Por Armengol Engonga Ondo.
Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Las secuelas de las dos
dictaduras en Guinea Ecuatorial han dejado una profunda marca en la historia
del país. Tras nuestra independencia de España en 1968, los guineanos
albergábamos esperanzas de un futuro prometedor en libertad y desarrollo.
Soñábamos con mejorar la herencia y el legado histórico español, que incluían
aspectos como una buena sanidad, educación de primer nivel y un sistema
productivo en ascenso. Este sistema cubría con suficiencia las necesidades
básicas de la sociedad guineana de la época.
Curiosamente, contábamos con dos
Diputaciones Provinciales, una en Bata y otra en Santa Isabel (actual Malabo),
que desempeñaron un papel crucial en el desarrollo de los pueblos, tanto en
agricultura, educación como en infraestructuras. Estas instituciones fueron
pilares fundamentales para el progreso de Guinea Ecuatorial en sus primeros
años como nación independiente.
Sin embargo, el inicio de la
independencia bajo el primer presidente, Francisco Macías Nguema, transformó
nuestro país en un auténtico infierno para todos los guineanos durante 11
largos años. El segundo dictador, sobrino de Macías, tras derrocar a su tío en
1979, se convirtió en el mayor flagelo de nuestro pueblo y el dictador más
longevo del mundo actual, acumulando 44 años en el poder. Su régimen ha
perpetuado la represión y el abuso de poder, consolidando un sistema que
prioriza el enriquecimiento personal y la perpetuación del control sobre la
voluntad del pueblo, a menudo con altos cargos y dirigentes con severas
limitaciones intelectuales. Además, por si parece poco, estos regímenes fueron
tremendamente violentos, irracionales e incívicos.
La sociedad guineana ha sufrido
daños personales, psicológicos y materiales durante estos 55 años. Los
cementerios están llenos de nuestros seres queridos, y la cicatrización de las
heridas psicológicas llevará mucho tiempo para aquellos que han padecido
directa o indirectamente la virulencia de esta etapa cruel de nuestra historia
reciente. Es comprensible que las fuerzas políticas y la sociedad civil
guineana estemos trabajando arduamente para lograr el cambio político necesario
en nuestro país y el inicio de una transición política hacia la conquista de
nuestras libertades civiles, el estado de derecho, la democracia y el
desarrollo de Guinea Ecuatorial. Es lógico que nosotros, las fuerzas políticas,
y la sociedad civil guineana nos esforcemos al máximo para lograr un cambio
político necesario y el inicio de la transición hacia la democracia y el
desarrollo. Este es un momento crucial en nuestra historia, donde la unidad y
la determinación son fundamentales para superar las adversidades y construir un
futuro más justo y próspero para todos los guineanos.