lunes, 18 de marzo de 2024

TODOS SOMOS AFRICANOS: LA HISTORIA DE NUESTRO ANCESTRO COMUN

                              


Por Juan Cuevas Secretario de formación del PPGE

La humanidad comparte una cuna común: África. Nuestro continente no solo alberga los paisajes más variados y ricos de nuestro planeta, sino también las raíces de todos los seres humanos actuales. La ciencia, a través de estudios genéticos y arqueológicos, ha descubierto evidencias incontestables que trazan el linaje humano hasta una sola mujer africana, conocida afectuosamente en el ámbito científico como la 'Eva negra'. Este descubrimiento, realizado en 1986 por investigadores de la Universidad de California, Berkeley, y posteriormente confirmado por genetistas de la Universidad de Oxford, ha revolucionado nuestra comprensión sobre los orígenes humanos, demostrando que todos descendemos de africanos.


La 'Eva negra' vivió hace aproximadamente 150,000 años en el Edén africano. La clave para desentrañar este misterio ha sido el ADN mitocondrial, heredado exclusivamente por línea materna. Esta evidencia científica nos muestra que, a pesar de las vastas diferencias culturales, lingüísticas y físicas entre las poblaciones humanas actuales, todos compartimos una ancestro común femenina. Esta mujer, una bosquimana de África Central, es la matriarca de todos nosotros.

Desde África, los descendientes de Eva emprendieron un viaje épico, impulsados por la búsqueda de recursos, la necesidad de escapar de conflictos y de desastres naturales. Este deseo de migrar, profundamente arraigado en nuestro ADN, ha sido una herramienta de supervivencia desde el amanecer de nuestra especie. Nuestros ancestros se dispersaron por todo el mundo, cruzando continentes y mares, desde el Cuerno de África hasta Asia y Europa, y finalmente las Américas.

Esta historia de migración y supervivencia nos deja con dos lecciones fundamentales. Primero, que los conceptos de tribalismo, racismo, clasismo, nacionalismo e integrismos carecen completamente de fundamento, ya que somos una sola familia humana. Segundo, que las migraciones han sido y siguen siendo una estrategia de supervivencia esencial para nuestra especie.

Eva, la mujer de piel oscura cuyo legado vive en cada uno de nosotros, nos recuerda nuestra conexión común y la rica diversidad que ha surgido de nuestra historia compartida. Como dijo Richard Dawkins, "todos llevamos África en nuestra sangre, y nuestros huesos pertenecen a su tierra. Todos somos africanos".

Esta revelación no solo enriquece nuestra comprensión del pasado humano, sino que también debe informar nuestra visión del presente y del futuro. En un mundo cada vez más globalizado, pero también dividido, recordar nuestra herencia común puede ser un poderoso antídoto contra la división y el prejuicio. La migración, lejos de ser vista como una amenaza, debe reconocerse como una constante en la historia humana, una fuerza que ha contribuido a nuestra capacidad de adaptación y supervivencia.


La historia de Guinea Ecuatorial, marcada por periodos de colonización, lucha por la independencia y por la opresión de dos salvajes dictaduras, es un testimonio de la resistencia y la fortaleza inherentes a la experiencia africana. Así como nuestros ancestros emigraron en busca de mejores oportunidades y seguridad, la gente de Guinea Ecuatorial ha tenido que emigrar y exiliase impulsada por la misma fuerza y esperanza que caracterizaron a nuestros antepasados mas remotos.


La narrativa de la 'Eva negra' y el legado compartido de nuestras raíces africanas resaltan la cohesión intrínseca de la humanidad. Al explorar el épico viaje de migración de nuestros antepasados, se nos brinda la oportunidad de reconocer la riqueza y la complejidad de nuestro pasado colectivo, incentivándonos a cultivar un futuro en el que prime la inclusión y el entendimiento mutuo. En este espíritu de unidad y diversidad, el Partido del Progreso se compromete a ser un catalizador de convergencia y armonía, reflejado en nuestra propia diversidad étnica, religiosa y cultural. Este compromiso subraya nuestro deseo de construir puentes, no barreras, entre nosotros, actitud imprescindible para poder transitar con éxito de la dictadura hacia la democracia.