lunes, 27 de octubre de 2008

El boom petrolífero atrae emigrantes de otros países de África occidental


Malabo (Agencia Fides)-

El “boom petrolífero” provocado por la reciente explotación de las reservas de crudo atrae cada vez más emigrantes a Guinea Ecuatorial, pequeño Estado que se asoma el golfo de Guinea y que se ha convertido en el tercer productor africano de petróleo.

Las autoridades locales calculan que un tercio de la población – más de 300 mil personas – es de origen extranjero, y que la mayor parte de los emigrantes han llegado de manera ilegal.

Los primero emigrantes comenzaron a llegar hace 10 años de Nigeria y Camerún. Una parte de ellos lo que buscaba era una visa fácil para la Unión Europea, pero en este momento la mayor parte de los emigrantes clandestinos se queda en el país.

La llegada de las multinacionales petroleras ha creado un movimiento que necesita de mano de obra, de hoteles y restaurantes, de jardineros y chóferes para los técnicos, americanos y europeos, de la industria petrolera.

La demanda de trabajo ha llevado también a un importante flujo de trabajadores provenientes del exterior, sobre todo de otros países de África central y occidental: Camerún, Gabón, Burkina Faso, Malí y Nigeria. También hay trabajadores provenientes de Paraguay, República Dominicana y otros países latinoamericanos que trabajan en hoteles, restaurantes y otros negocios. En las obras de construcción la mayor parte de los trabajadores cualificados y técnicos son emigrantes provenientes de países africanos de la zona francófona, o también empleados contratados de China, África del Norte, Líbano, Irán y otros países.

Los emigrantes con más iniciativa han iniciado pequeñas actividades comerciales suscitando la envidia y el temor de la población local. En la capital de Guinea Ecuatorial, Malabo, se pueden encontrar joyeros y dueños de restaurantes senegaleses, comerciantes de arte de Nigeria, negociantes de China, Líbano o Benin, así como vendedores ambulantes de Malí. Se ha creado una economía paralela fuera del control estatal.

En el 2007 el gobierno prohibió a los ciudadanos de países de África occidental establecer negocios alimenticios. Los negocios de propiedad de senegaleses y de otras nacionalidades se han visto obligados a cerrar o han sido intervenidos por el Estado. La vida de los emigrantes, como también la de los ciudadanos del país, debe sufrir el control de uno de los regímenes menos democráticos de África. En el 2004, en Malabo, más de mil emigrantes fueron arrestados, golpeados y expulsados como consecuencias de las medidas que se dieron contra un presunto golpe de Estado.

(L.M.) (Agencia Fides 23/10/2008)