Obiang y su familia ha considerado siempre a Guinea Ecuatorial como de exclusiva posesión. Así, en la práctica, el erario público y los bienes personales del dictador han sido siempre la misma cosa: una saca común de la que ha ido disponiendo caprichosamente todo lo que necesitaba en cada momento. Y no solamente el dinero, sino también la tierra, los edificios, y hasta las personas, los ha considerado como de exclusiva propiedad. Obiang ha venido detrayendo y derrochando nuestro dinero a su libre albedrío, y sin ningún tipo de control, expropiando y desposeyendo de tierras y de casas a los guineanos, acaparándolas para él y para el resto de su larga familia y allegados. Sobre las personas, también ha sido el dueño de su destino, encarcelando a los opositores, violando a las mujeres, matando y expatriando a todo aquel que se ha atrevido a oponerse a sus planes de dominio absoluto sobre Guinea Ecuatorial.
Todos los guineanos nos hemos topado, de una o de otra forma, con la sinrazón y la barbarie de un dictador que se ha creído un dios, con derecho sobre nuestras haciendas, sobre nuestros cuerpos y hasta sobre nuestras almas.
El Partido del Progreso ha vivido en su propia carne esta terrible experiencia, con una larga historia hecha a base de violencia contra nosotros, en la que muchos de los miembros han perdido la vida, otros han sido detenidos y encarcelados, muchos están atrapados en el interior de Guinea, marginados, apestados de la dictadura y de aquellos que sirven a Obiang. Su Presidente Severo Moto y un gran número de miembros del partido vivimos (malvivimos, esta es la realidad) en un ignominioso exilio, alejados de nuestras familias, sin poder participar en la vida pública de nuestro país, y sin poder retornar a Guinea. Esta es la cruda realidad que vivimos en Guinea, de la que parece no haberse enterado algunas de las grandes potencias con intereses en nuestro país.
El derecho que tenemos los guineanos (en su conjunto) a ser los dueños de los bienes y recursos de nuestro país, de nuestras vidas y también de nuestro destino, está expresado y recogido ampliamente en el derecho internacional y en muchas de las resoluciones de Naciones Unidas:
Afirmamos que los pueblos pueden, para sus propios fines, disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales sin perjuicio de las obligaciones resultantes de la cooperación económica internacional, basada en el principio del provecho mutuo, y del derecho internacional....(De la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1960).
En estos últimos años el dictador se ha estado esforzando en su sucesión y dejar en herencia la Jefatura del Estado a alguno de sus muchos hijos, como si se tratase de un reinado absoluto o de una empresa privada. Ya sabemos las dificultades que ha tenido con el disoluto Teodorín, el preferido de Constancia. Tampoco ha podido situar como heredero a Gabriel Lima, el todopoderoso ministro de Hidrocarburos, hijo de su segunda esposa la santotomense Celestina Lima, acusado de latrocinio y con grandes negocios en Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Singapur y Canadá.
Nos dicen que ahora Obiang ha puesto el ojo en otro de sus hijos, Hasan, para que le sustituya. Sabemos que este último no es nada diferente a los dos anteriores, como rama de un mismo tronco, adolece de los vicios propios de la familia y participa de la misma inclinación hacia el mal, igual que su padre y el resto de sus hermanos y hermanastros.
No es posible que a estas alturas, Obiang Nguema se ponga en el centro de la solución para acabar con la tragedia de Guinea Ecuatorial, cuando precisamente él ha sido el causante de la misma. Todos los guineanos saben ya que el dictador es su principal enemigo, y que él y toda su familia deben desaparecer de sus vidas, ya que encarnan la miseria y la muerte.
Por otra parte, la propia dinámica en los países dictatoriales de la zona, está recorriendo precisamente el camino contrario: todos los dictadores y sus regímenes están cayendo uno tras otro, como si se tratara de fichas de dominó.
El dictador vive recluido en su propia endogamia y no sabe percibir que los signos de los tiempos se encaminan precisamente hacia la eliminación de toda dictadura. Tampoco es capaz de advertir el gran hartazgo de los guineanos hacia su persona, situación que puede provocar un levantamiento generalizado de la población contra el dictador. Insurrección que no finalizará hasta acabar con Obiang y con su familia. Es posible que este levantamiento acarree víctimas, ya que el odio que los guineanos están acumulando contra el dictador es grande y puede estallar de forma virulenta y descontrolada.
El Partido del Progreso, junto a un grupo de partidos opositores exiliados, sigue insistiendo en buscar una SALIDA INSTITUCIONAL para Guinea. Una TRANSICIÓN PACIFICA hacia la democracia, como único camino para comprometer a la mayoría de los guineanos en esta tarea y evitar un inútil derramamiento de sangre.
La pelota está echada en el tejado de todos, también en el de Obiang, ahora nos toca a todos demostrar nuestro sentido común y nuestra altura de miras para con nuestro país y para con los guineanos de ahora y con los de las generaciones futuras.