mejora de sus condiciones de vida, incluso en los Estados donde ya se extrae petróleo y gas.
Se trate de Nigeria, Angola o Guinea Ecuatorial, la mayoría de la gente sigue viviendo, al igual que en el pasado, en la más extrema pobreza. Del auge económico se beneficia tan sólo la élite dominante.
En otro países de África la riqueza en materias primas es más una maldición que una bendición. Por ejemplo en el Congo oriental: tras una larga guerra civil, oficialmente reina la paz en las provincias de Kivu del Norte y del Sur.
Pero en los últimos años cientos de miles huyeron de los combates permanentes entre tropas del gobierno y rebeldes. La compra de armas y el mantenimiento de las tropas de los "señores de la guerra" se financian con la explotación ilegal de materias primas.
Minas y metales como el coltán y el tántalo, que se emplean en la producción de computadoras portátiles, teléfonos móviles, y chips de memoria, son a menudo extraídos por aldeanos esclavizados o por niños soldado. "En el aeropuerto de Goma hay minerales por todos lados, si uno se detiene a mirar", observó un integrante de un organismo de cooperación alemán en la capital provincial de Kivu del Norte.
Para la mayoría de los usuarios de computadoras portátiles y teléfonos móviles la relación entre sus dispositivos y los sangrientos conflictos de África totalmente desconocida.
De los "diamantes de sangre" de la guerra civil en Liberia, en África occidental, muchas personas se enteraron sólo gracias a la película homónima de Hollywood ("Blood Diamond", en inglés).
La organización no gubernamental británica Global Witness advierte que el conflicto entre el norte y el sur en Sudán podría reavivarse de haber disputas en torno a la distribución de los ingresos provenientes de la explotación del petróleo.
"Internacionalmente existe una sensibilidad creciente por la relación entre las materias primas y los conflictos armados", dice Mike Davis, que desde hace años investiga el tema en Global Witness. "Pero la situación en el Congo oriental demuestra que esto no conduce a ninguna actuación concreta".
En el continente, el este del Congo no es ningún caso aislado. En el delta del Níger en Nigeria arde el conflicto entre el gobierno y los rebeldes, en el Estado africano occidental de Costa de Marfil el grupo rebelde Forces Nouvelles se financia con la venta de cacao.
"Los grupos internacionales compran las materias primas y miran para otro lado", acusa Davis. "No hay nada que los haga hacerse responsables".