Juan Cuevas, Secretario de Formación del PPGE
El reciente periplo europeo del dictador Teodoro Obiang Nguema, iniciado el pasado 25 de noviembre con su llegada a Belgrado, Serbia, vuelve a poner en evidencia las peligrosas alianzas que establecen los regímenes autoritarios para consolidar su poder. Oficialmente, la visita tenía como objetivo estrechar relaciones comerciales y educacionales con Serbia, pero en la práctica, todo apunta a acuerdos relacionados con la compra de armamento. Serbia, conocida por su exportación masiva de armas a África, especialmente al Sahel, no ha mostrado ningún interés tangible en iniciativas educativas que beneficien a Guinea Ecuatorial, dejando claro cuáles son las verdaderas prioridades de esta “alianza”.
Obiang, conocido por su cinismo y arrogancia al afirmar públicamente que es dictador porque dicta normas, ha establecido una dinastía en la que su hijo, Teodoro Nguema Obiang Mangue, no solo ha heredado el poder de facto, sino que lo ha reforzado declarando abiertamente en ruedas de prensa que Guinea Ecuatorial es una dictadura y nunca será una democracia. Obiang, en su desesperación por no perder el poder, está dispuesto a lo inimaginable, incluyendo la desestabilización de toda la región del Golfo de Guinea. Su objetivo es claro: evitar rendir cuentas ante un tribunal internacional por los crímenes que ha cometido contra su propio pueblo.
Serbia y su rol como proveedor de armas
Serbia, uno de los principales exportadores de armas al Sahel durante más de una década, desempeña un papel crucial en el suministro de armamento a gobiernos y grupos armados en la región. Según Amnistía Internacional, las armas serbias vendidas legalmente a países como Burkina Faso han sido desviadas a manos de grupos yihadistas que operan en el Sahel, agravando los conflictos armados. Fusiles de asalto M92 y M05, junto con ametralladoras M02 Coyote, fabricados por la empresa serbia Zastava, han sido identificados en videos publicados por estos grupos, evidenciando el desvío de armamento y su uso en masacres de civiles.
Desde 2015 hasta 2020, Serbia exportó más de 25.000 fusiles y carabinas, junto con ametralladoras y pistolas automáticas a gobiernos de la región, ignorando los riesgos de desvío hacia grupos no estatales. Este tipo de exportaciones no solo violan el Tratado sobre el Comercio de Armas, ratificado por Serbia, sino que también alimentan la violencia que ha provocado más de 6.000 muertes civiles y desplazado a más de un millón de personas en Burkina Faso, Níger y Malí entre 2017 y 2021.
Obiang y la estrategia de militarización
La visita de Obiang a Serbia se enmarca en un contexto de creciente aislamiento internacional del régimen ecuatoguineano. Su gobierno, en busca de “socios estratégicos”, ha optado por aliarse con países que tampoco respetan los derechos humanos. Inspirado por la consolidación de regímenes militares en el Sahel y respaldado por fuerzas mercenarias rusas y bielorrusas, Obiang ha intensificado un proceso de militarización que solo sirve para mantener el control sobre la población y perpetuar su poder.
Este enfoque no solo ha llevado a la expulsión de empresas internacionales como ExxonMobil, provocando un aumento del desempleo y el hambre en Guinea Ecuatorial, sino que también ha empujado al país hacia una dependencia de socios que no respetan los derechos humanos ni la soberanía nacional. En este contexto, el régimen se ha abierto a regímenes abyectos que exportan guerra y violencia, sin importar el costo humano para los ciudadanos de Guinea Ecuatorial.
El dictador busca reforzar su poder mediante la compra de armas serbias para amedrentar a su población, mientras asegura la perpetuación de un sistema basado en el latrocinio, el crimen y la opresión. Esta militarización no solo representa una amenaza para los guineanos, sino también para toda la región del Golfo de Guinea, cuyo equilibrio podría verse seriamente comprometido por las acciones de un régimen dispuesto a sacrificar la estabilidad regional en su afán de mantenerse en el poder.
Denuncia y llamamiento a la Comunidad Internacional
Estas alianzas no representan al pueblo de Guinea Ecuatorial, sino a un régimen que ha vendido la soberanía nacional a intereses extranjeros, sumiendo al país en el hambre, la miseria y la represión. Los pactos con gobiernos no democráticos y exportadores de violencia como Serbia no solo perpetúan el crimen y el latrocinio, sino que aseguran que el legado de destrucción de la familia Obiang trascienda su propia existencia.
Por ello, denunciamos ante la Comunidad Internacional esta deleznable alianza entre la dictadura ecuatoguineana y los países que contribuyen al desorden global mediante la exportación de armas y el apoyo a regímenes opresores. Hacemos una llamada urgente a las democracias del mundo para que actúen en defensa del pueblo ecuatoguineano, rechazando estas relaciones peligrosas que no hacen más que perpetuar la opresión y el sufrimiento de nuestra nación.