lunes, 26 de diciembre de 2022

¿QUIÉN DEBE GOBERNAR GUINEA ECUATORIAL?


Por  pergentino Tito Oyono Nguema Secretario de FINANZAS del Partido del Progreso.


Con mi nueva entrega, quiero hacer un análisis exhaustivo sobre la caótica  situación de nuestro país, que lleva ya más de medio siglo sumido  en el abismo. Como ya es habitual en mis entregas, siempre  trato  de implicar  y entablar un diálogo con el lector...Aquí yo expongo y formulo una pregunta, quizás sea una de las más complejas de hallar la solución..., nuestro país necesita un gobernante sin coba y afable, un  gestor honrado, convincente y pragmático, ante un pueblo desesperado por reencontrarse con su estabilidad socioeconómica y moral. Un dirigente poco amante de las suntuosidades, que convenza a todos los rincones de la geografía nacional, sin tintes tribalistas  ni  regionalistas. Un dirigente con empatía y dialogante. 

Como todos sabemos, esto no es un  ejercicio fácil ni baladí, sabemos de la poca honra con la que los políticos de turno han ejercitado su deber y obligación de cumplir con el pueblo. Haciendo un profundo análisis sobre la caótica situación de nuestro país tras los 55 años de independencia, es llanamente llamativo y sencillo deducir que el asocio de las costumbres y estructuras rudimentarias a la vida moderna han socavado nuestra moral y progreso como pueblo, ilusión y con muy pocas perspectivas.

Ser dirigente de una nación, es  elegir y apreciar lo mejor para el pueblo, porque los gobernantes son los que eligen la senda a seguir de un pueblo; si optan por el mal, la maldad cundirá a toda la sociedad, si por el cambio, su elección fuese para el  bien,  también la sociedad asimilará tal bondad para su mejora. 

Gobernar un país con buenos modales, debería ser un ejercicio  y un acto de pulcritud para el beneficio de todos y no convertirse en un circo familiar, tribal, ni mucho menos regionalista y clánico. Porque la sazón de gobernabilidad de nuestro pueblo, debe recaer en una persona bien curtida, honrada, perfecta y con ahínco de mejorar y restablecerse la maltrecha relación existente entre el "llamado Estado de Guinea Ecuatorial" con la comunidad internacional; y por tanto, con el pueblo. 

Nuestro país, durante 55 años de independencia, siempre ha llevado la etiqueta de gobiernos dictatoriales, clánicos, regionalistas, tribales con estructuras antimodernas; fundamentadas en creencias ancestrales sin aporte de modernidad para el desarrollo  propio  de  una sociedad actual apoyada en las nuevas tecnologías y en el pensamiento. ¿Cómo se explica que un pequeño país, sin apenas un millón de habitantes, con una renta per cápita nominal de 29.000$, no haya políticas sociales que amparen la población?. Existen familias monoparentales por doquier, desamparadas sin ninguna protección del Estado, a pesar de los cuantiosos ingresos procedentes por la venta  del petróleo y gas cifradas en más de 3,3 billones (3,300.000.000.000 de Francos cefas) anuales.

A día de hoy, nuestro país si fuese gobernado por una élite competente y cabal; de los ingresos procedentes de nuestros yacimientos, deberíamos gozar de una equidad reflejada en el   coeficiente de GINI, en función de nuestra riqueza nacional y en proporcionalidad de la poca población del país. Pero no es así, todo el erario público se desvía  entre camarillas, amiguetes, familiares de la oligarquía y sus amoríos, por las puertas giratorias, etc. Guinea Ecuatorial, a día de hoy, se puede afirmar que es un Estado fallido y requiere una refundación; refundación que debe iniciarse abriendo las puertas de par en par  para que los hijos oriundos de nuestro país se sienten en     una misma mesa para dialogar y llegar a un entente cordial para solucionar el espinoso problema que ha desmantelado nuestra sociedad para el bien de todos y del futuro de nuestros hijos.

Nuestro país necesita ser gobernada por una persona honrada y sustancialmente generosa que haya sido formada y  que haya convivido con el occidental, para que pueda resolver los arduos problemas que adolece nuestro país con el apoyo de occidente como garantía de prosperidad y de respeto de los derechos humanos, como en cualquier sociedad plural. Porque en Guinea ecuatorial, después de 54 años de independiente de nuestra metrópoli, hemos vivido y convivido con las dos peores dictaduras férreas y sanguinarias y bajo ningún concepto nuestro país puede soportar más la presencia de un individuo fatuo al frente de nuestra jefatura de Estado, porque las consecuencias de nuestra historia son premisas en dolor y sufrimiento.

La gresca continua, permitida y autorizada  en el seno de una  administración tan diminuta como la nuestra, por la influencia y la presencia de elementos clánicos y tribales, dificulta en gran medida cualquier  atisbo de desarrollo. Por tanto, nuestra sociedad debe redimirse de esa oligarquía para reencontrarse con el desarrollo y los buenos modales que asimilemos y heredemos de nuestra metrópoli.

Sin ninguna explicación oficial, el gobierno de Guinea se encuentra inmerso en un largo período de recesión económica, iniciada en el año 2012, y a pesar de que dichos desequilibrios macroeconómicos han disminuido según el FMI, estos se prolongarán hasta al menos el año 2024. Guinea es uno de los países que ha experimentado una mayor caída de su PIB (en -5,7%), pese a haber alcanzado uno de los mayores superávit nunca conocidos en la historia de nuestro país entre los años 1995 al 2006...