jueves, 10 de diciembre de 2009

¿SOLO SE ES POTENCIA MUNDIAL CUANDO SE PISOTEA A LOS DÉBILES?



Por Severo-Matías MOTO NSA.

Para algunos países y pueblos, colonizados por España, como, por ejemplo, Guinea Ecuatorial, la actualidad internacional, se centra especialmente en España. Es así como cualquier guineano que se asoma al exterior y mira primero, naturalmente a España, se encuentra en el Aeropuerto de Lanzarote con Aminatu Haidar, languideciendo en la apretura casi mortal de la pinza que Marruecos y España la han clavado en sus constantes vitales. En cuanto el observador hispano se adentra en la vida de España, se encuentra con temas como los crucifijos, el aborto, el Constitucional, ¡¡¡la corrupción!!! y otros temas asomados bajo la espesa manta (o alfombra) de la “materia reservada” en la se sacrificó a Guinea Ecuatorial, en sus iniciales conatos de independencia.

Cuando escribo y me quejo, lo hago desde la frontera, acá, de la Hispanidad. Nunca desde la enemistad!

Después de 66 años de vida (inmerso, durante los primeros veinticinco, en aquel imperio de la Hispanidad que “no conocía la puesta del sol”, y bajo el que tan seguros nos sentíamos) me están llegando, desde diferentes rincones del mundo hispano y también desde intencionados círculos guineanos, un mensaje, tan subliminal como directo:

“Severo Moto nunca será presidente de Guinea Ecuatorial. En España molesta mucho que sea un intelectual. Sabe mucho y puede cambiar las cosas en ese país…”

Es, evidentemente, muy poco honesto y humilde que sea yo, precisamente el que saque a la luz ese reiterado comentario del mundo español (concretamente, mundo oficial o gubernamental) que me llega de forma directa, repetitiva y machacona, tanto de fuentes indirectas guineanas como de fuentes tan directas como ofensivas de propios españoles.

Ante Jercic, el croata en cuyas manos me puso el belga Christian Philipart de Foy, para que me sacrificara en las aguas del Mar Adriático, me lo repetía una y mil veces. “Creen en España que sabes muchas cosas, por eso te quieren matar” (¡!)

A mis 66 años, tras un recorrido, (ojos y oídos atentos), de estos largos y penosos años de exilio en que han ido a parar los siete años de estudios sacerdotales, tres de Magisterio y cinco de Periodismo; veintiséis años de fundador y presidente del Partido del Progreso y otros seis de Presidente de un Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio, puedo alardear, y alardeo de ser un buen conocedor de Guinea Ecuatorial y de España, dos mundos en los que, desde luego sin haberlo sometido a elección, nací y pertenecí.

Que se me odie tanto como me ha tocado sufrir en los brazos de los regímenes de Guinea Ecuatorial y de España y solo por algo tan consustancial como por mi conocimiento, a fondo, de los dos mundos y regímenes español y “equatorguineano”, a lo único a que me conduce es a tener que elaborar un largo y dilatado preludio o introducción de mi testamento político y vital.

Claro que me conozco suficientemente los dos mundos y regímenes. Que la razón por la que no se me acepta (¡atención!, ni a mí; ni al Partido del Progreso; ni al Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio; ni a nada relacionado, por parte de los dos regímenes y poderes) sea porque dicen que soy un “intelectual” y “conozco mucho”…, eso puede preocupar de alguna manera. Pero a uno le duele más, saber que, a estas horas (66 años de vida), alguien espere que yo sea un “BUEN MUCHACHO” al más puro y rancio estilo colonial. A eso le llama mi compañero del alma, Armengol Engonga Ondo, “desprecio a la inteligencia”

Toda la fuerza colonial y la demostración del poder de potencia colonizadora, siempre estuvo centrado en amilanar, aniquilar, acallar, subyugar e inutilizar la capacidad intelectual, humana social y personal del colonizado. Ya fue tremendamente denunciable y digno de los más duros tribunales, el que la potencia colonizadora, se cebara sobre la debilidad de la colonia; pero más soez, despreciable y abominable es que tras una desastrosa o disimulada descolonización, la potencia colonizadora, lejos de demostrar eso que se llamó “capacidad de creación de pueblos y culturas”, vierte toda su poderosa maquinaria represora en pisotear, destruir, ningunear y odiar, (quizás, envidiar) hasta atentar, o, incluso asesinar los valores humanos e intelectuales de la vieja colonia, utilizando, para ello a un militar, paradigma de la crueldad y la ignorancia. La de veces que en conversaciones con mis paisanos guineos (que no “equatorguineanos”) coincidimos en la misma pregunta: ¿Pero, y qué diferencia hay entre esto y el régimen de Obiang Nguema?

A veces no queda más remedio que desnudarse y dejarse conocer.

Me repiten una y otra vez; de diferentes fuentes y diferentes colores la misma cantinela. “No llegarás a ser Presidente de Guinea Ecuatorial; tienen miedo en España a que aquello cambie. Porque eres muy capaz y estás preparado para ello…” La sentencia, menos mal, no viene del pueblo guineano al que tengo dedicado el tiempo de vida que me queda…

¿Pero es posible que España, potencia colonizadora de Guinea Ecuatorial, país en régimen de Monarquía democrática, octava potencia del mundo, tenga miedo en pleno siglo XXI, y hasta intente evitar que Guinea Ecuatorial, sea un país libre, en democracia, donde se respeten los derechos y valores humanos, intelectuales, culturales y sociales y que estos valores emerjan sobre la incultura, lo troglodita o simplemente salvaje? ¿La colonización de Guinea Ecuatorial por la hoy octava potencia mundial, ESPAÑA, tuvo por único fin mantener e imponer el salvajismo en ese rincón africano? ¿A quien, además de a Obiang Nguema Mbasogo, hay que achacar el delito de lesa humanidad y lesa patria, de que, en 41 años Guinea Ecuatorial se haya quedado vacía de valores intelectuales, culturales, humanos y sociales? ¿Quiere alguien que empecemos a desgranar los nombres de esos grandes valores humanos, intelectuales, culturales y sociales, asesinados, sacrificados y desaparecidos, cuya desaparición golpea a tantas mentes y conciencias, y que la potencia colonizadora ha ido viendo, impasible, cómo se perdían por el sumidero de la muerte violenta, a manos de Obiang Nguema?

Nos aseguran, últimamente (y no son precisamente los guineanos, ni siquiera Obiang Nguema) que el gran proyecto de la potencia colonizadora de Guinea Ecuatorial es esperar a que los mayores o viejos o simple y llanamente inteligentes, mayores de edad, “guineos”, se vayan muriendo y agoten la generación de quienes se duelen por la tragedia de Guinea Ecuatorial. Porque –dicen- las generaciones de “equatorguineanos” que nacen, no crean más problemas que sus enfados y caberos entre ellos.

Una vieja frase esculpida en mentes y conciencias de difícil calificación moral nos viene intentando desviar en nuestros análisis y consideraciones sobre el siempre anhelado papel y las responsabilidades de España sobre Guinea Ecuatorial: “España no tiene ningún interés en Guinea Ecuatorial” –gritan, hasta con cierto mohín de desprecio, algunas personalidades ilustres- quienes bajo la alfombra ya mugrienta de la “materia reservada” protegen sus intereses económicos y sepultan los humanos, históricos y otras responsabilidades.

¡Qué gran contrapunto y qué mentís tan rotundo el gesto de tantos españoles que, desde la llana sensibilidad histórica se suman al esfuerzo de los guineoecuatorianos por salir de la vorágine de miseria, desprecio y abandono en que quedó relegado nuestro país y nuestro pueblo! Los tenemos y sentimos a nuestro lado contagiándose de nuestro dolor y alentando nuestros – por otros- despreciados esfuerzos, enganchados todos en la maroma de la resistencia.

…La verdad es que, a veces cuando mejor creemos cabalgar sobre el suelto y ligero corcel de la lengua que nos legara Don Miguel de Cervantes Saavedra, corremos el peligro de estar sentados –sin pretenderlo- sobre un rocinante Juanramoniano. Y cuando invitamos a las potencias a demostrar su calidad de tal para ayudar y potenciar países y pueblos, parece que estamos invocando sobre nosotros, solo desgracias y desventuras; castigos o intentos de asesinato.

Que quede claro; y si puede ser nítido, mejor:

Yo, Severo Moto Nsa, a mis 66 años, fundador y Presidente del Partido del Progreso y del Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio; liderando, con inevitable orgullo, un equipo de hombres y mujeres inteligentes y cultos (guineos y españoles) en torno a un proyecto de gobierno y de futuro; en permanente disposición y desafío para unas elecciones libres, limpias y democráticas en Guinea Ecuatorial, no soy (ni somos) el problema. Sí, lo son quienes, pretenden que yo sea la simple continuidad del problema de mi país. Un simple “BUEN MUCHACHO” colonial, que se basta con zambullirse en el lago, ya fétido, de la corrupción.

Soy muy partidario de que las potencias, sea el número ordinal que ocupen en el mundo, lo demuestren salvando, no hundiendo, a los pueblos humildes.